SHIKIU NO TANE

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Un recuerdo tomo la luz en la mente de Mikasa, habían pasado hace años, pero entre los pesares del día y las aventuras lo desechó: Nanaba desnuda frente a Hange mientras esta ultima cortaba pequeños trozos de limón, ¡limón! Vino también a su mente la escena de su amiga bañándose en cítricos, el secretismo de la práctica, rápidamente llegó al día en que llorando Nana y Hange se consolaban y por supuesto, la horrible mañana en que Kiyomi anunció como una vergüenza el fruto del vientre de esta.

Así que para eso era, su inteligencia llegó tarde, tan tarde, giro su cabeza y vio a Levi blanco e impactado, no se movía y ella incluso dudaba que estuviera respirando.

—Doctor, ¿hay forma de saber si es niño o niña?—Preguntó Mikasa con el labio inferior tembloroso.

Esa pregunta saco del shock al futuro padre, recordó aquella plática con Erwin después que su esposa le contara el trágico destino de su amiga de toda la vida.
—No es necesario saberlo—giro rápidamente para tomar a Mikasa entre sus brazos.
—Nadie, escúchame bien mocosa, nadie va a dañar a nuestro bebe.
Eso fue lo único que ella necesito para lanzarse de nuevo al llanto hormonal entre los brazos de su amor, Eren miraba la escena emocionado y divertido, conocía a Levi desde hace mas de diez años y jamás lo vio tan encandilado con una mujer como con esa flor de Kioto, y eso también lo hacia ser feliz a él, primero Erwin y después ese tosco azabache, sus amistades merecían todo lo bueno de la vida. Se acerco a prudencial distancia de esa pareja que apenas se acostumbraba a la noticia y le tendió la mano al ojiazul—Felicidades Levi, vas a ser un padre excelente.

—Amigo gracias, gracias por todo, ahora, ¿Qué debemos hacer? ¿Mikasa está bien para esto? ¡Ho por Dios!, Mikasa, mi amor, ¿Cómo te sientes? Tú...eres tan joven, yo no, ¿quieres a este bebe?

Ella sostenía su mano en su plano abdomen, intentaba de alguna manera comprobar que lo que decía ese excéntrico medico era del todo cierto, ¡un bebe! ¡un hijo de Levi! Ya comenzaba a formarse una carita en su imaginación. —Doctor ¿está usted seguro?—ella seguía insistiendo.

—Completamente Mika-chan, felicidades.

Otro dique de lágrimas se rompió entrelazado con risas histéricas de emoción, miedo y absoluta felicidad, Levi regresó a su lado a abrazarla y llenarla de besos, no retornaron a la okiya, Eren les pidió permanecer en el hospicio para hacer algunas pruebas más y dar la dosis necesaria de vitaminas para ese ser que por sus cuentas apenas cumpliría dos meses en el secreto vientre de su madre.

—¡rubio! ¡voy a ser padre!—grito Levi apenas escucho que descolgaron la bocina de la residencia Smith.

—¿Qué?—una voz femenina e histriónica le respondió—¿embarazaste a Mikasa?

Escucho una interrupción seguida de murmullos hasta que por fin Erwin logró quitarle el teléfono a su mujer—¿alo? Levi, ¡enhorabuena amigo! ¿Cómo están?

El se explayo como nunca contarle a su rubio amigo toda la odisea, desde sus suposiciones de enfermedades terminales hasta este dulce desenlace que traería consigo la herencia de ese amor ya consumado entre el y Mikasa, Erwin se alegro tanto, le comento también que ellos ya estaban a días de por fin conocer a su hijo y no podía con tanta felicidad, Le hizo saber que Hange esta fuerte y apenas ha resentido los cambios de su cuerpo pues siempre ha sido muy activa que ni el embarazo la detiene.

—Ahora dice que quiere estudiar, yo le he dicho que espere a aclimatarse con el bebe, pero lo sabes, terminare cediendo a sus deseos.

—Esto es increíble Smith ¿Cómo terminamos siendo presas del amor?—el ojiazul suspiró largamente recordando como lucía Hange en su anterior visita, no podía esperar a ver a su mujer con una preciosa pancita caminar con gracia por todos lados, eso le recordó el asunto del hogar.

MAIKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora