Recuerdo la primera guitarra que llegó a mis manos y enfrío el silencio en mi familia.
La que me acabé con notas de tanta música qué le saqué y canciones llegadas de la nada inventé.
Era un adolescente con el sueño de emular cualquier artista de rock, mejorar a Lennon superar a Donovan y otros maestros admirados por mí naciente destreza.
Y llegaron otras guitarras con amigos para cantar en grupo y después el tiempo me llevo por caminos que Jamás imaginé.
Pero fuiste tu hermano el que despegó al genio apacientado de este pagano, el que sin querer me volvió humano.
El que me entregó en una tarde agobiado por tu primera paga, mi hermosa guitarra.
Porque tú también querías un día tuviera el mundo en mis manos y mira ahora hermano un poeta sin talento y ni oficio se te queda viendo a lo lejos.
Ahora qué he crecido a lo loco y el amor me ha golpeado no muy poco, tú has sido el que sanaba mis quejas.
El que me animaba a seguir en la batalla así lloviera, así tronara.
Era tu alma dócil la que me levantaba y me hacía reír aunque mi corazón partido por la que más ame. Me tuviera desmadejado y herido.
Y ya qué estás de visita ante los ojos de mis padres y hermanos recuérdales qué me cuiden, ahora que más lo necesito.
Tú ya no vas a estar y me hará falta quién guíe mi camino en esta oscuridad qué espanta.
Agradezco todo lo que me legasté.
Ser un espíritu ascendido como siempre he querido.
Poco a poco desapareciendo la familia, ya casi todos están reunidos muy pronto estaremos festejando en la misma mesa y dándonos el abrazo de bienvenida con una sidra helada.
Discúlpame si no he dejado una lágrima en tu sepelio, ya no tengo una que darte, creerás que todas las he dejado en el camino.
No preguntes por quién, no te lo puedo decir la tengo escondida en mi cerebro.
Y el domingo que me tenía enfermo y no me dejaba levantar me llamaron para señalar tu ida.
Y yo que me moleste por no recibir mi llamada en la madrugada, para que me acompañaras de un difunto qué me quitó el sueño.
Perdóname no sabía qué te estabas yendo.
¿Pero sabes? Cerre mi memoria y no te he traído al presente no quiero recordar y por mi madre lucho para no llorar.
Hago de cuenta qué no existes y que nunca viniste hacer parte de mi vida.
Que nunca te vi de niño y jamás me reí contigo.
Al hacerlo no pienses qué no te quiero, solo siento que así no me lastimó.
¡Es tan extraño el comportamiento de un poeta ni yo mismo lo entiendo!
León
21 julio 22. 10:46 PM
El domingo preparándome para la misa de mi hermano Marco Antonio, qué hace un año murio. Me llamaron dándome tu partida.
Fernando tú también escoges el mismo día y te vas, eso se llama hermanos de verdad.
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