— "¿Por qué?" necesito más que eso para entender lo que preguntas...
— Eres un genio, sabes perfectamente lo que pregunto
Shikadai no quería hablar con ella, sentía como si caminara por una cuerda floja sin equilibrio.
— Es evidente Sarada. Tú eres muy inteligente también, estoy seguro de que no necesites que yo te diga algo
— Pero quiero que lo hagas —Sarada se acercó a Shikadai y, a pesar de que había un escritorio entre ellos, lo tomó por los hombros— necesito que me lo digas y que sea la verdad
— Sarada... —Shikadai tomó sus brazos, pero no los quito, fue como si buscara algún soporte— ...ya no quiero esta vida, quiero cambiarla...
Sarada aguantó la respiración.
No iba a llorar ni un segundo delante de él.— ¿Qué es exactamente lo que no te gusta?
— ¿Por qué? ¿Vas a cambiarlo? —preguntó Shikadai irónico, sabia que aunque lo supiera nada iba a cambiar nada— lo que tú sufres yo lo sufro igual, ahora tengo la oportunidad de que los dos estemos bien
— ¿Alejandote de aquí?
— Exactamente así —respondió Shikadai guardando su última pertenencia en la caja de cartón— ¿Solo has venido a reclamarme?
— Venía a despedirme —aclaró Sarada— has sido un buen consejero teniendo en cuenta las circunstancias, será difícil acostumbrarme a que no estés...
— Creo que nos acostumbramos a eso hace tiempo... —dijo Shikadai, estaba aliviado de que la fiebre de una posible discusión haya desaparecido.
Sarada se acercó a Shikadai y le quitó la caja que tenía en las manos dejándola sobre el escritorio.
— ¿Me vas a dar un abrazo?
— Es lo que se debe hacer ¿no?
Shikadai pensó que el momento sería incomodo, pero se equivoco.
Hace años que no estaban de esa forma, la última vez que la había abrazado fue la noche cuando habían decidió ponerle fin a su relación.
Sentía una melancolía agradable en su pecho y estomago, como cuando llegas a casa y tu madre había preparado tu comida favorita de niño. Así se sentía.
Respiró ondo y pudo oler el perfume, era familiar. Sarada usaba el mismo perfume desde que eran adolescentes.
— Entonces ¿es definitivo? —preguntó Sarada, como si en ella aún hubiera un poco de esperanza.
— Eso creo...
Aún estaban abrazados. Con sus manos en la espalda de Sarada las dudas volvían.
Como si volviera a caer.
Le costaba creer que ya no volvería a abrazar a la mujer que estaba con él en ese segundo, no quería apartarse..
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.— ¿Consejero? ¿En serio? —preguntó Boruto como si trataran de jugarle una broma y no se la estaba creyendo.
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Lejanos || Shikasara
FanfictionLos finales felices no siempre son posibles en su totalidad. La mayor tortura de Sarada y Shikadai no fue separarse de aquel amor joven que vivieron por un tiempo, lo peor fue estar condenados a verse todos los días sabiendo que no podrían estar jun...