Prólogo

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No me lo puedo creer por fin es 27 de Julio. Estoy emocionada. Sé que solo es una fecha más, sé que solo es un día más pero estoy contenta. Llevo toda la mañana de los nervios. No he podido pensar en otra cosa que en mi cumpleaños. Normalmente no suelo darle mucha importancia, pero los 18 se la merecen. Estoy eufórica y con ganas de comerme el mundo. Tengo todo el armario tirado sobre la cama, como siempre solemos decir las mujeres ¡No tengo nada que ponerme! Me he duchado, maquillado y peinado. De los altavoces de mi habitación sale la voz de Antonio Orozco, me encanta, lo adoro, no hay canción de él que no me guste. Suena mi móvil, es Marta. Me llama como siempre para ponerme más nerviosa. Me cuenta todo lo que tienen montado para mi súper fiesta pero sin darme detalles. La tía me está poniendo los dientes largos. Son las 6 de la tarde y si no se da prisa en venir a vestirse a mi casa tal y como habíamos quedado llegaré tarde a mi propia fiesta. Le meto prisa para que venga y cuelgo. No tarda en sonar mi móvil, está vez es Julián. Mi Julián.

- Hola nena, ¿Qué te parece si dejamos la fiesta y tú y yo nos vamos por ahí solos a celebrarlo?- no hay nada en el mundo que me parezca mejor idea, pero no sería bonito. ¿Dejar colgados como que a 30 amigos por él? Lo haría, pero no debo.

- Julián si hago eso tu hermana me mata - se ríe. Me encanta su risa. Es mágica. Provoca en mi algo inimaginable. Me hace ser feliz, más aún si cabe.

- A mi hermana que le den. Esta noche te quiero para mí - sus palabras provocan en mí un eco interminable de lujuria.

- Mira, tengo un plan mejor. Vamos a la fiesta y antes de que sean las doce tu y yo nos escapamos. Seré solo tuya - sonrío y me sonrojo al pensar en lo que él y yo podemos hacer estando a solas.

- ¿Ya estás sonrojada nena?- me dice. Mierda, siempre me pilla.

- Como lo sabes...- me muerdo el labio, es un gesto inconsciente. Él provoca eso en mí.

- Te conozco nena. No tienes secretos para mí. Venga luego nos vemos en la fiesta- Es verdad, no tengo secretos para él. No puedo esconderle ni una simple sonrisa cuando estoy algo más triste de lo habitual. Él me conoce.

- Te quiero.

- Y yo nena - cuelgo y me tiro sobre la cama lanzando un gran suspiro al aire. Lo amo, lo amo con todas mis fuerzas. Quiero estar con él para siempre. Quiero envejecer a su lado. Lo quiero todo para mí, ahora y siempre.

Cuando llega Marta yo aún estoy sin arreglar, y sigo tumbada en la cama sobre un montón de ropa. Cuando entra y me ve ya está de los nervios y como siempre, consigue ponerme nerviosa a mí también. Me grita que como puedo estar aun así sin tan siquiera decidir que voy a llevar.

- No tengo nada que ponerme- le digo y soplo. Es verdad, todo es feo, está pasado de moda o me sienta fatal.

- Anda que no, mira este vestido que chulo- me enseña un vestido rojo muy bonito que mi madre me regaló el año pasado. Sí que es bonito, pero a mí no me queda nada bien.

- Este me hace gorda- le recrimino.

- Que gorda ni que leches, anda, tira y ponte este otro- me enseña uno negro de tubo precioso con escote de corazón. Ese es uno de los más bonitos que tengo, pero nunca veo ocasión para ir tan... ¿Sexy? Además es para gente con mucho pecho. Así es como mejor se luce ese vestido. Le digo que a mí no me quedará nada bien con el poco pecho que tengo y tras enseñarme un sujetador con mucho relleno que llevaba en el bolso, según ella "por qué me conoce", me lo tira a la cara para que me lo ponga. Mientras ella se pone uno verde que me regaló ella misma hace unas semanas.

Mientras nos vestimos no puedo evitar pensar lo feliz que soy y la suerte que tengo de estar rodeada de tanta gente que me quiere y a la que adoro. En especial a Marta, mi Marta, mi mejor amiga, como mi hermana, la hermana de mi Julián. Cuando ya estamos listas, maquilladas y divinas, cogemos el coche de Marta que sus padres le regalaron por su 18 cumpleaños y nos vamos dirección a la playa. Al llegar me dan ganas de llorar al ver a tanta gente ahí esperándome, ya sabía quiénes seríamos, pero verlos ahí todos juntos me emociona. Todos están bailando al son de la música y disfrutando como nunca. Está todo decorado con globos blancos y rosas y muchas margaritas por todos lados. Adoro las margaritas. Han alquilado un chiringuito entre todos para celebrarlo y ha sido la mejor idea que nunca hayan tenido.

Dejamos los zapatos en el coche y corremos por la arena, el sol se está poniendo, es mágico. Cuando llegamos todos gritan a coro "Feliz cumpleaños Alex, te queremos". Y yo no aguanto más y me echo a llorar.

Julián se acerca a mí con una copa en la mano. No sé cómo lo hace pero cada día está más guapo. Hoy lleva el pelo recogido en un pequeño "moño". Me encanta cuando se lo pone así. Adoro su melena rubia y sus muchos tatuajes. Es tan perfecto que hasta me duele mirarlo.

- Estás preciosa nena, me muero de ganas de quitarte la ropa a mordiscos- Marta que está al lado nuestro pone cara de asco. Y yo ya empiezo a estar excitada tan solo de pensarlo.

- Julián por dios, que estoy delante- A Marta nunca le ha gustado que su hermano demuestre su amor por mi delante suya, no porque no lo apruebe, sino porque es su hermano y no quiere ni imaginarse nada de sexo relacionado con él. Yo muchas veces para hacerla rabiar le cuento cosas, me encanta hacerlo, y Julián también. Marta se aleja y yo tengo el cubata en mi mano cuando Julián me coge en volandas y me besa. Nuestras lenguas que ya son amantes juegan. Ahora tengo más ganas que nunca de mandar a la mierda la fiesta e irme con él.

A las doce menos cuarto mientras estoy bailando como una loca sobre la arena y bajo las estrellas deseando que no pase el tiempo y que sigamos a día 27 eternamente, Julián me coge de la mano y tira de ella hasta llevarme a un rincón más apartado.

- Julián me has asustado, joder - él no me dice nada, solo me besa. Y con el solo roce de sus labios el susto se me quita y ya me tiene totalmente a su merced. Apoyada en la pared del chiringuito donde nadie nos puede ver, donde la luz de los focos no llega, donde la música suena solo para él y para mí, seguimos besándonos. Coge mis manos y las sujeta por encima de mi cabeza. Su cuerpo presiona al mío contra la pared y no tardo en sentir su erección, apretando el pantalón, contra mi barriga. Le deseo. Estoy húmeda y él lo sabe. Su lengua juega con la mía y me besa. Con una mano me sostiene las muñecas para que mantenga las manos arriba y con la otra sube un poco mi vestido hasta llegar a tocarme el clítoris por encima de las bragas. Gimo ahogando el sonido con su boca. Aparta un poco las bragas e introduce un dedo por mi hendidura. Puro placer. Jadeo sin despegar nuestras bocas. Su respiración es más rápida y su polla cada vez está más dura. Mete y saca su dedo una y otra vez, mientras con la palma de la mano me estimula el clítoris. No tardo en correrme y él no para de besarme hasta que doy la última sacudida de placer con mi cuerpo. Se separa de mí y mira el reloj.

- Menos cinco. Aun me da tiempo. Ven - Coge mi mano. Tira de mí hasta la orilla del mar y se pone de pie delante de mí donde las olas llegan a mojarnos los pies descalzos. El agua está fría, sus manos calientes. Me mira. Yo sigo exhausta y las piernas me tiemblan. Le miro.

- ¿Qué pasa Julián?

- Nena, algún día te pediré que te cases conmigo. Y te lo digo ahora para que cuando llegue ese día no te lo pienses y solo tengas que decir que sí.

- Julián estás loco- le digo.

- Por ti.

Nos fundimos en un beso eterno del que nunca me quiero olvidar. Saboreo cada momento mientras en mi mente no paran de resonar las palabras "Algún día".

Tú eres lo que necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora