Capitulo 4.

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Creo que lo mejor será bajar, no quiero quedarme aquí, tengo miedo.

Salgo de la habitación con el mayor silencio que puedo hacer.

Ni doy un solo paso cuando alguien ya me está agarrando el cuello en un intento de ahorcarme.

—¿Quien eres?—preguntan prácticamente gritando

—no lo sé, déjame, soy inocente—casi lloriqueo, dios, ¿Por qué solo estás cosas me pasan a mi?

—¿Le has hecho algo al jefe?, Eh ¡Habla!

—no, no, yo no he hecho nada, suéltame por favor—ruego.

—niñita, de esta nos sales viva—el miedo crece aún más al escuchar que dice eso, enreda su mano en mi cabello, lo jala llevándome hacia abajo.

Al llegar hasta allá, hay más personas, que me Miran confundidos.

—¿Quien es esa?—pregunta un hombre alto, muy alto.

—la maldita de aquí quería escapar, seguro es una infiltrada—todos de aquí al escuchar esa última palabra sacan sus armas y me apuntan.

Ay dios, mejor, llévame ya.

—por favor déjenme, yo no soy ninguna infiltrada ni nada, solo soy alguien común, ya déjenme, por favor, se los suplico—mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas, realmente estoy asustada.

—Pero, ¿¡Que mierda es todo esto!?—alguien grita detrás mío, y no se porque pero me siento más aliviada, al menos alguien llegó para atrasar mi muerte en este lugar.

—señor, está de aquí quería pasarse de lista, estoy seguro de que era una infiltrada—habla el mismo chico que me estaba ahorcando.

Grito de sopresa al ver que la persona que acaba de llegar es el mismo con el que me acosté o sea el criminal.

Pero, eso no es todo, vuelvo a gritar al ver cómo Daniel le da un puñetazo a ese tipo.

—¿¡Infiltrada!?, ¿¡De que mierda hablas, imbécil!?, Mira como la tienes ahí en el suelo, a veces no se cómo que clase de personas trabajo, y ustedes, bajen esas armas, que no les he dicho que quiero que la maten—los demás bajan sus armas y me siento un poco más tranquila, pero, el silencio que se forma en este lugar me da aún más miedo.

Estoy con la cabeza baja por el miedo, pero aún así la levanto encontrandome con esa mirada de ojos marrones.

—Yo no sé porque sigue ahí tirada en suelo, debió de haberse parado hace rato—dice ofreciendome la mano en modo de ayuda, lo ignoro y sola me levanto.

—¿Que es lo que ella hace aquí?, Sabes muy bien que no debes de traer gente a estos lugares, puedes buscarte un hotel para follartela, no aquí—dice alguna voz por ahí

Daniel aprieta su mandíbula.

—¿Quien te crees que eres tú, como para decirme lo que tengo que hacer o no?, Mejor, todos se van callando ahora mismo, que estoy molesto por este espectáculo que han hecho—dice

Todo el mundo calla, no me atrevo a mirar a nadie que no sea Daniel.

—ahora vayanse todos a realizar sus cosas, que de esto no me voy a olvidar y mucho menos de esa marca que tiene la señorita en su cuello, y quién sea que la tocó y le dejo esa marca será castigado, así que largo!—habla tan fuerte que estoy segura que toda están meados del miedo.

El mismo tipo que golpeó sigue en el suelo, ese puñetazo lo dejo perdido.

—¿Quien te hizo eso?—me sorprende que me esté hablando, realmente no se que decir, estoy asustada.

—Señor...—trata de hablar el chico

—¡Cállate!, Que a ti no te estoy preguntando, habla, ¿Quien fue?—vuelve a fijar sus ojos en mi

Quiero gritarle que no me mire así, como si yo fuese...fuese su tesoro.

No puedo hablar, así que con mi dedo señalo al que está en el suelo.

—Maldito, ven tú, hazte cargo de este pedazo de imbécil—un chico ingresa y se lleva al joven del suelo.

Me quedo sola con Daniel, joder, solo quiero llegar a casa y dormirme.

—Lamento todo esto, ven

¿Que vaya con él?, Está loco, quiero ir casa.

—¿Acaso eres muda?, Porque que yo recuerde ayer nos dejabas de gemir y jadear por mis toques, o al menos que te haya dejado muda cuando te folle la boca—mi respiración de acelera aún más, no es el momento de recordar esas cosas.

Con todo el valor saco mi voz de lo más profundo de mi

—No, no soy muda, y no pienso ir a ningún lado contigo, casi me matan, si...si tú no llegabas lo iban a hacer si dudarlo.

—Lo sé, y pido disculpas por eso, ya van a pagar lo que te hicieron, pero, ahora mismo solo quiero que tomes ropa limpia y comas un poco.

—¿Crees que me voy a quedar contigo ya sabiendo que eres un criminal y que tú gente estaba a punto de matarme?, Realmente ya quemaste—digo mirandolo.

—ya verás que si

—¿Que si que?

—Que si te quedarás conmigo aún sabiendo todo lo que soy—dice tan seguro que casi me río, y lo haría sino supiera que es un delincuente.

—Ni en tus mejores sueños, mejor, ya déjame ir, no te voy a hacer problema, tu te olvidas de mi y yo de ti, problema solucionado

—¿Yo olvidarme de ti?, Ja!—se acerca a mi, por puro impulso retrocedo.—Jamas lo haré, está bien si no quieres que te algo, pero, quiero que sepas que de mi no te vas a librar

—¿Sabes?, Me estás dando más miedo de lo normal, y si tú sigues molestándome, le contaré todo a la policía

—¡Que miedo!, Sabes muy bien que puedo tenerte en cualquier momento, y no creo que vayas a abrir la boca, no te conviene.

—¿Tú tenerme en cualquier momento?, Por favor, deja de decir tantas babosadas y ya déjame ir.

—Esta bien, vete, pero, esto no va a acabar aquí, tu serás mía porque yo ya soy tuyo.

Lo miro rara y y agarrando mis cosas salgo de esa gran mansión, joder, ¿Dónde estaré?

—¿Me vas a dejar llevarte o tu te vas sola?—pregunta con una sonrisa Daniel

Ruedo los ojos

—Llevame—me guía hasta uno de sus carros y me lleva.

SAN VALENTÍN    (TERMINADO) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora