Capítulo 16: Liberando a los vampiros

264 23 1
                                    

Raiser y Kalos estaban frente al palacio. Habían tenido que alterar el plan debido a que, a pesar de los esfuerzos de ambos, su poder mágico había sido detectado, así que los vampiros estaban alerta. Ravel les había explicado en qué consistía el nuevo plan más al detalle y, tal y como suponían los dos demonios, ellos iban a actuar de cebo mientras que Mikaela llevaba a las piezas de Kalos a las mazmorras, recorriendo las cañerías.

Kalos se tronaba el cuello mientras que veían como, andando confiados, dos vampiros que acercaban a ellos. La predicción de Ravel había sido correcta... eran Ferid y Crowley.

Ferid era un hombre alto, de complexión delgada. Como todo vampiro, tenía las orejas puntiagudas, ojos de color rojos y unos afilados colmillos que goteaban sangre reciente. Tenía el cabello largo y plateado, recogido en una larga coleta, mostrando sus orejas en las que llevaba unos aretes.

Su atuendo se componía de varias partes, que consistía en un traje, un abrigo largo, unas botas que le llegaban hasta el muslo y una chaqué que completaba su look de noble.

Crowley era sin duda superior en fuerza. Él era un hombre de cabello largo, color carmesí por delante y negro por detrás, con una trenza en la parte trasera y puntas en todas las direcciones.

Su uniforme consistía en unos pantalones blancos, una capa de color purpura con detalles negros, un chaleco blanco con la manga derecha negra, así como detalles en negro, y botones amarillos.

Ya no tenía caso ocultar su poder, así que Raiser cubrió sus brazos de fuego y Kalos, sacando sus cuatro alas, hizo que Hati y Sköll se convirtieran en guanteletes e invocó a Excalibur.

-¿Listo?-preguntó Raiser.

-Liémosla lo suficiente como para que los nuestros escapen sin problemas-asintió sonriendo Kalos.

En las cañerías

Mikaela iba en cabeza, guiando a los vampiros aliados y a las demonios sirvientas de Kalos.

Ravel caminaba al lado de Mikaela, sabiendo sus compañeras que era la mano derecha de Kalos.

-Estoy nerviosa-murmuró Irina.

-Normal... Éramos exorcistas fieles a Dios...-Xenovia se quejó del dolor-... hace nada. Ahora estamos en una misión de demonios.

-Tenemos que confiar en Kalos y Raiser-dijo Yubelluna-Su parte es la más peligrosa... Lo más seguro es que, en este instante, estén enfrentando al séptimo y al decimotercero progenitor... Nosotros tenemos que esforzarnos por sacar a todos los vampiros prisioneros y a las nobles Tepes.

-Estemos en guardia-dijo seria Yuuma-Cuando antes terminemos, antes podremos ir a apoyar a Kalos.

-No... Ninguna de nosotras podría con esos dos vampiros y... estorbaríamos más que ayudar-respondió Ravel-Nuestras órdenes son claras... Sacar a los prisioneros y preparar la huida.

Yuuma fue a protestar, pero Ravel era la jefa de la parte demoníaca de la alianza con Mikaela y los vampiros, así que no quedaba otra que hacer lo que ella decía. Además, ella era la que más preocupada se veía. Puede que Raiser no fuese la mejor persona del mundo pero se trataba de su hermano, así que no solo su rey y amo estaba el peligro, su hermano también.

Ravel respiró hondo y finalmente alcanzaron la entrada a las mazmorras.

-Bien... Mikaela tiene velocidad, al igual que los caballos de Kalos, Irina y Xenovia-dijo Ravel mientras pensaba-Yuuma y Karlamine, vosotras usaréis promoción caballo, para poder saltar al ataque a toda velocidad en caso de que nos vean los guardias junto a ellos tres. Yubelluna me cubrirá con su magia explosiva mientras que yo abro las celdas con magia. Los vampiros... la mitad se quedarán en las cañerías, mientras que la otra mitad harán guardia en las mazmorras... ¿Alguna duda?

High School DxD: Principe de la DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora