Capítulo 4

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Marta ya está en el coche y este está encendido. Tiene la música a todo volumen y suena Applause de Lady Gaga. No me gusta nada esa canción. Me hago una coleta mientras rodeo el coche para subirme, lo último que quiero es que ahora se dé cuenta de lo que acabo de hacer, si es que aún no lo sabe y es por eso que está así. Lo primero es ella. Y conociéndola desviará su tema de conversación al mío con tal de no hablar de sus problemas. Me subo. No me mira. Y se pone en marcha. Vale, sé que todos tenemos momentos así, que preferimos estar solos y no hablar con nadie. Yo soy la primera, pero si no deja que la escuche no sé si podré ayudarla. Llegamos a un semáforo que está en rojo. La música sigue a toda hostia. Yo la miro. Ella ni se inmuta. Tiene el ceño fruncido. ¡Joder Marta! ¿Quieres hablarme ya? Pues si el plan A de dejarle espacio no funciona para que ella co- mience, opto por el plan B. Bajo la música.

- Marta, ¿Me vas a decir ya lo que pasa o vas a seguir resoplando y cabreada con todo?

- Pedro es un auténtico imbécil. - me dice y vuelve a mirar al frente. Por una parte me alegro que no sea por mí, pero por otra parte me da rabia que sea por Pedro, ya sabía yo que esto pasaría. El semáforo se pone en verde y no la veo dispuesta a hablar. Compruebo que no haya coches detrás, la calle está completamente desierta. Saco la llave del contacto.

- ¡¿Estás loca?!- me grita.

- O me dices ahora mismo qué te pasa o no te devuelvo la llave.

Intenta quitarme la llave y yo la guardo debajo del culo en el asiento. Alex 1 - Marta 0. Resopla. Y la veo ceder. Me va hablar. Bien, el plan B ha funcionado.

- Joder, ¡puto contrato verbal de mierda! No puedo, ¿Sabes? No puedo hacer como si nada porque vale sí, digo que le quiero, o le quería, no se... Es un hijo de puta y se me llena la boca al decirlo. Le odio. - yo la miro y no entiendo del todo bien de qué está hablando, aunque me lo puedo imaginar. La lógica me dice que Pedro ha hecho algo con otra chica pero no me aclaro por completo. Me mira y al ver que no digo nada sigue hablando. - He ido al baño y cuando he vuelto le he visto en el sofá tocando a otra.

Estoy con la boca abierta. Quisiera pegarle por imbécil y por no contármelo ahí en la casa para poder ir a partirle la cara a Pedro sin obstáculos.

- ¿Cómo que tocando?- le pregunto.

- Sí Alex, metiéndole la mano por debajo de las bragas. Tocando a esa puta. - me dice apretando los dientes -Tenía sus manos debajo de su ropa interior delante de todo el mundo - ¿Pero cómo puede ser esto? Que tenemos una edad ya por favor. Me cago en Pedro y en todos sus familiares. No soy muy partidaria de la violencia pero este tío se lo merece. ¿De qué va? No me puedo creer que Marta se haya ido sin decirle nada o sin darle una hostia a ese imbécil. Cuando me dice que así es no quepo en mi asombro. Dice que él la ha visto y que encima le ha sonreído. Solo tengo ganas de volver a esa fiesta para decirle cuatro cosas. Esto no puede quedar así.

- No me puedo creer que dejes pasar esto así. Sal del coche.- le ordeno.

- Claro que lo dejo así. ¡No somos nada! Yo no soy nadie para él.

- Marta, sal del coche - estoy muy enfadada y o me hace caso o lo acabaré pagando con ella y no quiero.

- ¿Porqué?-me grita.

- Porque lo digo yo, cojones -le grito.

Al final sale del coche, resoplando y gritando como una histérica todos y cada uno de los insultos que conoce. Hago como que no oigo lo que dice, porque de no ser así me voy a poner de muy mala leche, si es posible estarlo más aún. Me pongo al volante.

Tú eres lo que necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora