Un motivo para matar.

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Como me pareció interesante aprender como pelear no me negué.
Fuimos al comedor, él fue un momento a la cocina y volvió con dos cuchillos.
- ¿Pero no me ibas a enseñar karate? - pregunté extrañado.
- La forma más fácil de matar es con un arma y cuando me acompañes en la caza de criminales necesitaras hacerlo.-
- Cortar en la zona de los ojos para que tu rival no pueda ver. Hacerle una herida en la pierna, para que no te pueda perseguir. Estas serían las mejores formas de escapar y que no te pueda perseguir – comento con una macabra sonrisa.

- Si lo que quieres es matarlo, entonces tienes que tajarle el cuello -

- Tiene sentido- respondí con la voz entrecortada.

Puso su cuerpo de lado, el cuchillo por delante de su cara y en posición horizontal.

- La posición lateral es para que no sea tan fácil que te golpeen los genitales, en el caso del hombre. En el caso de las mujeres no sé si os afecta tanto.-

Nunca me habían golpeado allí. Por lo que en mi caso no sabía que tanto me dolería.

Empecé a cortar la nada moviendo mi brazo a izquierda, derecha y a apuñalar.

- Ahora deja el cuchillo – dijo mientras su expresión se endureció.

- Te voy a mostrar como dar una patada circular-

Fue tal la velocidad que no vi nada, solo escuche el aire siendo cortado.

- La posición del cuerpo es la misma que la del cuchillo. Pero los brazos se juntan por delante de tu cara como si fuera un escudo. Ahora te lo mostraré más despacio.-
Esta vez si conseguí observar lo que hacía. Con las rodillas flexionadas, pateó con una de las piernas a la vez que su cuerpo giraba.

Imite su forma de golpear y me alabó – para ser tu primera vez no está mal, pero sube tus brazos. Recuerda que tu posición tiene que ser baja, para tener más fuerza y más estabilidad.- comentó.

De una patada en la pierna no se suele tumbar a tu adversario, por lo que después de realizarla, cuando tu pierna toque el suelo, haces una voladora. Si es posible dale en la cabeza

Me quedé impresionada de ver a marco realizarla, pareciera que estuviera volando.

Lo imité y no me resultó difícil - Muy bien, ahora los puñetazos.

- Tienes que golpear sin dejar de doblar las rodillas- Luego de decir esto, dio un golpe

Imité el golpe que él dio. Antes de que pudiera comentarme algo fue interrumpido por el sonido del timbre.
Marco fue a ver quien era y al volver la sorpresa de sus dos acompañantes estuve a punto de paralizarme.
Habían venido dos policías, los dos sacaron sus placas.
- hola yo soy el agente pablo- comento el fornido – yo el agente Gabriel- comento el obeso

- Queremos hacerle unas preguntas sobre su paciente Marc- comento pablo con una expresión severa

Bañada en sudor frío, miré con angustia a los dos agentes.

¿Podría responder a sus preguntas sin que notaran que estaba mintiendo?

Si ya de por sí era una situación desagradable, recordar a ese demente me puso todavía más nerviosa.

- Adelante- El rostro de Marco no expresaba emoción alguna.

- Cuando fue la última vez que lo vio?-
- En mi consulta de psicología. Sus padres me comunicaron que había desaparecido, sabéis algo de él? - su rostro expresaba tristeza, pero yo sabía que era una actuación.

- No sabemos nada, lo estamos buscando desde que su familia denunció su desaparición. Me gustaría pedirle su número de teléfono, si necesitamos preguntarle algo más le llamaremos.

Mi tío les dio su teléfono.

El agente Gabriela vino a interrogarme a mí.

- preguntamos a la recepcionista y nos dijo que el último día que asistió el paciente de marco una mujer le acompaño. Eras tú?-
-Así es- respondí con voz entrecortada.
No tenía sentido mentir. Solo lo haría, en el caso, que me pudiera delatar o a marco.
- ¿por qué salió antes de la consulta del paciente? También nos comentó que salió antes que marco -

Esa mujer nos había jodido bien

- Tenía hambre y salí a comer algo.- Es lo mejor que se me ocurrió.

Me pregunto si el agente notaría que mentía.

- Volviste a ver a ese hombre?- pregunto con voz severa.
- No.- Respondí secamente

Me pidió el número de móvil, igual que a marco el otro policía y se lo di.

Cuando se fueron me puse a llorar y me abracé a marco.

Las personas mentimos por distintas razones. Esconder algo, proteger a un ser querido, protegerse a ti misma.

Por esas razones puedo entenderlo. Lo que nunca lo haré es quien lo hace sin necesidad.

Marco no mostró emoción ninguna. ¿Cómo sé que no me ha mentido a mí en algo? Incluso delante de los agentes se mostró completamente tranquilo.

No solo sentía la tensión de ser descubierta, tener que recordar sobre ese loco me ponía aún más nerviosa.

-vamos arriba, hace poco que se han ido los policías y podían intentar escucharnos. -

A pesar de lo paranoico que sonaba marco, fuimos a la segunda planta. Realmente yo no sabía como actuaban, nunca antes me había visto involucrada en crímenes.

- Antes o después nos van a descubrir. ¿Sabes que acabaremos en la cárcel no? A mí no me importa, yo por ti iría al infierno- Manifesté con todavía lágrimas en los ojos.

- Si nos descubren diré que lo hice todo yo y que tú no sabías nada. Solo iré yo a la cárcel- me dijo con una voz dulce.

Luego nos besamos.

Su cara se endureció y me comento – Ahora son las 22. De aquí tres horas nos vamos a cazar criminales. ¿Estás preparada?

- Lo intentaré-

Unas horas después de tener sexo, subimos al coche y nos fuimos a plaza Cataluña.

Me dio las llaves del coche.

- Tienes que caminar por la rambla. Cuando te ofrezcan droga les dices
que las compraras en tu coche. Que te da vergüenza hacerlo aquí.-

- Entendido -respondí con voz entrecortada.

Al cabo de cinco minutos de caminar se me acerco un hombre encapuchado.
- Cervezas a un euro-
- Tienes cocaína- Pregunté nerviosa.
- Cuantos gramos quieres?-
- Aquí me da cosa comprar, lo haré dentro de mi coche-
- vale te sigo-
Mientras caminábamos me dijo algo desagradable – Si quieres te puedo dar gratis, a cambio de sexo- mientras hablaba se relamió los dientes.

- No- le respondí con una expresión incómoda.

Los cinco minutos en llegar al coche me parecieron una eternidad. Ese inapropiado comentario hizo que el trayecto, resultara aún más incómodo.

Estaba deseando ver como mi tío destrozaba a este desgraciado.

Entré en el asiento del volante y al lado se sentó el encapuchado.
Desde el trasero, Marco le puso el antebrazo en el cuello.

- ¡Nos vas a llevar a uno de las locales donde las vendéis¡- gritó el italiano furioso.
El criminal tosió porque le habían estrangulado y pasado un poco pudo hablar.
- No puedo hacerlo, me van a matar- dijo con voz temblorosa.

Marco le clavó una navaja en el hombro – Si no hablas antes de acabar contigo, voy a hacerte sufrir- amenazó con una sádica sonrisa.

El criminal rogó por su vida, con lágrimas en sus ojos y una expresión de terror absoluto nos indicó el lugar.

Al llegar, le saco el cuchillo del hombro y lo degolló.
No le dio tiempo ni a gritar. Su chaqueta negra se manchó del líquido rojo que fluía de su cuello.

Marco me dio unos guantes blancos y una gorra, luego de ponérmelos salimos del coche.

Los dos con los guantes puestos y gorras nos dirigimos a la calle que nos había indicado.

Llegamos a un callejón lúgubre y oscuro. Solo había una puerta en aquella travesía.

No había duda que ese era el lugar. Picamos y un hombre corpulento nos abrió.

- Qué buscáis?- su expresión era severa.
- Drogas- contesta mi tío con una voz segura.
Luego de dejarnos pasar, cayó al suelo con el cuello cortado. Ni se había percatado que mi tío había sacado un cuchillo.
Apenas entraba luz en aquel lugar y no había nadie más en él, solo estábamos yo, mi amada italiano y el hombre que se desangraba en el suelo. A lo lejos observamos una escalera, subimos poco a poco por ella.
Al final de ella nos encontramos en un piso iluminado. En un viejo sofá había tres personas. Parecían más muertos que vivos y su mirada estaba en otro lugar, provocado seguramente por las drogas.
Avanzamos lentamente hasta que nos encontramos a un gigante del tamaño de Marco.
Debía medir 2 metros como él, por la cara de susto que puso, vio sin duda el cuchillo que llevaba mi querido italiano. Sin embargo, no le dio tiempo a reaccionar.
Sin gran dificultad le seccionó el cuello y al poco rato estaba en el suelo.
Dos hombres furiosos con cuchillos en las manos aparecieron, no había duda que eran los otros traficantes.

- Cabrón¡- Gritó el delgado mientras corría hacia Marco.

Sin gran dificultad, esquivó hacia un lado el cuchillo con el que le intento atravesar el corazón.

Mi querido italiano fue tan veloz que cuando me percate, la punta estaba clavada en el cuello. Al sacarlo, la sangre salió a borbotones
Y Se desplomó.
-Solo quedaba el de sobrepeso. – No me matéis por favor- suplicó con la voz temblorosa y tiró el cuchillo.

- ¡Alguien como tú no merece vivir ¡- mientras gritaba lo apuñalo 3 veces en el corazón y cuando cayó a la superficie, la asustada expresión del criminal se volvió de dolor.
Le saco el arma del crimen del pecho del cadáver y se la guardó en la mochila.
Cuando salimos del edificio pusimos mis guantes y los suyos en la mochila.
Al llegar a casa estaba tan cansada por todo lo que había pasado que me fui a dormir, mañana le preguntaré sobre Xavi.
28 de febrero.

Me desperté y fui a la cocina, desde que sabía lo que había en su interior se me hacía incómodo abrir la nevera. Al hacerlo observé que las piernas ya no estaban, solo quedaban los brazos.
Se las habrá comido, pensé con repugnancia y fui al comedor a desayunar.
Intenté no pensar en lo que había hecho con ellas, ya que iba a acabar vomitando.
Empecé a reflexionar sobre la matanza que hizo ayer marco.
En ningún momento sentí miedo o nervios por la gente que él mató.
Recuerde lo que dijo mi querido italiano sobre mi tía, ella era una psicópata, al fin y al cabo yo soy de su misma familia.
¿Sería yo también una?

Estos pensamientos hicieron que un odio hacia mi misma recorriera todo mi cuerpo.
Él dijo que debía volverme un demonio como él, pero yo ni siquiera había matado a nadie en mi vida. ¿Cómo iba a asesinar a nadie cuando nunca lo hice?. Mi tía era una asesina nata y Marco también, cuando lo acompañé ayer, a pesar de tener una arma Blanca, me quedé mirando.
¿Por qué piensa que yo sería una buena sucesora de él? Al preguntármelo lo entendí y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Mi tío quiere convertirme en una asesina, él sabe que lo van a acabar encerrando y quiere que yo haga lo que él hace.
Me uso de cebo para que ese vendedor nos revelará el escondite de su jefes; sin embargo, no hacía falta que lo acompañara, podía haberme quedado en el coche. ¿Acaso estaba probándome para ver si tenía talento como asesina?
No solo como una ejecutora, también quiere que coma carne humana.
Sé que él disfruta devorando personas, no obstante el solo hecho de pensarlo me produce náuseas. Saber lo que era es lo que me daba asco, al cerrar los ojos he de reconocer que las manos y dedos que me comí estaban deliciosos.
Es increíble como Marco volvió exquisito, algo tan desagradable.
Cuando acabé de desayunar fui a lavar los platos, luego fui al dormitorio a seguir leyendo Drácula.
A la hora de comer volví a abrir la nevera, esta vez no dude en hacerlo y mis ojos se concentraron en los brazos cortados. Al hacerlo me vino a la memoria el sabroso y macabro plato que preparó marco.
Delante de mí tenía una tentación diabólica, no me resistí a ella y empecé a cortar la carne de la extremidad.
Al cabo de un rato había elaborado un plato de arroz con una carne muy peculiar.
¿Me estaré volviendo como él?

Al acabar, estuve todo el rato leyendo hasta su regreso.
De repente escuché su voz.
- ¿Puedes bajar un momento cariño?- dijo cariñosamente.
Al bajar me sorprendí, hace tiempo hubiera reaccionado con miedo o incluso hubiera gritado de terror, pero después de lo que había vivido estos días no me pareció algo tan terrible. Me había acostumbrado a los asesinatos, a las torturas, a ver a gente sufrir.
Un hombre dormido estaba atado en una silla.
- Ya va siendo hora que te acostumbres a matar criminales, antes de hacerlo córtale trozos de piel.- su expresión era dura.
Me dio un cuchillo y lo agarré. No dude, le corté una oreja como había visto hacer a Marco tiempo atrás.

El delgado hombre se despertó gritando de dolor.

- ¿Por qué me haces esto? ¡Me has invitado a beber y me has puesto algo en la cerveza ¡-
Marco le respondió con una sonrisa y yo corté el cuello del hombre atado. Se desplomó encima de la mesa y el mantel se tiñó de rojo.
- Para otra vez tienes que hacerlos sufrir más, son criminales, no merecen una muerte rápida.- en su cara se reflejaba la decepción.

-Córtale trozos del brazo y dámelos. Los voy a freír y luego, los mezclaré con arroz. –

- ¿Por qué tienes tanto interés en que me coma a personas? – pregunte con voz entrecortada.
- Porque quiero que me entiendas-

Me resultó tan dulce lo que me dijo que lo besé. -Lo estoy empezando a hacer- le dije.

Sorprendentemente, no me resulto desagradable seccionarle el bíceps.
Pensándolo bien, yo tengo que estar tan loca como marco, si nunca me he planteado si está bien lo que hacemos.
Cuando le di los trozos los frío y los presentó en un plato junto con verduras.
Cenamos con el cadáver aún en la mesa.
- Por cierto, no me contaste que pasó con Xavi –
- Él fue un gran amigo, es una pena lo que tuve que hacer- respondió con voz triste.

Poco después que Carmen fuera asesinada por tu tía, empecé a llevarme bien con Xavi. Además de vernos en las reuniones para hablar de Allan Poe, también quedábamos en cafeterías.
A pesar de tener solo 24 años era una persona muy culta y no tardamos en hacernos buenos amigos.
Un día quedé con él, cerca de mi casa y fuimos a cenar una pizzería. Solo iba a pizzerías italianas, los restaurantes de comida que los cocineros y dueños no eran italianos no tienen la misma calidad.
Una vez fue a un restaurante italiano en que los cocineros eran españoles y había pizza con piña. ¡Pizza con piña¡qué clase de loco creó eso. Al decir esto parecía muy enfadado y fue gracioso.
Mientras esperábamos la comida nos pusimos a hablar.
- Aparte de Poe que novelas de terror te gustan?-
Su respuesta me sorprendió.
- Stoker me gusta mucho. Drácula, la joya de las siete estrellas, la guarida del gusano rojo- parecía muy emocionado al hablar, se notaba la gran pasión que sentía por el autor.
Fue una gran sorpresa que hubiera leído sus otras obras, la mayoría solo ha leído Drácula y ya piensan que son expertos en Stoker.
Desde esta conversación supe que seríamos grandes amigos.
La exquisita napolitana llegó y disfruté cada bocado, mi nuevo amigo pidió pasta, parecía que la disfrutó.

Cuando salimos del restaurante nos pusimos a caminar.
- Me comentaste que eras psicólogo, ¿no es así? –
- Así es –
- Quería comentarte algo- sus ojos reflejaron una profunda tristeza.
- Te escucho- le comenté con una voz tranquila.
- Mi hermana murió hace no mucho y no sé cómo superarlo- su mirada era de lástima infinita y sentí una gran lástima por él.
Yo no suelo sentirlo por nadie e incluso a mí me sorprendió. Es posible que fuera porque a pocas personas las consideraba mis amigos.

- Es normal que la muerte de un familiar te afecte, ¿puedo preguntarte como murió?-
- Por sobredosis de drogas, ojalá la hubiera podido ayudar.- contestó con los ojos llorosos.
En ese momento me di cuenta de que podía volverse mi sucesor, solo tenía que convencerlo, convertir su tristeza en odio hacia los delincuentes.
Mi mujer me decepcionó, pero quizá mi amigo podría convertirse en un digno sustituto. Él tenía una razón para hacerlo, un motivo para acabar con los criminales de esta ciudad.



Se comió a su amante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora