Capítulo 7: Explicaciones, Carrera y ¿Celos?

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Después de lo que pasó con Marco, no entendía nada, y ahora menos. No caía. Me quedé mirando al alemán sin entender. Él estaba como si nada, solo miraba hacia adelante. Estaba esperando que dijera algo más, pero no lo hizo. Quise pedir una explicación a semejante comentario, pero no se me ocurrió qué decir. Ambos estábamos en silencio. El ruido de los autos y de los otros tantos que iban en la calle nos acompañaba. Mirando hacia el frente, por fin, hablé

"¿Por qué estás diciendo eso?" Pregunté, pero no lo miré a la cara. No me animaba. Él tartamudeó.

#Tonterías, no me hagas caso." Dijo evitando mi pregunta.

"No creo que sean tonterías. Hablaste sobre proteger mi vida. ¿Qué es lo que quisiste decir?" Esta vez sí lo estaba mirando.

"Es una promesa que le hice a tu padre. Fue hace mucho tiempo, es algo entre él y yo." Dijo de manera amable.

"¿Eso es lo único que me vas a decir?" Lo miré otra vez.

"No, también te voy a decir que te alejes de Marco." Posó su mirada en mí.

"No hace falta que me lo digas. No entiendo por qué mi padre, Mattia o Chiara no me advirtieron de la situación." Pregunté intrigada.

"Dudo que la familia Binotto sepa del asunto, Marco habrá pagado para que no se enteren. Es un niño mimado." Ya habíamos llegado al hotel. Mick estacionó y me miró. Me saludó con un beso en la mejilla y se fue. Estaba tan atontada con todo lo que pasó. Mi cabeza había quedado con un bombo por el terrible dolor. Entré al hotel y saludé al hombre de la recepción. Estaba muy desganada. Me dirigía a mi habitación cuando me crucé con mi padre que salía de la suya. Mi cara de tristeza era notoria.

"¿Cómo te fue en la salida? ¿Con quién saliste? ¿A dónde fuiste?" Me invadió con preguntas.

"Son demasiadas preguntas, padre." Me frené para hablar con él.

"¿Qué fue lo que pasó? Es raro que me digas "padre" y no "papá". Dime, me preocupo por ti." Era verdad, cuando estaba triste o enojada le decía de esa manera, más "fría".

"Marco resultó ser un idiota. Es un machista y golpeador. " Él puso una cara de no estar entendiendo lo que decía.

"Oh hija... Lo siento mucho... Había oído rumores pero no sabía cuál era la verdad. La familia Binotto son buenas personas, no sé por qué actúa de esa manera, cree que todo se soluciona con plata. ¿Te hizo algo? Voy a matarlo." Mi padre puso una cara furiosa.

"Tranquilo... No pasó nada, Mick me trajo." Lo miré con una sonrisa de costado para aliviar su furia, gracias al alemán, yo estaba bien.

"¿Mick? ¿Cómo se enteró?" Me preguntó.

"No lo sé. Tengo algo que preguntarte." Le dije mientras entrábamos a mi habitación de hotel. "Mick me dijo que te prometió que me cuidaría siempre. ¿A qué se refería?"

"No sé si debería contarte, es algo muy personal para él." Me dijo.

"Por favor, dime, prometo no decir nada." Dije haciendo puchero. Esa táctica siempre funciona.

"Está bien. Solo te pido que no le cuentes nada. Espera a que él te lo diga." Hizo una pausa durante unos segundos y prosiguió. "Cuando su padre, Michael, tuvo el accidente, yo me comprometí a cuidarlo y ayudarlo en todo lo que necesitara. Fui el apoyo económico de la familia Schumacher. Corinna se había quedado sin un peso desde el accidente, lo poco que le quedaba lo usó para los tratamientos y los médicos. No tuvo tiempo para procesar lo que había pasado porque tuvo que ocuparse de sus hijos y de su marido que quedó en estado vegetativo. Estaba sola con dos niños. Durante años los ayudé a subsistir. Prácticamente, nos ayudábamos entre nosotros para criar a ellos y a vos. Dos familias que pasaron por tragedias similares. No compartimos sangre, pero sí un amor inmenso que mantuvimos hasta el día de la fecha." Mi padre finalizó. Las lágrimas cayeron por mis mejillas. Era por eso que me sentía tan cómoda con Corinna. Fue como una madre para mí. Son casi inexistentes los recuerdos que tengo, yo era muy chiquita.

"Te agradezco que me cuentes todo esto. Siempre supe que eras la mejor persona del mundo y hoy lo confirmo aún más." Dije mientras lo abrazaba.

"Estoy contándote esto porque merecías saberlo, pero tenés que esperar a que Mick lo haga por su cuenta, es algo muy personal para él." Asentí con mi cabeza.

