Capítulo único

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Los días en Konoha Inc. eran usualmente bastante monótonos. Los empleados llegaban todos los días a la misma hora, realizaban su trabajo y se retiraban a sus hogares para realizar la misma rutina al día siguiente.

La mayoría considerarían el trabajo aburrido, a veces algo cansado, pero no más allá de eso. Shikamaru lo llamaría nada más y nada menos que un fastidio.

Oh, pero no se confundan. El empleo pagaba bien, estaba dentro de sus capacidades profesionales, sus compañeros de trabajo no eran mal intencionados ni demasiado problemático, incluso eran muy buenos amigos entre todos... Es más, dos de ellos eran amigos suyos desde secundaria. Por azares de la vida terminaron laborando en la misma empresa y mismo departamento a pesar de haber estudiado cosas diferentes.

Sakura, por ejemplo, había estado en su mismo salón de clases por dos años, mientras que Kiba estuvo en su mismo año pero siempre en otro salón. A Ino, por otro lado, la conoció cuando empezó su vida laboral en su trabajo actual.

Los cuatro compartían una misma oficina, cada uno con su propio escritorio, computador y espacio de trabajo. Como equipo funcionaban bien. Realizaban sus tareas tranquilos, conversaban de vez en cuando y, en general, estaban satisfechos con lo que tenían. Sin embargo, si tuviera que destacar algún detalle que no fuera tan positivo sería...

—Han tenido toda la semana para terminar el avance. Ninguno de ustedes se irá de aquí hasta que ese informe esté en mi escritorio, no importa si tienen que pasar la noche aquí. —ah, su querido, querido jefe, Sasuke Uchiha.

Era un hombre alto de complexión delgada pero fuerte, con piel pálida y ojos y cabello tan oscuros como la noche. Un hombre atractivo, según prácticamente toda alma dentro de ese edificio, popular especialmente entre los omegas, aunque también había muchos betas e incluso alfas que suspiraban por él por alguna razón que Shikamaru jamás lograría comprender. El tipo tenía una personalidad de mierda, eso le mataba cualquier atractivo que pudiera tener, en su opinión.

Uchiha nunca les gritaba, pero su voz era lo suficientemente profunda y poderosa como para ponerle la piel de gallina a cualquiera, especialmente si se encontraba molesto. En otras palabras, hablaba así todo el tiempo. Normalmente no expresaba muchas emociones en su rostro. Parecía como si siempre llevara una máscara puesta, la cual solía desvanecerse un poco cada vez que fruncía el ceño con fastidio.

Su presencia en la oficina era imposible de ignorar. Solo con ella Kiba se ponía a temblar como una hoja. Por suerte, el hombre tendía a dar su comunicado y retirarse justo después, sin tener la voluntad de invertir más tiempo con sus empleados.

— ¡Joder! —exclamó el Inuzuka, pasando una mano por sus cabellos castaños con exasperación. — ¡Ese maldito informe!

Sakura suspiró.

—Y yo que quería llegar temprano a casa para ver el estreno del final de temporada de mi dorama favorito. —se lamentó la pelirrosa desde su escritorio.

—Yo planeaba sorprender a mi esposo con su comida favorita por su cumpleaños. —se quejó Ino.

— ¿Pero que Sai no cumplía años la otra semana? —cuestionó un confundido Kiba.

La rubia se encogió de hombros.

—Necesito practicar hasta que me salga perfecto.

Shikamaru los oyó lloriquear por un rato más, pensando vagamente que Temari, su pareja, probablemente lo haría dormir en el sofá por no llegar a cenar. Su querida esposa era una beta, pero tenía el carácter peor que muchos alfas que había conocido. En fin, no es como si pudiera hacer algo al respecto. Ahora solo le quedaba trabajar y aguardar lo inevitable.

Querido jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora