Extra: SongNing

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Avanzaron hasta la afueras de la ciudad después de salir del palacio, el joven Wen miraba hacia atrás de vez en cuando, apreciando las doradas murallas que brillaban con el sol, la nostalgia de los recuerdos de haber vivido ahí durante años lastimaba su pecho con suavidad, sin embargo también sentía sed por recorrer otros horizontes y ganar tanta experiencia y conocimientos como su hermana.

—¿Estás bien? — preguntó el hombre de negros ropajes.

—E-estoy bien, solo me siento algo nervioso, es la primera vez en muchísimos años que salgo a otros lugares.

Al parecer había sido ignorado, Song Lan aceleró su paso y casi lo pierde de vista, de no ser que se detuvo en seco frente a una posada, posiblemente se habría extraviado. El hombre alto le hizo un ademán para que se acercara.

—Descansemos aquí, continuaremos por la mañana.

—Sí — el chico de ojos esmeralda siguió al hombre que ya se había internado en la posada.

Lo observó algo molesto en el mostrador.

—Joven maestro ya le he dicho, debido a la boda del emperador mucha gente vino a la capital, estamos llenos en este momento, solo nos quedan dos habitaciones dobles, no tenemos ninguna individual libre.

—Entonces quie...

—¡Hey tendero! — un cultivador de túnicas azul marino llevaba cargando en su espalda a su compañero que vestía de blanco impoluto, al parecer tenía una herida en el pie —Tomaremos una habitación doble, también requiero de un botiquín, en seguida regreso.

—¡Será un placer atenderlo joven maestro, regrese por su llave, su habitación es la diez! — el tendero miró el rostro oscurecido del hombre frente a él —Oh, ahora solo tenemos una habitación doble.

Song ZiChen suspiró pesadamente.

—Bien, dame la llave — colocó con fuerza las monedas en el mostrador.

Ambos subieron las escaleras para llegar a la habitación número once, al abrir la puerta se encontraron con dos camas puestas de lado a lado y en medio, una mesa con una botana de cortesía en el centro. Era una habitación relativamente pequeña y sencilla, no había nada que resaltar.

—Escoge tu cama.

—La que sea está bien, no tengo problemas por eso.

—Bien, dormiré en la cama de la derecha, tú ocuparás la de la izquierda.

—Bien.

La noche pasó con una relativa tranquilidad, algunos ligeros sonidos del bullicio en el comedor de la posada sirvieron para arrullar el sueño de ambos hombres dentro de la habitación.

A la mañana siguiente, Song Lan fue el primero que despertó, dejando dormir un poco más al joven que lo acompañaba, bajó al comedor para pedir dos desayunos y además salir a las tiendas cercanas para comprar víveres necesarios durante el viaje, entre ellos compró medicina, ungüentos, papel de arroz, tinta y algunos frascos de mermelada, miel y frutos secos y algunas otras cosas. Cuando regresó, el joven a su cargo ya se había aseado y cambiado perfectamente, ahora se encontraba desayunando, sin embargo, había algo que no estaba del todo bien en él.

—Wen Ning, ¿te encuentras bien?

—Sí, estoy bien — contestó bajando la mirada.

—¿Estás seguro? Te veo un poco pálido — se acercó a él para tomar su temperatura con la palma de su mano.

—No tiene de que preocuparse joven maestro Song, lo digo en serio, estoy bien.

El aura al principio cálida de Song ZiChen, se convirtió en una tan fría como los días del crudo invierno.

El Favor del Emperador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora