Me encontraba en la habitación de un hotel junto con otra persona cuya identidad no puedo recordar (No estoy seguro si se trataba de un amigo mío, mi madre, o inclusive mi propio hermano mayor); yo leía un libro sobre caballeros medievales: En una página abierta del libro, se veía una ilustración del rostro de Sir Lancelot; dicha ilustración me conversaba conmigo, yo le hacía preguntas y ella me respondía, moviendo únicamente los labios y los ojos.
Sir Lancelot me preguntaba por Juana de Arco; de pronto, recibía una llamada telefónica de mi hermano, que me advertía de tener cuidado con lo que hablaba en voz, puesto que podría haber en esa habitación alguien escondido espiándonos.
Al principio tal idea me parecía imposible; al mirar los alrededores aquella habitación aparentemente normal se me hacía mucho más grande y tenebrosa; tenía la impresión de escuchar un murmullo provenir desde las paredes, un murmullo que llevaba escuchando desde hace un rato, considerando que se trataba de las voces de algún huésped en las habitaciones contiguas.
Sin embargo, conforme escuchaba con más atención, aquel murmullo se me hacía más cercano, casi como si lo tuviese al lado mío.
Y había dos baños en los extremos opuestos de aquella enorme habitación: Yo me dirigía al baño que se encontraba al fondo, sintiendo que la voz que escuchaba provenía de dicho lugar.
Al abrir la puerta del baño, yo descubría a un hombre gordo encerrado allí dentro, hablando por teléfono celular.
Al verse descubierto, aquel hombre me miraba con reprobación, como si la falta hubiese sido mía, y salía de aquel cuarto; yo y mi acompañante nos dirigíamos a la recepción del hotel, ofendidos y malhumorados.
En el camino a la recepción, veíamos como una familia entera salía de una de las habitaciones, aparentemente habiendo experimentado a situación similar a la de nosotros; en la recepción se encontraban reunidas unas tres señoras mayores con el cabello pintado quienes también habían encontrado a un desconocido en sus respectivas piezas.
El recepcionista no hacía ningún esfuerzo por explicarnos quienes eran los desconocidos a quienes habíamos encontrado, pero nos pedía con tono suplicante que no dejásemos el hotel.
De repente, apareció en la recepción un personaje de aspecto andrógino, con maquillaje en el rostro y el pelo pintado como una de las señoras. Sonreía nerviosamente, pidiéndonos disculpas por las molestias, y yo, sin saber cómo, sentía que ese otro personaje había estado todo el tiempo escondido dentro del otro baño de mi habitación.
— ¡Quien sabe lo que este habrá visto mientras estábamos dormidos! —Comentaba una de las señoras, luego de que este personaje se hubiese retirado—. Nos habrá visto todo.
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Diario de Sueños y Pesadillas
No FicciónPues eso, un diario de las cosas que sueño últimamente.