03 Perséfone

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Sin darme cuenta, estaba cada vez más cerca de la diosa Perséfone, mi aliento se aceleraba del tal solo pensar estar ante una diosa, hija de Zeus.




—¿Quién es ella?— Preguntó Perséfone.

—Su nombre es Atenas mi señora— Respondió una de las ninfas.

—Sabiduría— Dijo para luego reír leve. —¿Quién es tu creador?— Me miró.

—No lo sé mi señora— Respondí sin verla.

—¿No te creó el dios Zeus?— Respondió sorprendida.

—No soy creación de ningún dios mi señora— La mire. —Creo que seré como una ninfa, soy una creación del bosque

—Esta bien— Se acercó a mi. —Te quedarás con mis ninfas un tiempo, estaras a cargo de los tulipanes

—¿Disculpe?— La miré confundida

—Atenas, de ahora en adelante eres la ninfa guardiana del tulipán, espero hagas bien tu trabajo— Me sonrío.

—Muchas gracias mi señora— Sonreí.






No lo podía creer, ahora era una de las ninfas de la diosa Perséfone, esto era grandioso. Todas ninfas de la diosa Perséfone salían del templo en el que nos encontrabamos, pero tuve un poco de curiosidad por estar en este templo, ya que en mi realidad este templo esta destruido.





Me adentre en el temlo topándome con una habitación muy grande en la cual había una cama muy grande la cuál se veía muy sedosa y comodá, también había un mueble en el que se podían encontrar distintas fragancias de flores pero una logro llamar mi atención. Me acerqué a aquel mueble y tome aquella fragancia "Flor de loto", nunca pensé que existiera una fragancia como esa.




—¿Le ha gustado el perfume?— Dijo la diosa.

—Mi señora yo— Dije devolviendo la fragancia a su lugar. —Perdóneme por entrar en esta habitación— Dije con la cabeza baja.

—No te preocupes Atenas— Sonrió

—Pero mi señora

—No pasa nada Atenas, tu curiosidad es una cualidad muy buena y a la mala

—¿Por que mi señora?— Estaba confundida.

—Tu curiosidad es algo que te puede ayudar a resolver muchos problemas— Tomo asiento en la cama. —Pero también te puede ayudar a crearlos

—Lo tendré en cuenta mi señora

—Ve a descansar, mañana iremos al río junto con las demás ninfas— Me sonrió.

—Si mi señora




Eso fue muy raro ¿Que tenía que ver mi curiosidad con todo esto? Claro que tenía que ver, por mi curiosidad llegué a la habitación de la diosa Perséfone, soy una tonta. Salí del templo para luego encontrarme con una persona que se me hacía familiar.




Afrodita...

El amor de ErosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora