Capítulo 1: La pequeña Isabella y el gusanito verde.

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Isabella, entre la espada y la seda.

Capítulo 1: La pequeña Isabella y el gusanito verde.

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Allá vive ella,

entre unicornios

y muchas quimeras.

Allá donde el veloz viento,

después de tantas carreras,

Hace una pausa para amarrarse

las trenzas, y luego tomar una siesta.

Allá,

donde no existe

ni existirá jamás

la tristeza, ni nadie

que falte o quiebre

sus propias promesas.

¡Allá!

allá es donde

te das cuenta,

cuando de tu largo

sueño despiertas,

que la felicidad es

sólo un sueño y la realidad

es donde viene el dolor…

Es año bisiesto, Agosto de 1840.

El día es claro y no escarlata, el alba ya ha pasado, y la luz se filtra por los enormes ventanales de la mansión, iluminándola de una manera maravillosa. Los jardines son cubiertos por la madre naturaleza regalándole un rocío a toda su creación, dejando pequeñas gotas en cada hoja; desde una pequeña hierba verde, hasta un árbol seco por el transcurso de los años.

Isabella corre por los pasillos de la mansión Swan, su cabello castaño oscuro hace ondas en cada movimiento, completamente sincronizado con su alegría. Sus rizos parecen tener vida propia al moverse como resortes, su vestido azul crema hace que su piel contraste de forma que se asemeja a la porcelana. Ella ríe y continua corriendo con esa alegría que caracterizaba a las niñas pequeñas de 5 años. Sin embargo, lo que ella sostiene en sus manos ha puesto histérica a su madre.

Su padre al verla se regocija por la belleza de su pequeña, ya siente los años en su cuerpo.

El señor Swan ha estado todo el día firmando acuerdos, contratos y escribiendo cartas para ser entregadas con brevedad a sus distintos negocios en Inglaterra. El cansancio estaba presente y no lo puede ocultar, pero su Isabella hace que todo ese cansancio valga la pena. Sólo con verla, ella provocaba amor y ternura en su padre, además que no era al único a quién ella le provocaba eso en la mansión.

Es muy bien sabido que esa pequeña niña es el alma y alegría de la familia.

—¡Padre! —grita la pequeña emocionada al verlo.

—Mi pequeña Isabella —Cual padre lleno de dicha la estrecha entre sus brazos, ella es tan cálida y tan hermosa, su cabello huele a fresas y su piel a rosas.

Isabella se mueve entre los amorosos brazos de su padre, ella sabe el poder que tiene sobre su él y sonríe al sentirse amada.

—Mira, padre —Extiende la mano enseñándole un gusano color verde, causante de la histeria de su madre.

—¿Qué tenemos aquí? —Él observa al gusano de forma analítica y luego ve la carita de Isabella, quién está tratando de ver de la misma manera al gusano, pero no tuvo mucho éxito en encontrar qué es lo que su padre ha visto en su nuevo amiguito.

Isabella, entre la seda y la espada (Fan-Fic de Crepúsculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora