Capítulo 07, Parte I:
Lágrimas nerviosas.Él no puede ver la sonrisa que estoy fingiendo
Y mi corazón no se está rompiendo,
porque no siento nada en absoluto.
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La temática de la noche: el circo.
Miranda lucía espléndida, como en todas las otras ocasiones que pudo vestir un set de lencería en aquél clandestino lugar. En ningún momento puso en dudas su belleza, mucho menos su atractivo físico, simplemente siempre estuvo ahí, sólo que con los años había aprendido a entender que aquello era parte de su encanto, y después de todo, ella no quería ser conocida únicamente por su cara bonita. Viéndose en el mismo espejo donde semanas atrás el Sr. Suh peinó su liso cabello tras una velada catastrófica, ella se dio ánimos a su apagado reflejo, no permitiría verse débil. No, porque Lee Minyoung no tenía dentro de sus atributos ser una damisela en apuros.
En una coleta alta ató su rubia cabellera, y saliendo hacia los leones, se encontró a sus demás compañeras esperando por su llegada en el primer salón del showroom. Algunas no ocultaron las despectivas miradas que le regalaban, otras, se sumían en sus asuntos ignorándole. Por lo general, no detestaba ser el centro de atención, a menos que su orgullo estuviese malherido, justo como se encontraba desde hacía una semana atrás.
El corset vinotinto que vestía apretaba angustiantemente su pecho, robándole el poco aire que manejaba tener para la tensión que sentía en el ambiente. La atmósfera de esa noche era densa, como si fuese una cuenta atrás de una bomba peligrosa que avecinaba el peor de los escenarios. Miranda quiso ver el lado bueno del asunto, luego de ese showroom, no volvería a The Soft Leather Club nunca más. O eso quería pensar.
—Me estoy asfixiando —Quejándose con una adorable puchereo, Lily llegó a su lado acomodando la gargantilla de satín que claramente enjaulaba su cuello. Ella le miró un segundo, antes de ayudarle a acomodar el collar para que este no le molestase tanto—. Si no fuese porque realmente eres una buena chica, ya estaría muriendo en silencio de envidia. —Confesó en una risita sin humor, destacando con sus ojos mudos lo mucho que le gustaba el atuendo de Miranda de esa noche.
—Tú también luces bien, vamos... —Rodó sus ojos, sintiéndose un poco culpable. Pero no era su culpa, nunca había sido su culpa ser atractiva aunque fuese algo por la que la responsabilizaran sin razón alguna.
Viéndose en una de las paredes acristaladas, Miranda abrazó la menuda figura de su amiga con un brazo, dándole ánimos en un gesto infantil. Quería que sonriera, en realidad quería que creyera lo bien que también lucía con aquél set de terciopelo negro que afinaba su pequeño cuerpo. A pesar que Lily tenía kilos de más—como solían juzgar en aquél duro país—, ella no notaba que algo estuviese mal con su aspecto. En cambio, creía que tenía una complexión incluso más sana que la de las otras chicas presentes, demasiado esbeltas para su naturaleza.—Me harás pensar que estamos al mismo nivel. —Chilló hastiada, acomodando su cabellera color chocolate en el moño que despejaba su rechoncho semblante.
—Lo estamos, ¿no crees? —Inquirió, midiendo su estatura con la de su amiga, quien hoy lucía más alta que ella debido a los altos tacos que sus pies vestían—. ¿Ves?, el mismo nivel. —Logrando robarle una escandalosa carcajada a la chica, Miranda pensó que quizás la noche iría bien después de todo.
Diez minutos enteros contó la rubia en su atestada cabeza llena de pensamientos, cayendo en cuenta que estos se le hicieron eternos aunque quisiese mantener la calma. Todo el ambiente era justo como el de la primera noche que estuvo allí, incierto e impredecible. Sin embargo, una pizca de confianza acompañaba a Miranda, un atisbo de la vieja chica que fue, fuerte, muy fuerte. Se preparó para cualquier escenario que se aproximase, incluso de los más catastróficos, donde terminaba involucrada en una pelea realmente violenta contra Sooyoung.
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𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]
Фанфик« Oh, pobre niña rica... ¿O debería decir, pobre niña pobre? » El lugar de una mujer de alta sociedad estaba más que claro: tras las espaldas de un hombre. Miranda Lee no fue hecha para ir detrás de nadie, y le demostraría a cualquiera lo contrario...