XVII

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— Sabrina. — Repitió Miranda por tercera vez pero la alfa no contestaba.

Enteró a la habitación donde estaba Sabrina, ya no dormía ahí desde hacía unos meses cuando ayudó a Miranda con el celo pero seguía utilizándolo en sus tiempos libres. La omega se encontró con Sabrina escuchando música a todo volumen con sus audífonos mientras construía algo frente a ella, probablemente una tarea de la universidad.

— Estoy hablándote. — Dijo mientras quitaba el audífono del oído del alfa.

— Oh, lo siento, estoy algo concentrada ¿Pasa algo?

— Venía a preguntarte que quieres cenar, estoy por preparar algo.

Miranda era muchas cosas pero la cocina no era su fuerte. La mayoría de las veces que entraba a la cocina algo terminaba quemado o pegado a algún sartén, esto suponiendo que tenía suerte.

— Espera, yo cocinaré, haré lo que quieras.

— Estás ocupada, no te molestes.

— No tengo problema, esto puede esperar. — La omega echó un vistazo al escritorio. La mitad de un robot de pelea estaba junto con muchas piezas y herramientas. — ¿Te gusta? Pensé que ahora que no tengo a mi madre encima todo el tiempo podría intentar participar en alguna pelea, siempre quise hacerlo.

Miranda pensó en todas las libertades que le robaron a Sabrina y entristeció, no era posible que algo tan simple como eso y que hacía tan feliz a la alfa le fuera negado por precisamente eso "Ser cosas de alfa"

— Se ve genial. — La sonrisa de Sabrina fue tan genuina que brillaba por si sola. — Sabes, mejor salgamos a cenar a un sitio agradable.

— No es necesario, prepararé algo yo.

Esa era una vida de pareja que les encantaba a las dos.

Un salmón bien preparado con verduras y otros complementos pintaron la mesa.

— Te lo dije, esto está mejor que salir.

— ¿Cómo haces para ser tan perfecta? — Miranda no solía ser tan melosa pero sentía que la situación lo ameritaba.

— Calma que solo sé cocinar, de pequeña pasaba mucho tiempo sola y me cansé de la comida rápida o las sobras del refrigerador así que aprendí a cocinarme mi propia comida.

— Pues al menos eso sirvió de algo porque cocinas delicioso.

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— ¿Crees que esté listo? Yo pienso que lo puedo mejorar.

— Trabajaste mucho, te aseguro que te irá bien.

Sabrina miró el robot que tenía entre sus manos y sonrió.

— G-gracias por apoyarme con esto, en verdad me emociona.

— Gracias a ti por dejarme acompañarte a esto.

Esas dos vomitaban azúcar.

.

Los ojos desorbitados de Sabrina y esa enorme sonrisa eran señal de que acababa de ganar el segundo lugar de la competencia, acababa de ganar algo a secas.

Su primer movimiento fue buscar a Miranda con la mirada y correr hasta ella.

— ¡Lo hiciste! — Celebró emocionada la omega.

— ¡Lo hice!

Sabrina tomó con todas sus fuerzas la cintura de Miranda y la levantó por los aires haciéndola dar un par de vueltas para festejar. Miranda no podía hacer más que mirara toda la alegría que emanaba Sabrina y sentirse bien por ella, era lo mejor que le había pasado después de todo lo que sufrió con la muerte de su antiguo alfa. La premiación fue corta, al menos para ellas dos que salieron casi corriendo de la cede para poder pasar un poco de tiempo a solas, festejar por su cuenta en resumen.

— Sabía que podía haberlo mejorado pero creo que fue muy bueno para ser el primero. —Anunció orgullosa. — Estoy segura que más de uno de quienes compitieron no es la primera vez y no han ganado nada.

— Que orgullosa resultaste.

— Es solo que en verdad estoy muy feliz, no puedo esperar a la siguiente competencia, construiré algo mil veces mejor, ya verás.

Miranda detuvo a la alfa tomando sus manos obligándolas a verse directamente a los ojos. Sabrina era tan hermosa con esos ojos marrones llenos de vida y su cabello lacio y castaño que le daba tanta vida a su fino rostro.

— Sabrina creo que estamos lista ¿Qué piensas?

La alfa que estaba en otro mundo en ese momento sintió que el mundo se detuvo, todo excepto ellas dos desapareció en ese preciso momento. Su corazón se aceleró tanto que juró podría explotar en cualquier momento.

— ¿Hablas en serio?

— Claro que hablo en serio ¿Por qué dudas?

— Bueno, es solo que hace muy poco me dijiste que no estábamos listas y yo...

— Pero me di cuenta que no quiero pasar más tiempo lejos de esa sonrisa tuya, que verte feliz es la cosas que más me alegra en este planeta y también noté que eres más hermosa de lo que siempre creí.

En definitiva Sabrina había perdido la cabeza, era seguro, Miranda no podía estar diciéndole eso, ella era más reservada y calmada la mayoría del tiempo, tenía que estar soñando, quizá un espejismo.

— Quiero estar contigo.

— Entonces regresemos a casa para poder estar a solas.

Era real ¡Era real! Miraron a los alrededores con toda esa gente caminando a su lado sin notar siquiera la presencia de esas dos.

— Quiero volver cuanto antes.

Miranda condujo más rápido de lo que le gustaría admitir con tal de llegar pronto a casa. Tenían muchas cosas que hacer.

Abrieron la puerta del departamento y antes de que pudieran ir a la habitación o hacer cualquier cosa Sabrina abrazó la espalda de su omega mientras enterraba su rostro en el cuello de la omega.

— ¿Qué pasa? — Preguntó Miranda.

— Solo quiero pasar un momento así.

La realidad era un poco distinta, esa era una de las pocas veces que Sabrina había sentido sus colmillos listos para marcar a la omega y ahora tenía miedo de perder el momento.

Dejando que sus instintos controlaran la situación y no su estúpida razón regaló unos cuantos besos por todo el cuello de la omega procurando dejar pequeñas marcas que solo hacían que ambas se sintieran tan bien como los ángeles.

— Puedes hacer lo que quieras en este momento, es tu recompensa por ganar.


Déjame amarte (Omegaverse GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora