Capitulo 21

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Al entrar a la cabaña, trato de tomar el colchón para poder sacarlo, pero es muy pensado y no tengo tantas fuerzas para poder levantarlo.

En un intento, me aferro tanto al colchón que casi se me viene encima, en ese instante, rápidamente, Patricio se acerca y lo sostiene por la parte de arriba con ambas manos, haciendo que yo ante esto me de la vuelta y aprecie su cara a centímetros de la mía.

—¿Estás bien? —pregunta.

—Que te importa —respondo alejándome de él.

—Eres una grosera. Casi te rompes la cabeza y así me respondes.

—Exacto, casi y ese "casi" estaba muy lejos —respondo antes de salir de la cabaña y dejarlo con el colchón en la manos.

Mientras observo como él saca ambos colchones, decido buscar las almohadas y las sábanas.

—Listo. Está perfecto —digo al momento en que hemos terminado de organizar todo dentro de la carpa.

—Claro que está perfecto, si todo el trabajo lo hice yo —dice, Patricio a mi lado.

—No voy a discutir contigo —digo mientras me alejo de él.

Ya está empezando a oscurecer y ante esto, decidimos turnarnos para utilizar ambos baños: Uno las chicas y el otro los chicos.

Luego de que Hailey saliera del baño y se alistará, es mi tumor de entrar, tomo mi toalla, mi ropa interior y mi pijama, antes de entrar al baño.

Mientras los chicos están afuera, alrededor de la fogata, decido tomarme mo tiempo en la regadera.

Al entrar al baño, coloco mi toalla y mi ropa interior a un lado para empezar a ducharme.
Minutos después, cierro la llave, tomo mi toalla, la envuelvo a mi alrededor y me coloco frente al espejo para lavarme los dientes.

¿Dónde está? —pienso mientras comienzo a buscar el lugar en donde había dejado la parte de abajo de mi ropa interior.

—Pero si la he dejado aquí, ¿se habrá caído? —digo en voz alta, mientras decido agacharme me para ver si se encuentra en el suelo.

—¿Buscas esto? —me paralizo del susto al escuchar a alguien detrás de mí.

Rápidamente, me levanto del suelo y me doy vuelta. Observo como, Patricio se encuentra inclinado en la puerta del baño, con el cabello mojando y alborotado, llevando solo la mitad del cuerpo tapada con una toalla blanca y en sus manos sosteniendo mi braga {tanga} roja.

—¡Dámela! —respondo mientras trato de quitársela.

—¿Rojo? Me gusta —dice mientras la aprecia con curiosidad y cierra la puerta detrás de él.

—¡Devuélvemela!

—¿La quieres? ¿En serio la quieres? —pregunta mientras yo me encuentro paniqueada— Te la devuelvo, pero con una condición.

—¿De qué hablas? ¿Qué condición?

—Que me dejes ponértela —suelta con media sonrisa enmarcada entre sus labios mientras yo estoy completamente pasmada.

—Estas loco, eso jamás —digo mientras vuelvo a tratar de quitársela.

—Tranquilízate, Mack, no te desesperes.

En ese instante no soporte más, me balance sobre él para poder quitársela pero fue algo inútil, lo único que consigo es que ambos caigamos en la regadera.

Estamos tan cerca que no sé que hacer, tan cerca que puedo sentir su verga debido a que me encuentro encima de él, y debo de admitir que pequeña no se siente.

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