Tenía la mente llena de propósitos, ¡quería conocer! Sabía que de alguna manera podía dejar atrás el pasado que odiaba tanto, si ya nos mudábamos a otra ciudad, ese sería el comienzo de una vida nueva.
(Pero no sabía lo que en realidad me esperaba)
Llego el día, y todo estaba listo, los boletos los había comprado mi mamá unos días antes, y la escuela ya había terminado mi primer año de secundaria, sin duda sabía que entrañaría a mis amigas.
Nunca me puse a pensar en mi padre, en lo que diría o pensaría, porque mi mamá ya le había dicho que solo serían unas vacaciones, bueno, él acepto.
Podía ver los árboles pasar demasiado rápido, las plantas y aquellos paisajes de cómo atardecía se veían tan lindos por la ventana del autobús, ¡Ya quería llegar!
Estaba viendo la carretera más amplia de lo que era en donde vivía, y a lo lejos podía ver los edificios, las tiendas que solo veía en la televisión, los restaurantes, ¡Que precioso era Portland! Solo podía imaginar lo que me esperaba vivir y a las personas que conocería. ¡Estaba tan emocionada!
-Mamá ¡Llegamos! Ya llegamos, tenemos que bajar.Solo pude ver cómo se abrían los ojos de mi mamá un tanto desesperada por encontrar su maquillaje, y arreglarse antes de bajar del autobús.
Mamá había estado hablando por teléfono con alguien que era de la ciudad, al parecer este chico nos ayudaría a conseguir una casa para rentar y estaba segura de que iba a ser el nuevo novio de mi madre.
Mientras mamá se maquillaba, yo guardaba mis audífonos en mi bolso y mi hermana hacía algo parecido.
Me dolía mucho la espalda, fueron muchas horas de viaje y solo quería bajar ya, y conocer la ciudad.
Al salir mi mamá reconoció de inmediato a su chico y, sinceramente yo no le puse tanta importancia a eso, solo quería conocer, y comer. ¡Moría de hambre!Nos ayudo a subir el equipaje a su auto de color negro brillante.
Llegamos a un restaurante, con fachada de elegancia y por dentro muy vintage pero siempre seguía la elegancia, tomamos una mesa y sentía un poco enfurecida a mi hermana.
–¡Este lugar es hermoso!-le comenté a mi madre emocionada.
–Lo es.-Mencionó ella.
–Es uno de mis lugares favoritos, yo solía venir de más joven, a tomar un café y a hacer tarea en mi laptop.- Murmuró el chico de mamá.
Ella estaba sonriéndole, y él hacía lo mismo.
Por un instante sentí su mirada sobre mi, y sí, estaba viéndome, le hice un gesto que parecía una sonrisa sin enseñar los dientes.
–Yo voy a querer un omelette y un café por favor.
– Para mi lo mismo. - dijo mi hermana sin ninguna emoción aparente y un tanto seca.
– Y, ¿como te llamas? - pregunté, sin alzar la mirada de mi omelette.
–Ethan.-Mencionó
(Sí, así es, este sería el principio de algo que jamás imaginé vivir)
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𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞
Romance𝙰𝚋𝚛𝚒𝚕 𝚜𝚘𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎𝚛í𝚊 𝚞𝚗𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚊, 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚘𝚜 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚘𝚜, 𝚎𝚜𝚌𝚞𝚎𝚕𝚊 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚊 𝚢 𝚌𝚘𝚗𝚘𝚌𝚎𝚛 𝚎𝚕 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘, 𝚕𝚎𝚓𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚊𝚚𝚞𝚎𝚕𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚚𝚞𝚎ñ𝚊 𝚌𝚒𝚞𝚍𝚊𝚍 𝚎𝚗 𝚕𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚟𝚒𝚟í𝚊, 𝚊𝚗𝚑𝚎𝚕𝚊𝚗�...