Capitulo 8

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POV Fred.

Solo pude observar como mi Herms, se ruborizaba por la galantería del tejón ese. Algo dentro de mí se oscureció, me dolía el alma y me molestaba muchísimo que se tomara esas atenciones con ella.

—Ven aquí Graenger, tenemos que hablar—le dije viéndola directamente a los ojos, haciendo una pequeña escala en sus dulces y carnosos labios. —Es importante—añadí en un tono mas dulce.

Me dirigí a un vagón y puse la mano sobre la perilla dispuesto a entrar pero Hermione me interrumpió.

—Mejor en este—señalo el que se encontraba antes de el que yo quería entrar—Tiene mejor luz para poder leer cuando terminemos de hablar—la seguí adentro del vagón, y baje las persianas.

—Bien bonita, es hora de que hablemos de lo que pasó la otra noche—solté sin rodeos, sentándome en un asiento y ella en el que estaba frente a mí.

—No pasó nada Fred Weasley—dijo con recelo—me lo dejaste bien claro cuando te fuiste de ahí en cuanto terminaste—añadió con tono triste.

—No quise que malinterpretaras las cosas Mione—comencé a explicarle, para tomar asiento junto a ella y tomando sus manos—Es solo que somos de mundos diferentes y lo de Ron tampoco ayuda mucho—quise sonar sincero, pero no se que hago cuando tengo a esta chica enfrente que siempre digo algo que la hace molestar.

—¡¡¿CUANTAS VECES TENGO QUE DECÍRTELO?!!— su tono de voz era uno que jamás había escuchado, o al menos no conmigo, su semblante se transformo en uno de desesperación— ¡¡¡ENTRE RON Y YO NO EXISTE NADA!!!

—Yo sé que tu tienes eso muy claro Mione—me detuve, con un suspiro— pero mi hermano no— le confesé.—y no me es justo hacerle eso—terminé.

—Entonces que— planteó—¿tengo que quedarme con el corazón roto porque tú no vas a poner tu felicidad por encima de Ronald?—confesó, me sorprendió enormemente lo que había dicho, técnicamente me había soltado así sin más que estaba enamorada de mí.

—Mione tu también me gustas, pero por el bien de mi hermano entre nosotros no puede haber mas que una amistad— terminé de decir eso y le apreté las manos, limpié la lágrima salvaje que escurría por su mejilla.

—Yo te quiero— expresó segura— pero tampoco voy a rogarte que te fijes en mi— concluyó con una sonrisa que no le llego a los ojos.—Déjame hacer mi vida y buscar el amor en otros brazos— suplicó.

—No soy nadie para decirte qué hacer o que no— aseguré, y era verdad aunque me moría por decirle que mis sentimientos eran igual de fuertes a los de ella, no podía. Tenía que ser un buen hermano mayor y sacrificarme por el bien de Ron.

—Entonces deja de meterte entre mí y Cedric—proclamó molesta.—Si no eres nadie para meterte en mi vida, déjame intentar algo con el.

—No puedo—sonreí por lo bajo— no me pidas que te entregue a las garras de ese tejón, con cualquiera menos con él, por favor—le pedí acunando su rostro entre mis manos, lo que me dio una mejor vista de sus rosados y carnosos labios.

—No te vuelvas a meter en mi vida Fred—dijo en susurro viendo de igual forma mis labios.

—Me alejare, lo prometo—la tenía tan cerca que podría besarla, solo bastaría con inclinar un poco más mi cabeza y podría probar esos dulces labios otra vez.

—Pues hazlo ahora— sentencio.

No me resistí más y la besé, sabía que estaba mal y que nos estábamos llevando entre las patas a gente que ambos queríamos muchísimo, pero tener a Hermione entre mis brazos borraba cualquier rastro de razón en mi cabeza.

En brazos de un WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora