001

401 61 40
                                    

Ryūnosuke, veinte años de edad, el nuevo Rey del país del Sol Naciente, debía alistarse con elegancia y lujos para el baile real, que sería en el gran palacio esa misma noche.
En el baile, le presentarían a varias jóvenes de familias millonarias, posibles candidatas a ser la futura esposa y Reina de Ryūnosuke. Entre ellas: Naomi, Higuchi y Lucy, las que más convenían, según los padres de Ryū.

El joven Rey azabache, se vestía con desánimo de la ocasión, teniendo de ayuda a Atsushi Nakajima, su acompañante y mayordomo personal. Atsushi era dos años menor que el joven Rey, pero se llevaban tan bien siendo amigos, que ni siquiera recordaban que tenían dos años de diferencia.

Atsushi desconocía el motivo por el cuál sería el baile de esa noche. Notaba bastante serio a su amigo de la realeza, que decidió finalmente preguntarle qué era aquello que le incomodaba.

— Ryū. ¿Qué tienes? Deberías estar feliz por otro baile real... ¿Por qué pareces triste?

— ¿No lo sabes? Ese baile es para que yo o mis padres elijan una chica para que sea mi esposa y sea la Reina.

Hubo un silencio después de esa declaración. Atsushi apretaba sus puños, evitando derramar lágrimas. Sentía un nudo en la garganta y su corazón latía más despacio durante unos segundos.

— B-Bueno, supongo que deberías elegir bien a la mejor. Es con ella con quién estarás toda... La vida... Seguramente vendrán muchas chicas lindas, Ryū.

Trataba de verse animado para animar al Rey, pero sus gestos lo delataban. La sonrisa del albino era con esfuerzo, y hacía lo posible porque su rostro no quedara a la vista de Ryūnosuke, por lo que caminó un par de pasos, dándole la espalda. Sus lágrimas salieron, eran incontenibles. Empezaba a sentir un poco de vértigo con la repentina noticia. No quería que Ryūnosuke se casara con nadie.

— ¿Atsushi? Oye, yo no quiero casarme con ninguna de esas chicas. 

Se aproximaba lentamente, hasta abrazarlo por detrás, rodeando la cintura de Atsushi con ambos brazos, y recargando su mentón en uno de sus hombros.

— Yo quiero casarme contigo, Atsu.

— Tú y yo no podemos estar juntos de esa manera, Akutagawa... Está prohibido, y tiene sus castigos graves. Eres el Rey. Creo que debemos terminar. Olvida todo lo que vivimos juntos... Para un Rey joven, casarse y tener una Reina es una obligación, un deber que debes cumplir. Yo no puedo ser esa Reina que tus padres quieren.

Atsushi se separó del abrazo, y se situó frente a Ryūnosuke, limpiando sus lágrimas y mostrándose algo débil y pálido frente a él. Estaba celoso, adolorido, asustado por la situación. Le quitarían a su amado, y eso le dolía en lo más profundo.

— Ellos quieren una chica Omega. Son tres, de las diez que vendrán. Eres un Omega, Atsu. No necesito a ninguna de ellas.

— Pero soy un chico. ¿Qué padres querrían que su hijo se case con un chico Omega?

— Los míos no. Pero tú y yo somos mayores de edad y debemos tomar nuestras propias decisiones. Ellos entenderán.






¿Quieren drama?

¿Matrimonio arreglado?

¿Boda AkuXAtsu?


REY AKUTAGAWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora