Barbie está encima de la barbacoa
———————————————
Me dejo guiar por Eren mientras esa canción típica de fiestas retumba en la casa de Jean. No sé cuántas horas han pasado en lo que bailamos y hablamos con amigos, Eren lleva un vaso en la mano, a diferencia de lo que puedan pensar Eren no suele beber, y ha tenido ese vaso durante toda la noche.
Aunque nos gusta salir a divertirnos, ninguno de los dos le ha encontrado el sentido a emborracharse y perder la memoria sobre esa noche, o perder el control sobre nosotros mismos.
Hubo un tiempo donde los Jaeger prácticamente habían perdido todo, fueron días muy oscuros para la familia. Eren y Zeke estuvieron casi todo el tiempo en nuestra casa por pedido de su madre. Grisha, el amable señor Jaeger que siempre me obsequiaba dulces, se había vuelto loco. No fue hasta de grandes que comprendimos que Grisha había caído en el alcohol y las drogas debido a la frustración de perderlo todo.
Un día de regreso de la escuela fuimos a casa de los Jaeger sin saber cuánto nos arrepentiríamos luego de desobedecer a mi madre. Allí estaba Grisha, eufórico, furioso. Gritaba sin lograr formular ni una sola palabra, se tambaleaba y no dejaba de caerse. La sala estaba hecha un desastre.
Fue cuando Grisha insultó a la mamá biológica de Zeke que este reaccionó, y atacó a su propio padre. Recuerdo haber llorado de miedo, quería irme, quería huir. Pero la mano de Eren no me soltaba, él no lloraba, miraba la escena pacíficamente.
En un buen momento logré llamar a mi casa y mis padres aparecieron rápidamente junto a Carla. Grisha Jaeger fue internado para tratar sus problemas, y mientras tanto mi padre ocupó su lugar y logró salvar el patrimonio de la familia.
Esa misma noche, cuando estábamos en mi cuarto en silencio, Eren dijo lo que sentenciaría nuestras vidas adolescentes.
- ¿Lo has visto? Era patético. No debemos dejar que nunca nadie nos vea así, Leo. Nadie nos respetará, destruiremos nuestras vidas y seremos el hazme reír en todos lados. Lo entiendes, ¿verdad?
Yo no quería que nadie se riera de mí, ya tenía suficiente con los niños que me tiraban del cabello en clase porque para curar mi ojo perezoso, debía usar un parche en uno de mis ojos.
No quiero que nadie me señale y se ría de mí, menos por algo que puedo evitar como beber.
-Pero miren quien ha venido-exclama Jean a nuestro lado, ambos volteamos hacia la puerta, donde Mikasa Ackerman ingresa claramente incómoda, lleva un vestido que constantemente está acomodando, y por lo menos se ha puesto zapatillas que le permiten caminar con normalidad-Tú la invitaste, ¿no Eren?
-Hay que ser amable-dice sin importancia, vuelve a voltear y me abraza escondiendo su cabeza en mi cuello.
-Entonces...-insinúa Jean.
-Toda tuya-respondió Eren.
-Creí que ibas a saludarla al menos-confieso pasando mis brazos por su cuello.
- ¿Para?
-No sé...Tú la invitaste, probablemente ella espera eso.
- ¿Desde cuándo importa lo que ella espera? -se aleja de mi cuello, rozando nuestras narices-Si ella vino genial ¿no? , quise ser amable, quise que empiece a vivir una vida adolescente normal con sus compañeros de salón, nadie dijo que debo ser yo quien la acompañe siempre.
No estaba tan de acuerdo, si a mí me invitan a una fiesta donde no conozco a nadie, esperare que esa persona en cuestión me ayude a integrarme. Pero también probablemente, de estar en la situación de Mikasa, aprovecharía el impacto de estar aquí y entablaría conversaciones como quien no quiere la cosa, tarde o temprano te integras o al menos logras no aislarte.
ESTÁS LEYENDO
Cliché │ Eren Jaeger
Fiksi Penggemar| Me canse de que usen mi corazón. Porque al final ser la buena no me funciono.