Capítulo 1
Mi corazón se rompe
Apoyado en el marco de la puerta y con sus ojos verdes apagados en una tristeza infinita, Harry miraba su hijo dormir. Para él no había niño más hermoso en el mundo, con su cabello oscuro y sus largas pestañas tan negras como sus ojos, hacían un dulce contraste con su piel pálida.
Suspiró mirando las infantiles facciones de su pequeño de cinco años, eran suaves y frágiles, más pequeñas que las de cualquier otro niño de su edad. Sus dedos delgados sobresalían de entre las mantas que le cobijaban y Harry recordó lo hermoso que era ser acariciado por esas manos.
"¿Porqué?" Se preguntó a sí mismo. Desde hacía mucho tiempo ya no hacía esa recriminación a nadie, ni a la vida, ni a sus creencias, ni al destino. Era solo un instinto, querer saber porqué, aunque ya sabía que nunca tendría respuesta.
Su adorado Archie estaba condenado a morir desde su nacimiento, ninguno de sus medimagos logró entender cómo es que pudo cumplir cinco años, su corazón era débil en extremo, no podía realizar ningún ejercicio físico o emociones muy intensas pues corría el riesgo de pasar semanas hospitalizado hasta lograr volver a estabilizarlo.
Esa vida le había confinado a vivir en una silla de desplazamiento especial, tenía prohibido caminar lo más posible, no debía sufrir agitaciones fuertes y tampoco olvidarse de las múltiples pociones que tomaba diariamente.
La única esperanza era encontrar un corazón nuevo para Archie, pero algo que era difícil para otro niño, para él lo era más. Un mago tenía más complicaciones para aceptar un órgano extraño, no solamente debían ser compatibles de forma física, también mágica, y con Archie el problema era peor. Sabían que era un mago pues le habían realizado todas las pruebas necesarias para confirmarlo, pero era imprescindible encontrar otro corazón similar a su magia. Una magia única en el mundo, la magia heredada del mago más poderoso que había, la magia de Harry Potter.
— ¿Harry?
El joven de veintitrés años se apresuró a cerrar la puerta y respirar hondo esforzándose por esbozar una sonrisa, aunque de cualquier forma no serviría de nada, su esposo le conocía mejor que nadie, así que se giró sonriéndole apenado.
— Siento haberme demorado, pero ya iba a dormir.
— Ven, es hora de descansar.
Harry asintió a la suave y cariñosa voz de su esposo, fue hacia él, pero nuevamente su alma se quebró provocando que su garganta se hiciera nudo. Sin embargo, no lloraba, hacía mucho tiempo que parecía que sus ojos estaban secos. Severus le envolvió en un cálido abrazo confortándole en su pecho mientras le masajeaba con cariño su siempre rebelde cabello.
— ¡Como me duele verlo así, Severus! ¡Quiero hacer algo y no puedo! —gimió desesperado.
— Haces más de lo humanamente posible, pequeño, deja de atormentarte, eso te desgasta demasiado.
— ¡Es que me frustra sentirme con las manos atadas viendo como lo que más amo en el mundo se me va lentamente!
— No se irá, Harry, ya verás que un milagro ocurrirá pronto.
— Ya no creo en los milagros. —suspiró desilusionado, por muchos años rezó día y noche para que eso ocurriera, pero siempre fue en vano—. Severus, si no fuera porque mi corazón es demasiado grande para su cuerpo, te juro que yo mismo me lo arrancaba del pecho para dárselo a él.
— Lo sé, yo haría lo mismo.
— No es igual, Sev, tu corazón no es compatible, sólo el mío... ¿te das cuenta de cuánto puedo odiarme a mí mismo por hacerle esto a mi propio hijo? Yo sigo viviendo como si nada, y él muere cada día.
— Prometiste no culparte más. Me lo prometiste.
Harry buscó los ojos de su esposo para hablarle con absoluta franqueza.
— Lo haré, Severus, sabes que lo haré, ¿verdad?
Severus no respondió, sabía a lo que Harry se refería así que le estrechó con más fuerza conteniendo su propio llanto. Aquella loca idea de su esposo había sido la causante de muchas peleas durante algunos meses, pero ahora ambos se resignaron a que no lograrían que el otro cambiara de opinión. Harry aseguraba que, cuando Archie creciera y fuese lo suficientemente fuerte para arriesgarse a aceptar un corazón de alguien de la edad de Harry, entonces se lo daría.
— ¿Podemos no hablar de eso ahora?
— Sí, tienes razón.
Harry tomó aire y se apartó volviendo a sonreírle, aunque la expresión de su rostro no dibujaba ninguna alegría, le dolía tener que ser tan sincero con Severus, pero era imprescindible que lo supiera y le ayudara a mantener con vida a su pequeño Archie hasta el momento indicado. Pero mientras tanto, se había prometido darle a su esposo lo mejor del mundo, recopilarle dulces recuerdos para cuando él ya no estuviera, por eso tenía que hacerse fuerza de la nada y conseguir que sus labios sonrieran.
Severus sonrió con tristeza por un segundo, le lastimaba tener la certeza de que un día podría perder a uno de los dos y no podía hacer nada por evitarlo, lo único que tenía en sus manos era hacerlos felices mientras tanto. Eso lo llenó de ánimo y consiguió que su sonrisa fuera más sincera, rozó cariñosamente las mejillas de su esposo.
— Te amo, mocoso endemoniado.
— Y yo a ti, cascarrabias ¡mucho, con toda mi alma, te lo juro!
— Bien, pues ahora mismo vas a demostrármelo.
Severus se inclinó para levantarlo en brazos y llevarlo hacia su recámara. Harry rió divertido, sacó de su cabeza cualquier pensamiento negativo para juguetear con su esposo. Esa noche le haría el amor como nunca.
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Juraste no dejarme
FanfictionAhora que Voldemort ha desaparecido, Harry pudo encontrar el amor en Severus Snape, ambos lograron vencer todos los obstáculos para iniciar una nueva vida llena de esperanza sin imaginar que aún estaba deparada en su camino la mayor prueba de fortal...