Cuatro.

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HENRY ESTABA COMIENDO ALGO cuando empezó a escuchar voces en el bosque

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HENRY ESTABA COMIENDO ALGO cuando empezó a escuchar voces en el bosque. Gimió, obligando a la belleza frente a él a olvidar que esto había sucedido antes de caminar hacia el ruido. 

Dejó de caminar, aunque cuando escuchó la voz de su hermano.

—Declarando la guerra.

—¿Por qué debes ser tan dramático? —cuestionó Henry, en voz baja. Pero sabía que Derek lo había oído. —No asustes al pobre chico ahora.

Henry escuchó arrastras los pies como alguien que Henry reconoció la voz de todos para bien declara matarlos a todos. 

—Scott es fuerte, puede sobrevivir sin estar en tu manada. Tú, tú, por otro lado, no sobrevivirás sin una manada. Simplemente no lo admitirás. 

Derek corrió hacia él, empujando a Henry contra el árbol.

—¿Qué diablos te pasó?

Henry se encogió de hombros.

—Me subí a un avión cuando tenía doce años, después de que me dispararan y me ataron a un poste para quemarme vivo. Luego me secuestraron, me torturaron como entretenimiento y me mataron. —Henry sonrió, retrocediendo lentamente. —Creo que puedo reaccionar un poco, ¿sí?

Derek siguió a Henry de regreso a la casa, llamándolo. Henry, sin embargo, lo ignoró. 

—No estoy interesado en jugar tu juego, Derek.

La puerta de la casa Hale estaba ligeramente entreabierta. Henry frunció el ceño, entrando al edificio.

—¿Derek? —gritó una voz, solo había sonado un poco familiar mientras Henry se dirigía lentamente al sonido de un latido del corazón.

Ian tenía al niño con el pelo rizado sujeto contra la pared, Sarah escondida a salvo en un rincón. Una vez que Ian escuchó a Henry entrar en la habitación, Derek no muy atrás, dejó caer al adolescente y corrió hacia Sarah.

Henry chasqueó la lengua y cruzó los brazos sobre el pecho. Sus ojos recorrieron al chico, demorándose un poco más de lo que le hubiera gustado.

—¿Derek? —Isaac miró más allá del hermano menor.

—¿Qué ocurre? —Derek empujó a Henry, mirando al chico de pelo rizado.

—Mi papá. Creo que está muerto.

—¿Qué hiciste?

Henry puso los ojos en blanco y se volvió para salir de la habitación.

—Esa es la cosa, no fui yo. —Henry hizo una pausa y se volvió para mirar a los cuatro que quedaban en la habitación.

—Henry. —Derek volteó a mirar al moreno, quien ya estaba conteniendo un gemido. —Necesito que cuides a Isaac en la escuela.

Henry puso los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza. 

—Todavía no es tu niñera, oh poderosa.

Ian dio un paso adelante, interrumpiendo a Derek.

—Henry, solo mantén al niño a salvo.

—¿No puede hacerlo él mismo? —Henry se burló, saliendo de la habitación. —Él no es totalmente inútil, ¿sabes?

—Henry Daniel- 

—Ya no tengo catorce años, mi segundo nombre no funciona. —gritó Henry por encima del hombro, en un tono cantarín. 

Las escaleras crujieron bajo su peso cuando Henry las subió. Su habitación de la infancia, aún intacta aunque ya llevaba unos días allí.

La puerta casi se burlaba de él, todos los recuerdos quemados del otro lado. Escuchó a alguien detrás de él, aunque no reconoció los patrones de respiración por lo que asumió que era Isaac.

—No necesito que me cuides. —dijo Isaac en voz baja, su atención en el chic que miraba la madera quemada. —He aprendido a defenderme ahora.

Henry asintió, con una pequeña sonrisa en sus labios mientras se giraba para mirar al otro chico. 

—Estoy seguro que sí. —Isaac se congeló, sin esperar que el chico mayor se diera la vuelta tan cerca de él.

Henry hizo una pausa antes de darse la vuelta de lo que estaba pasando y retrocedió lentamente, con la mano apoyada en el pomo de la puerta.

—Todavía recuerdo cuando mi mamá me contaba historias sobre esta casa.

Henry no estaba seguro de lo que Isaac estaba tratando de lograr al mantener la conversación. Pero le dio una excusa para evitar entrar en su habitación por un momento más.

—Dijo que era hermoso y que era una gran amiga de las personas que lo poseían. Deseaba que yo creciera para ser como los niños allí.

—Fascinante. —interrumpió Henry, sus ojos se abrieron como platos por un rápido segundo antes de abrir la puerta.

Contuvo la respiración mientras sus ojos escaneaban la habitación. Se dejó intacto aparte del fuego. Su cama tirada en el mismo rincón donde la tenía. Los libros escolares de Henry estaban esparcidos por el suelo, en montones de ceniza.

—Supongo que Isaac no te distrajo como esperábamos. 

—Él es lindo. —dijo Henry arrastrando las palabras girando la cara hacia su hermano mayor. —Pero me gustan más los morenos. 


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