Luego de una guerra por el poder, los clanes se independizaron.
Al norte, los Kim se quedaron con las Tierras del Agua, formando alianza con los Jung que poblaron las Tierras del Aire.
El indómito sur lo gobernaron los Jeon, quedándose con la Tierra...
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Por un momento, olvidó todo lo que estaba sucediendo y comenzó a reír por las cosas que Jin decía en el trayecto de vuelta a su casa.
Miraba de reojo el borde costero del lugar, sin dejar de poner atención en los disparates de Seokjin.
Al parecer, eran más parecidos de lo que pensó.
Ambos tenían un humor bastante ácido, se reían por las mismas cosas, ponían atención en los detalles que nadie notaba y querían lo mismo.
Y claramente lo estaban haciendo.
Continuó mirando por la ventana, viendo como comenzaban a subir la pequeña colina, indicando que ya llegaban a casa.
No pudo evitar pensar en todo lo que el beta le había contado de su vida y Jungkook lo admiró... Porque a pesar de todo aquello este continuaba riendo, continuaba viviendo.
Cuando abrieron el gran portón de fierro de la casa principal, Jin estacionó el carro, ambos bajándose de este. Una vez abajo, Jungkook caminó unos pasos en medio del jardín hacia el pequeño mirador de la casa que daba hacia una playa cercana, con el beta siguiéndolo de cerca.
Luego de unos minutos de caminata, ambos llegaron al lugar, mirando hacia abajo las muy características rocas negras del lugar, que una y otra vez eran azotadas por las olas del mar.
"No me gustan las alturas" dijo Jin, evitando mirar hacia abajo.
"Yo las amo, mi sueño era hacer parapente desde aquí, pero mi abuelo nunca me dejó, decía que prefería que me recibiera la tierra firme a que el turbulento mar"
"El mar" dijo bajito Jin "La voz del mar, le habla al alma"
"¿Ah?" dijo Jungkook, volteandose para así mirar a Jin que tenía su mirada fija en el horizonte.
"Ese es el emblema de Agua"
"Oh" respondió el otro "Aquí es 'Te perdonaré, pero primero quiero verte arder'"Jin asintió con su cabeza sonriendo a la vez.
"Creo que prefiero ese, es más mi estilo-"
"¡Jeon Jungkook!" ambos se giraron cuando el grito de Minah se escuchó "¡Ven aquí, pequeño mocoso!" Y Jungkook sonrió al ver como su madre caminaba con su rostro casi rojo de la molestia.
El omega sin dejar de sonreír, corrió al encuentro de su madre, haciendo que esta se quedara de pie allí sin entender la reacción del menor.
Cuando llegó frente a ella, la abrazó con tal fuerza que la omega se quejó bajito mientras Jungkook la elevaba unos centímetros del piso.
