Capítulo 15: Sin palabras

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Pov. Narrador:

Después de aquellos besos, Mew si llamo a su padre.

Llamada

Pick: Hola Mew.

Mew: Hola padre, ¿te puedo hacer una pregunta?

Pick: Claro, dime.

Mew: ¿Puedo ir a vivir contigo?

Pick: ¿Te peleaste con tu madre acaso?, a mi esposa no le caes del todo bien Mew.

Mew: No, solo era curiosidad, descuida.

Pick: Claro, te llamo más tarde.

La llamada terminó tan rápido como comenzó, Mew quería sentirse feliz por saber como se sentía Gulf hacia él, pero con lo de su madre, no podía, se sentía miserable, ella tenía razón para Mew.

Escucho como gotas de agua caían fuertemente sobre su ventana, el cielo estaba gris, la noche hacía caer con mucha fuerza el agua, tuvo que cerrar las ventanas porque los fuertes vientos le hacían estremecer y no necesitaba sentirse aún más solo.

Por otro lado, Mindy estaba en su habitación junto a su esposo, Tee. Estaba alterada, quería disculparse con Mew. Sabía que lo había lastimado de todas las formas posibles, y no sabía qué decirle.

—Solo ve y discúlpate. —dijo Tee, tratando de solucionar el conflicto.

—Lo lastimé, Tee. Yo... —no pudo terminar de hablar, porque Pick, su exesposo, la llamó.

—En verdad llamó a su padre. —pensó Mindy.

Al contestar la llamada, Pick le comentó sobre la extraña pregunta de Mew, diciéndole que le había dicho que no, y que se aseguraría de que estuviera bien. Puesto que ese fue el trato que ambos tuvieron al divorciarse: que Mew estuviera bien en la casa donde viviera.

Al finalizar la llamada, Mindy no tenía palabras. Su hijo, en verdad, vio una opción irse de su propia casa por ella.

—Mindy, tienes que hablar con Mew.

—Lo sé, yo lo haré. —dijo, con determinación.

Para la hora de la cena, Mew no bajó a comer. Gulf estaba un poco sorprendido por eso, pero no dijo nada. Al terminar, se fue a su cuarto, mientras que Mindy se dirigió al cuarto de su hijo.

Al entrar, vio a Mew frente a su laptop, buscando departamentos. Si su madre no quería verlo, no tenía que obligarla a hacerlo; simplemente se tenía que ir para que ella fuera feliz.

Mindy se dio cuenta de que había roto el corazón de su hijo, más de lo que había pensado. Se había desquitado con él por los tres años que había pasado. Su hijo no merecía tal cosa.

—Mew... —dijo Mindy, con voz suave.

Mew se detuvo en seco al escuchar la voz de su madre. No quería que lo viera, no después de lo que había escuchado.

—Mew... ¿Podemos hablar? —preguntó Mindy, con un tono conciliador.

—Yo... llamé a mi padre, pero dijo que no podía ir a vivir con él. Tranquila, estoy buscando un sitio en donde vivir. Lo prometo, me iré de aquí. —dijo Mew, con voz temblorosa, mordiéndose su labio inferior.

Su voz temblaba, como si en algún momento se pudiera romper y empezar a llorar. Mindy lo sabía, se acercó a su hijo.

—No te tienes que irte. Yo... —dijo Mindy, con un nudo en la garganta.

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