—¿Pero qué dices, pedazo de guarro? —digo, golpeando su brazo.
Él se ríe pero se levanta a por otro par de calzoncillos suyos para mí.
—Gracias. —digo, agarrandolos y poniendomelos con cuidado de que la camiseta no se levante para impedir que el pervertido a mi izquierda me vea mi cosita.
—De nada. Y luego no me digas que no te lo he advertido, esa ropa no va a durar mucho en tu cuerpo.
Le vuelvo a golpear el brazo.
—¿Quieres dejar de decir tonterías?
Dylan sonríe y hace como si cerrara su boca con cremallera. Pongo los ojos en blanco y me acomodo en la cama para hacer lo único que me apetece estos días; dormir.
El empalagoso de Dylan no dura ni un minuto para acercarse a abrazarme. Se pega a mi espalda todo lo que puede y mi estómago da un vuelco cuando soy consciente que mi culo y su polla están totalmente pegados.
—Dylan, como yo note que tu amiguito se mueve solo un poco me voy a enfadar.
—No prometo nada.
—Imbécil.
—Gracias, yo también te llevo en mi corazón.
—Pues yo no, porque no tengo.
—Si que tienes y seguro que si que estoy en él, lo único que estoy a oscuras porque tienes un corazón oscuro.
—¿Qué?
—Corazón oscuro... Oscuridad... Estoy a oscuras... ¿Entiendes? —se ríe en mi oreja.
—Dios. —me llevo la mano a la frente. —Dylan cariño, no vayas nunca a un concurso de chistes.
—Ya, me echarían por profesional.
—Si, eso seguro.
Lo escucho suspirar muy cerca de mi oreja y mi estomago da un vuelco. Quiero decirle que se aleje de ahí, pero a la vez no quiero. uff que frustrante es ser yo, nunca sé lo que quiero.
Siento sus brazos que rodean mi cintura apretar su agarre y estrecharme aún más contra él. Dylan me olisquea el cuello ligeramente pero yo me doy cuenta y sonrío, no sé por qué.
—Hueles a mi. —susurra, con la voz más ronca de los normal, de repente.
—Teniendo en cuenta que he usado tu gel de baño, tú champú y llevo una camiseta tuya... Tiene sentido.
—Me gusta.
—Vale.
—¿Por qué te has puesto tensa?
—No... No me he puesto tensa.
—Ya, claro.
Suspiro, sabiendo que no voy a mentirle.
—No lo sé. —confieso.
—¿Eh?
—Que no lo sé, no se por que me he tensado.
—Así me gusta, hablando las cosas.
Sonrío. Dylan empieza a apartarme el pelo para posar sus labios en la parte de atrás de mi cuello y simplemente depositar un pequeño beso ahí.
Trago saliva.
Siento su nariz rozar ahí mientras baja un poco, se detiene y deposita otro beso ahí.
Suspiro. Nunca pensé que dos besos podrían gustarme y calentarme tanto. Nuca pensé que estaría haciendo esto, estar en los brazos de alguien mientras me besa el cuello.
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BAILANDO SOBRE EL MAR ✔️
Romantizm«Fue como una ola arrasadora; me dejó tirada en la orilla y sin bañador» «Si esto es acto del destino... que alguien me dé su dirección para ir a cagarme en sus muertos» (...) Grace se va a pasar el verano con su hermano mayor en un intento desespe...