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Hasta el alma más pura puede llegar a sentirse cansada, tan destrozada. Sus alas lo llevaban a un abismo, un agujero negro o un pozo sin fondo, en lugar de hacerlo volar por los aires.

El mismo infierno puede llegar a ser tu propia mente, destruirte con cada pensar, tu mayor enemigo, sabe cómo destrozarte ya que es quién sabe todos tus secretos y debilidades. Las alas de Kim Sunoo estaban dañadas, estaban destrozadas al igual que su pequeño corazón. Con cada palabra o miradas de burla podían destruirlo, sus pensamientos se invadían fuertemente y sus ojos se consumían por las lágrimas que bañaban su rostro.

"Eres un idiota Kim Sunoo" ese era su lema.

Los incontables sollozos del azabache llenaban la habitación de color blanco la cuál solo se dejaba iluminar por un rayo de la luz de la luna que se filtraba la ventana, traspasando las lindas cortinas de seda color amarillo pastel, tan tenue y lindo.

Sunoo tenía el pensamiento de que quizá y en la mañana todo mejoraría ya que a fin de cuenta un día nuevo es un nuevo reiniciar para olvidar el mal momento de lo que pasó anteriormente. Y así sería.

Los claxson de los autos de sus vecinos se hicieron la alarma de ese día, en la cuál indicaba que daban las cinco en punto, cuando salían a trabajar.

-- ¿Por qué siempre hacen ruido? -- se preguntó a sí mismo en voz alta por el alboroto que se armaba afuera. Su ventana estaba directo a la cochera del al lado de su vecino, el cual parecía amar molestarlo por las mañanas, ya que constantemente había ruido, comenzó la vez que un dia le pregunto cuál era la necesidad de hacer eso, por lo cual se ganó ser fastidiado.

Se puso de pie y sentó en la orilla de la cama, tallando sus ojos para poder despertar mejor, lo cual no sucedió. Miro hacia su almohada y la observo un rato pensado si podía dormir unos minutos más o comenzar su rutina. La primero opción no sonaba muy descabellada pero desgraciadamente optó por la segunda.

Sin más, se colocó sus pantunflas de peluche y se levantó caminado hacia su baño mientras que con su mano derecha tallaba su ojo del mismo lado. Una vez entro al baño lo primero que observo fue su reflejo, tan demacrado y sus ojos rojos e inchados, su nariz roja en la pinta y sus mejillas sonrojadas y un poco tibias, se acercó al lavamanos y dejo que su peso se quedará en sus manos mientras se apreciaba.

-- Rayos, estoy destrozado. -- murrmuro mientras miraba como sus labios también estaban inchados de tanto morderlos para que no escabara algún sollozo más. Pero miro hacia sus propios ojos y se dedicó una sonrisa, la cuál transmitía una poco de dolor, tristeza y solo una pizca de felicidad. -- Vamos Sunoo hoy será mejor.

Sin más; se desvistió y comenzó a darse una ducha rápida no sin antes cepillar sus dientes. El agua tibia recorría su delicado cuerpo, haciando que se relaje. El agua caliente siempre lo hacía despejar sus pensamientos y concentrarse solamente en el momento, liberando sus preocupaciones y dejando que fueran desechadas por el drenaje, el cual se las llevaba muy lejos para no volver a verlas; no al menos por ese momento.

Una vez termino se puso su uniforme perfectamente planchado por la noche anterior, acomodo bien su corbata color azulmarino con detalles gris en forma de líneas. Sus zapatos negros bien brillosos y con agujetas bien amarradas se colocó la mochila sobre sus hombros, tomando de ella sus correas y jalandolas un poco. Camino hasta la mesa de noche y agarro su celular, lo encendió y miro que aún faltaban cuarenta minutos en qué las clases iniciarás así que sin prisa decidió salir de su habitación.

Lamentablemente no todo es color de rosas. Una vez salió al pasillo que conducía a las demás habitaciones logro sentir una sensación de un frío, un ambiente amargo y fue descubierto al escuchar los gritos de sus padres, los cuales estaban a unas habitaciones de la suya.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2023 ⏰

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