"Sí, lo sé. No diré nada hasta que él sienta la confianza para hacerlo." Le di un beso en la mejilla a mi padre. Nos despedimos y entré a mi habitación. Estaba en shock por todos los sucesos que habían ocurrido en tan poco tiempo. Decidí distraerme mientras ponía música desde mi celular. Quería despejar mi mente con otras cosas. Me dejé llevar por el ritmo de la música. Sonaba "Kiss Me More" de Doja Cat. Me movía de un lado a otro. Bailar no es mi fuerte, pero lo intentaba. La música no estaba muy fuerte por respeto a los otros huéspedes. Aproveché el momento para ordenar la habitación. Odio limpiar, pero todo es mejor cuando se hace con música. Al terminar, me di una ducha y finalicé el día.

Dos días después, Arnold nos había traído a mi padre y a mí al circuito de Mónaco para presenciar una nueva carrera. Estaba tan feliz de poder volver a ver una. Mónaco tenía ese "no sé qué" que te generaba alegría. Nos acomodamos en la zona VIP, todavía faltaba para que comenzara la carrera, pero él quería saludar a otros ex pilotos. Me senté un rato. Estuve saludando a muchos conocidos de mi padre. Necesitaba un respiro. Una mujer de la edad de mi padre se acercó a mí.

"Tú debes ser Amelia. Soy Pascale Leclerc." Dijo para extenderme su mano en forma de saludo. La tomé y la agité.

"Sí, soy yo. Mucho gusto." La saludé amablemente y con una sonrisa. ¿La madre de mi crush? No me lo creo.

"Tu es plus belle en personne." Estaba por desmayarme.

"¡Pascale! Estoy feliz de verte." Mi padre se acercó a nosotras.

"Igualmente Alberto. Bueno, los dejo. Nos vemos luego." Nos despidió. La carrera estaba por comenzar.

La gente estaba expectante. Desde el balcón VIP podía ver al público que usaba distintas camisetas para distinguirse unos a otros según el equipo al que pertenecían. Saltaban y gritaban apoyando a los pilotos. Un humo de color rojo se vio en el aire. Los fans de Ferrari apoyaban a los dos pilotos de la escudería en competencia, Sainz y Leclerc. La carrera comenzó. Todos los pilotos hacían lo posible para liderar el primer puesto. Daban lo mejor de sí para ganar. Pascale miraba a su hijo con los ojos brillantes. Se notaba que estaba tremendamente orgullosa de su hijo.

Quedaban cinco minutos y Charles estaba en el primer lugar, en el segundo Lewis y en el tercero estaba Mick. Gritaba y saltaba. Había sido una carrera fenomenal. Se anunció el fin y Leclerc salió del auto para abalanzarse sobre los trabajadores de la escudería. Lo levantaron en el aire y lo empaparon en champaña. Cuando nos lo permitieron, nos acercamos a él. Su madre lo abrazó y mi padre lo felicitó. Pude saludarlo mucho después porque otras personas se me adelantaron. El piloto monegasco me abrazó de forma muy cariñosa, demasiado quizás, pero me gustó. Su perfume exquisito inundó mis fosas nasales. El aroma iba acorde con tan hermoso hombre.

"Lewis tenía razón, eres encantadora y bella." Oh... Dios... Mío. Ahora sí estaba por desmayarme de verdad. Lo miré estupefacta. El monegasco plantó un beso en mi frente. Estaba tan feliz, hasta que noté unos ojos penetrándome. El alemán nos estaba mirando serio y con el ceño fruncido. Pasó a mi lado pero me ignoró, no solo a mí, también a su familia y compañeros de equipo. Salió disparado hacia los vestidores, se quitó el casco abruptamente, sin mirar hacia atrás. No se detuvo en ningún momento. A Charles no le importó y siguió saludando a las personas que lo felicitaban. Actué por instinto y seguí el camino que tomó el alemán solo unos segundos atrás. Llegué a los vestidores y me encontré a Gina golpeando la puerta.

"Mick ¿Qué sucede? Abre la puerta por favor." Decía la hermana preocupada. ¿Esto era por mi culpa?

"Déjame solo, por favor." Respondió Mick que, al parecer, no quería salir de allí. Me acerqué a la puerta.

"Mick, soy Amelia ¿Qué es lo que te sucede? Cuéntame." Grité detrás de la puerta para que el alemán pudiera escucharme.

"No quiero verte. Pregúntale a Leclerc si está bien." Definitivamente estaba celoso.

"¿Todo esto es por eso?" Pregunté pero no recibí respuesta alguna.

"Vamos Mick, lo que estás haciendo es muy infantil." Habló Gina. Mientras ella le hablaba aproveché para empujar la puerta y entrar. Lo tomé desprevenido. Había entrado. Me encontré a solas con el alemán que llevaba sus músculos al aire.

Amor a la Alemana | Mick SchumacherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora