XXII

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                  El domingo llegó rapidamente, Lucas apenas pudo dormir pensando en lo que había pasado, se sintió prácticamente estafado.

Luna se había levantado temprano como de costumbre, por primera vez la sintió levantarse en la mañana. Se levantaba casi en automático con los ojos cerrados, desataba la tela, se sentaba al borde unos segundos con las manos entrelazadas y se levantó tambaleándose unos segundos. Lucas fingía dormir y tuvo que aguantar la risa, verla así de despeinada casi hundiéndose en su buzo excesivamente grande y actuando como zombie no era como alguien que viese a Luna en la calle podría imaginarla.

Los días ya no eran tan fríos, la gente en la calle no parecía tan abrigada y la brisa era refrescante en las tardes. Lucas no podía evitar reírse solo, entre lo del día anterior y lo de la mañana, era sencillamente mejor que ver una comedia. Desató la tela y ordenó su cobertor, sacó la ropa lavada (específicamente la ropa con la que llegó y Luna ordeno religiosamente sobre la cómoda) y comenzó el día.

Desayunaron juntos y hablaron un poco sobre el clima, el trabajo y el día de llamar al doctor Blanco, acordaron salir a las 6 ya que Luna necesitaba ordenar unas entregas.

—Te veo bastante feliz hoy Lucas—Dijo mientras se metía a la boca un trozo de pan—Es bueno verte así.

Lucas se tomo la cara entre las manos casi inconscientemente, era cierto, estaba sonriendo desde la mañana, casi parece una broma el estar "secuestrado".

—Quizás es tu peinado.

Luna llevó la mano lentamente a su cabeza y notó a que se refería, estallaron en risa mientras comparaban su peinado con un nido de pajaros.

Cuando volvió a la habitación se obligó a estar serio, ¿Que haría una vez que llegaran a su departamento?. Entonces las posibilidades se reducían a: a)Engañarla y encerrarse dentro del departamento, b) correr y perderla de vista, ó c) comenzar a gritar en la calle de su secuestro.

Descartó todas por motivos tan obvios como son su estado físico, el estado físico de Luna y la posibilidad de que salga "Sol" y sea peligroso para ella... o los demás. Quizás debía revisar cuántos cuchillos habrían al final de la tarde.

Una parte de él se reprochaba no idear otros planes o si quiera actuar como alguien secuestrado, pero por otro lado estaba esa mujer que era un misterio y de alguna forma sentía que cargaba con algo dentro de ella que se asimilaba a su carga, inevitablemente se sentía un poco identificado. No se sentía con el derecho de protegerla (ya que probablemente fuera o no parte del delirio de Luna, ella era la única capaz de proteger a alguien), pero algo en ella resultaba como un alivio para él, como si su presencia influyera en su estado de ánimo.

Hacía mucho no tenía crisis graves, sueños horribles o incluso pensamientos suicidas, sentía como si no tuviese tiempo para eso, pero si se analizaba, si tenía tiempo, más que nunca. Solo que por primera vez en mucho tiempo se sentía auténticamente en paz. Bueno, saltando el tema de Sol que aun le tenía el merecido respeto que el alterego de Luna causaba.

Tomó las notas que escondía bajo el colchón cuando juntó la puerta de su taller. Describió brevemente su sueño: "Alrededor de 8hrs de sueño, solo parecía haberse despertado un par de veces y dormir nuevamente, parecía reparador, energía aumentaba segín pasaban las horas. Nada que agregar". Así solían terminar sus ultimas anotaciones.

A las 5.30 Lucas comenzó a sentirse nervioso. Comenzó a cuestionarse el qué haría, porque definitivamente debía hacer algo, es decir, no podía seguir abandonando su vida en ese oasis de "paz". Necesitaba volver a la rutina, en parte porque doctor Blanco ya lo había cubierto y pedirle más le resultaba imposible. Quería saber de sus pacientes, estar en su casa o cosas tan básicas como poder salir a la calle tranquilamente.

LA METÁFORA DE LA ESCALERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora