Feliz cumpleaños Ajax

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Childe terminaba de pelear con otro grupo de enemigos. Su ropa estaba cubierta de sangre y estaba un poco cansado. Esta pelea había resultado más difícil de lo que pensó.

Este era el séptimo día en su viaje. Le había prometido a Teucer y a Tonia volver a casa para celebrar su cumpleaños. Ese día era mañana y aún tenía mucho camino por recorer.

No había una manera de pedir vacaciones en los Fatui. Despues de todo tenían que estar disponibles para cualquier misión en cualquier momento, así que para poder tener algo de tiempo, Childe pidió todas las misiones que encontró lo más cerca de Snezhnaya posible. 

Al principio muchos se opusieron, no por la loca agenda o porque pidió ir solo, sino porque siempre trataban de mantenerlo lejos de Snezhnaya debido a su problematico comportamiento. Luego de varías discusiones terminaron por acceder. Conocían la pasión del muchacho por la batalla y sabían que podía realizar el trabajo.

El problema era que tendría que terminar todas las misiones en el menor tiempo posible para poder pasar almenos unos días con su familia antes de regresar.

Desde su partida, se enfrentó a oponente, tras oponente, destruyendo campamentos enemigos, pasando de una misión a otra sin descansar y con solo unos momentos para dormir y comer. Tenía que llegar lo antes posible.

Había estado usado sus poderes constantemente y su cuerpo lo estaba sintiendo. Se encontraba débil, por eso en la ultima pelea... se había descuidado.

Tenía que ver a su familia.

Pronto entró a la fría región de Snezhnaya. Las blancas montanas decorando el paisaje y trayéndole una gran sensación de nostalgia.

En este punto Ajax estaba agotado. Ya estaba oscureciendo, pero no podía detenerse, debía continuar.

De repente un agudo dolor hizo que se detuviera. Childe puso las manos sobre su estómago y apretó. Tal vez sí debería descansar un momento.

Encendió una fogata, puso unos pinchos de carne en el fuego y se sentó a esperar. Todo parte de la rutina de los últimos días.

Mientras veía el fuego pensó en lo mucho que extranaba a su familia y en las noches que pasaban frente a la chimenea contando historias. No podía esperar para contarle a Teucer sus aventuras. Ciertamente no podría contarle toda la verdad sobre su trabajo, pero si sobre las personas que había conocido y los lugares que había visitado. Sus hermanos aún eran muy jóvenes para entender lo cruel que realmente era el mundo. Childe se aseguraría de proteger su inocencia por el mayor tiempo posible.

Luego de ver el fuego arder por un rato y la carne quemarse completamente entre las llamas, Childe comenzó a sentir sueño. Sabía que debía evitar quedarse dormido, pero no pudo evitarlo.

Childe despertó asustado. Ya había amanecido. Los primeros rayos de sol iluminaban el paisaje, creando pequeños destellos prismáticos que se reflaban en la nieve y el hielo.

Childe se paró y volvió a emprender su camino. Ya estaba cerca de su hogar.

"Solo un poco más."

El congelado bosque por el que caminaba le traía muchos recuerdos. Recuerdos de cuando era pequeño y las raras ocasiones que salía a cazar con su padre. También recuerdos de cuando se perdió y terminó en el abismo.

Childe trató de alejar esos pensamientos y concentrarse en seguir caminando. Este era un día para celebrar, no quería pensar en cosas tristes.

Ahora luego de pasar el bosque finalmente podía ver el camino que llevaba a su casa. No sabía si era por haber estado tanto tiempo lejos, pero el frío le parecía insoportable. Su cuerpo estaba temblando, pero al mismo tiempo pequeñas gotas de sudor cubrían su frente. Seguramente luego de pasar unos días en su hogar se acostumbraria nuevamente a las bajas temperaturas del lugar.

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