Todo empieza con coqueteo y cosas estúpidas, bromas inocentes, indirectas y de mas, te sientes especial y querida o por lo menos yo lo hice, pues nunca había tenido algo asi, alguien que me siguiera solo por ser yo, quien solo veía luz y alegría, después de todo lo que mas espera con ansias es que le diga que siento lo mismo que mi corazón también se acelera a su mención y los dos enteremos juntos, yo creí que al llegar ese momento asi seria, que sería fácil decirlo y de un momento a otro empezaría a sentir lo mismo, como si sus palabras lo cambiaran todo en mi, como si de repente todo llegará a una solución por arte de magia, pero no, lo único que siento es la opresión en el pecho, pues el dijo te quiero, yo ni siquiera estoy segura de poderle decir me gustas, el dice que soy hermosa, yo solo pienso que su mejor amigo es mas guapo, el me ve como su novia y yo sigo coqueteando y deseando gustar a otro, el me ve como única, yo lo veo como un amigo especial, pero lo que mas duele es que no creo poder decir nunca que lo quiero, pues mi corazón es frío y esta desesperado, soy feliz a medias y la mitad que llamo feliz es totalmente fingida, le miento a todo el mundo, pero mas a mi misma y a el, acepte ser presa de mis mentiras y secretos, pues he aceptado ser novia de alguien que me quiere, que me cuidara y que me "tratara bien", tampoco pensemos en el como una hermosa paloma blanca porque yo sé que las palabras dulces van de la mano con el deseo enorme de poseerme, de poder llamarme suya y eso es enfermo.
El gran problema es que yo me incómodo y me desagrado, me carcome no poder decir la verdad, asi que la única esperanza que queda es que mi corazón deje de latir o romper el suyo, mi opción a elegir creo que todos sabemos cuál sería, pero mi cuerpo sigue si reaccionar, sigo sin poder llegar a esa dulce satisfacción, así que la opción es destruir todo rastro de amor que el tenga hacia mi, siempre tomando las malas decisiones y las más fáciles, así que lo destruí solo así, con arrepentimiento pero con una gran decisión, sin dar un paso atrás, sin siquiera titubear, porque una parte de mi sintió satisfacción al hacer daño.