En el intrincado rompecabezas de la fortuna y las dinámicas familiares, la historia de los Ackerman se despliega con la sorprendente paradoja de una heredera inesperada. Yo, Mikasa Ackerman, nací como el primogénito, destinado por la lógica y la vocación a heredar el legado de una familia distinguida a pesar de no ser la mayor. Sin embargo, las vueltas caprichosas del destino trazaron un sendero diferente para nosotros, desafiando las expectativas convencionales.
Mi hermana gemela, Hana, se alzó como el heredera legítima, a pesar de que mi esencia estaba más alineada con el deber hereditario. Aunque compartimos el lazo intrínseco de la sangre, nuestras apariencias se deslizan en direcciones opuestas. Mientras mi presencia se sumerge en la intensidad de cabellos oscuros y ojos penetrantes, Hana sigue un curso genético distinto, manifestando la diversidad inherente en nuestra herencia.
Este giro inesperado no solo implicó la pérdida de mi derecho de heredar, sino también la ruptura de las expectativas que construí para mi futuro. La realidad se tornó aún más agria cuando mi prometida, aquella con la que compartía sueños y promesas, se dejó seducir por las ilusiones de riqueza y amor que Hana ofrecía.
El exilio se me vio impuesto y se convirtió en mi única vía de escape, llevándome lejos de la mansión Ackerman que alguna vez consideré hogar. Profundamente enamorada, cada día alejada de ella se convirtió en una eternidad de desolación. Pero el tiempo, como un testigo silencioso, trabajó en mi interior. El amor, antes avasallador, se transformó en una lección dolorosa y distante.
Ahora, el destino, como un maestro de marionetas invisible, me convoca de nuevo al hogar que alguna vez fue mío. Circunstancias inesperadas me obligan a enfrentar las sombras de mi linaje y las huellas de un amor quebrado. ¿Habrán cambiado mis sentimientos durante mi ausencia, o persistirá la chispa de aquel amor fragmentado en las esquinas de mi corazón? Este es mi relato, una crónica marcada por la paradoja del destino y las incógnitas que aguardan en el regreso a mi pasado, donde la semejanza física es solo una pincelada superficial en la complejidad de nuestro lazo fraternal.
