Capítulo 7

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"Para finalizar querido lector, cabe señalar la proeza llevado adelante por una de las hijas de lady Featherington en la encantadora velada de la viuda lady Danbury: la hasta ahora, prácticamente consolidada solterona, Penelope Featherington, se las arregló para efectuar la hazaña de bailar no con uno, ni con dos...¡sino con tres!, de los caballeros más codiciados de esta temporada. Sin duda, su hazaña servirá de consuelo a más de una de las dulce señorita que habían perdido la esperanza en el juego matrimonial.
Sin embargo, esta autora no puede dejar de preguntarse si veremos a esta florecilla abrir sus tímidos pétalos con esplendor, o si, por el contrario, la flamante atención recibida la pasada noche fue suficiente para quemarlos.
Supongo que, al igual que otras dudas planteadas aquí, se resolverán con el correr de los días.

Extracto de Lady Whistledown. Ecos de Sociedad.
Marzo 1815."

Penelope se concentró en mantener la vista en la ventanilla. El carruaje había aminorado la marcha al dejar atrás Grosvenor Square, y avanzaba lentamente por las atiborradas calles en dirección al sur, hacia St. James. El sol comenzaba a picar a esa hora de la mañana, lo que auguraba otro día de bochornoso calor.
Frente a ella, sentadas absortas en su cuchicheo, su hermana y su madre no dejaban de abanicarse. Penelope las miró ceñuda. Veinticuatro horas antes, cualquier perspectiva, cualquier sueño que tuviese para su futuro, había sido borrado de un manotazo. Arrancado, triturado y lanzado al fuego como una mera hoja de papel sin importancia. Era su última temporada en Londres y todavía le costaba hacerse a la idea de eso.

No es que se hubiese planteado otro destino que la soltería. No era tan ingenua como para ilusionarse con que de repente, un caballero hincara la rodilla en el suelo y le pidiera ser su esposa. Ya llevaba a cuestas dos temporadas, y los números no estaban a su favor: cero propuestas, cero visitas, cero bailes ( al menos, claro está, totalmente voluntarios por parte del caballero).

Sin embargo, si había vaticinado al menos tres años de reuniones, bailes y compromisos sociales, antes de que Portia Featherington finalmente se rindiese con ella. Jamás imaginó el giro de acontecimientos que se apoderaron de su vida desde el final de la temporada anterior y cuyo golpe de gracia fue la funesta noticia que su madre le había dado la pasada mañana.  

El carruaje se bamboleó con brusquedad cuando las ruedas atraparon un bache en las adoquinadas calles y las Featherington brincaron de los mullidos asientos en su interior. Prudence, más alta que las otras dos damas se golpeó la coronilla contra el sobretecho de madera, agarrándose la parte dolorida con las dos manos. Penelope frunció los labios ahogando una sonrisa, volteando la cabeza hacia el cristal por si su madre la atrapaba. En la calle, un vendedor de manzanas que había montado un precario puesto sobre la acera, discutía a los gritos con dos oficiales de la policía. Se estremeció cuando uno de los uniformados perdió la paciencia y alzó la porra que llevaba sujeta en la mano contra el desprotegido hombre. Por suerte, el coche continuó con su parsimoniosa marcha justo en ese momento.

 
Portia golpeó la pequeña ventanilla tras de sí que daba a la parte delantera del carruaje, para hablar con el cochero y el lacayuelo que lo acompañaba. La ventanilla de madera se abrió, revelando parcialmente el rostro de un muchacho pecoso.

- ¿Si, lady Featherington?

- ¿Por qué no avanzamos más deprisa?

El joven contrajo la cara en una mueca de incomodidad. 

- Es que..., las calles están muy transitadas esta mañana, Lady Featherington.

- Eso no es nuestra incumbencia, jovencito. ¿Dónde está el Sr. Greyson?

La incomodidad dio lugar a la confusión. Porque, siendo el Sr. Greyson el cochero, ¿Dónde más podría estar que no fuese sosteniendo las bridas?

- ¿Si, Lady Featherington? – El joven pecosos desapareció y por el diminuto hueco apenas se distinguía la oscura silueta del cochero. Su voz llegó apagada, grave.

Seduciendo a Miss Featherington (fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora