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Jungkook no se movía, no decía nada, estaba realmente asustado. La presencia de Jimin ahora le aterraba, si antes le parecía divertido molestarlo ahora estaba en serio arrepentido, o mejor dicho, lo que le seguía.

— ¿Te comió la lengua el gato, florecita? — Pregunto el rubio con algo de orgullo, burlándose del profundo miedo que su contrario sintió.

—Jimin, por favor...

Él se inclinó, manteniéndose en cuquillas, para así interrumpir la frase que diría Jungkook, lo tomo del pelo con brusquedad para que volteara hasta que ambos ojos se encontraran.

— ¿Por favor qué? ¿Mmm? — Jalo su cabello con fuerza, haciendo que el pelinegro suelte un quejido de dolor. —¿Crees que es divertido irrumpir en casas ajenas, meterte en asuntos que no te convienen y para acabarla salir libre y no tener consecuencias?

Entre los dos se miraban fijamente en un silencio sepulcral, Jungkook jamás había temido tanto por su vida como en este momento lo hacía, tenía mucho miedo de lo que Jimin sería capaz de hacer con él.

— Levántate. — Ordenó, Jimin, soltando el cabello del pelinegro y aún con la navaja muy cerca de su cuerpo.

Jungkook se compuso con lentitud, aún tenía clavada la penetrante mirada molesta de Jimin. El mayor lo empujó por la espalda y lo dirigió a las escaleras.

El recorrido del ático hasta la sala le parecía eterno, pensaba en cómo salir de aquí, ya fuera solo o con el castaño desconocido, pero comenzaba a sentirse asfixiado por la presencia de Jimin, y ni si quisiera llevaba 5 minutos con él.

— Siéntate. — Lo miro amenazante, esperando una respuesta o la dicha acción del menor. — Que te sientes en el sillón, Jungkook. — La manera en la que pronunciaba su nombre le parecía tan familiar. — ¿O acaso es tan difícil entender eso? ¿Tú cerebrito de alubia no puede con tanta información? — Le susurró cerca de su oído, causándole escalofríos.

Jungkook se sentó en el sillón, puso sus manos en sus rodillas esperando el siguiente movimiento del contrario.

— Abre las piernas.

— ¿Qué? — Exclamó nervioso, se esperaba cualquier otra cosa menos eso.

—Ábrelas. — Pronunció cada sílaba con lentitud para que Jungkook entendiera mejor, aún si burlándose de él.

Con timidez, hizo lo que le pidió, abrió de poco a poco sus piernas con la mirada de Jimin encima. Esto lo incomodaba demasiado, y aun más por la vestimenta que tenia.

Jimin se arrodilló frente a él, sin desviar el fuerte contacto visual, la imaginación de Jungkook volaba en ese mismo instante, imaginaba mil y unas escenas como el rubio, algunas no tan agradables como otras.

Se tomo un momento para observar de cerca a Jimin, había algo que seguía incomodándolo por otro motivo, tenia un aire familiar, no simplemente como compañero de clases, era algo más, algo que no lo dejaba estar tranquilo.

Cuando finalmente Jimin se movió, recargó los brazos que sostenía la navaja en el muslo de Jungkook, sonrió divertido y levantó su otra mano, que sostenían unas esposas.

— Mira lo que he encontrado en tu bolsa sorpresa, pequeño insecto. — El pelinegro abrió los ojos de par en par, eran las esposas que él mismo había traído para su "broma". — Gracias por el bonito regalo que me diste, pero ahora tocará usarlas contigo.

Jimin agarró con fuerza su tobillo y en un par de segundos, Jungkook ya estaba adjunto a una de las patas del sofá, las esposas hacían mucha presión en aquella zona corporal, dejando una marca notoria.

blood & tears ~ Jikook/KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora