Fráncfort / Düsseldorf 1941
Las fiestas decembrinas llegaron antes de que me diera cuenta y no tuve el mínimo interés en ir al lejano pueblo en las montañas donde crecí para visitar a mis padres, hacía tiempo que no los veía y mucho menos tenía intención de asistir a la fiesta de navidad del Capitán Tucker. Aunque tampoco era que pudiera negarme demasiado, pues unas horas antes de que comenzara la dichosa fiesta, Clyde y Bebe llegaron a mi casa, me obligaron a bañarme y cambiarme como si yo fuese un niño pequeño, alegando que sería bueno que al menos esa noche del año, no estuviese solo y depresivo.
Salimos hora y media tarde, me enorgullecía saber que fue por mi culpa, aunque por desgracia, el camino fue más rápido de lo que esperaba, quizás ayudó mucho que Clyde no se detuvo en las casi cinco horas que duró nuestro viaje que para mí resultó una eternidad tomando en cuenta que Bebe pasó casi la mitad del tiempo hablando sobre chismes de gente que ni siquiera conocía.
Al llegar a la casa del Capitán me di cuenta de lo enorme y elegante que era, con un estilo moderno para aquel entonces. Fuimos recibidos por los criados que nos dirigieron hasta el salón que ya se encontraba lleno de invitados. No me hizo ninguna gracia darme cuenta de que conocía a la mayoría pues se trataba de soldados de la SS. Suspiré derrotado mientras recibía de buena gana el champagne que un mesero me entregó amablemente para darme el suficiente valor de ir a saludar a esa gente engreída. Aunque tampoco fue que me demorara bastante en eso, mi único interés era encontrar el bar y permanecer allí el tiempo que fuera necesario para evitar conversaciones incómodas, por desgracia, mis planes se vieron truncados debido a una voz conocida que exclamó mi nombre y atrajo mi atención:
—¡Stan! —para cuando giré mi cuerpo hacia el llamado, apenas si logré equilibrarme, pues la fuerza con que me empujó para abrazarme, casi me tumba de espalda contra el piso— no sabía que estarías aquí —bajé mis manos hasta su cintura y observé con asombro esos grandes ojos azules y amplia sonrisa. Había crecido bastante desde la última vez que la vi y en ese tiempo, al parecer su cuerpo adquirió las curvas de una mujer por mucho que su rostro continuara reflejando una inocencia infantil— estoy muy feliz de verte.
—¿Karen? —pregunté más como para corroborar lo que veía y ella respondió afianzándose con fuerza a mi cuerpo mientras un leve sonrojo adornaba sus mejillas. Sin duda era una niña hermosa, aunque de niña le quedaba muy poco a estas alturas— ¿cómo fue que...?
—El jefe de Shelley nos invitó a la fiesta —aquel nombre hizo eco en mis pensamientos y seguí la mirada de Karen hasta encontrarme con mi hermana que nos observaba desde la distancia. No sabía cómo enfrentarla, sinceramente mi relación con ella nunca fue buena. Era fría, distante en el mejor de los casos por lo que siempre que tenía que hablar con ella sentía verdadero temor— ven.
Karen me llevó de la mano hasta plantarnos frente a mi hermana, a estas alturas yo era más alto que ella, aunque eso no cambiaba el hecho de que continuaba sintiéndome pequeño, diminuto... bastante inferior junto a ella— hola, Shelley —la saludé sonriendo más bien por compromiso— ¿cómo est...?
—No tienes que fingir un interés que no sientes —me cortó antes de que pudiera terminar mi frase y bajé la vista al piso.
—Lo siento.
La escuché gruñir y no me atreví a verla a la cara, sin importar el tiempo que pasara, yo no podía dejar de sentirme intimidado en su presencia— ¿de qué hablas, Shelley? —intervino Karen que se colgó de mi brazo— Stan es tu hermano, estoy segura de que sí le interesas —y yo no pude decir nada, simplemente pasé mi vista culpable hacia la mencionada mientras asentía con la cabeza.
—Y-yo... es decir —me corregí— no sabía que trabajabas con el Capitán Tucker —traté de cambiar el rumbo de la conversación mientras veía a mi hermana rodar los ojos y afirmando mi pregunta con un sonido gutural de su garganta, supongo que a ella también le resultaba incómoda aquella situación, pero no podíamos evitarla— ¿t-te está sirviendo el dinero que les envío? —desde que comenzaron a pagarme, cada mes le mandaba algo de dinero para que se ayudase con sus gastos, después de todo, yo fui quien le pidió cuidar de la hermana menor de mi amigo— si necesitan más, yo podría...
ESTÁS LEYENDO
Siempre a tu lado... 💖Style💖
Fiksi Penggemar"Porque sin importar las adversidades, sé que siempre estarás para mí..." Au Style inspirado en la segunda guerra mundial. Advertencias: * Respetaré los nombres de los personajes por mucho que estos no sean alemanes. * El vocabulario vulgar que util...