Pᴀʀᴛʏ Pᴀʀʏ Yᴇᴀʜ

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Eran las ocho de la noche cuando estacioné mi auto en la casa de los Lee, la casa donde vivía quien podría considerar como mi mejor amigo.

Bajé del vehículo y unos segundos después de golpear la puerta un chico rubio fue quien me recibió. Lee Felix.

—— Hola Hyung, pasa. ——Me dijo él, con la sonrisa que tanto lo caracteriza.

—— ¿Cómo estás, Lixie? ——Saludé de igual forma, entrando a la casa y cerrando la puerta detrás mío.

—— Todo bien. ——Me volvió a responder él, antes de irse a la cocina casi corriendo.

Ese era su lugar favorito en toda la casa, siempre que visitaba a la familia Lee encontraba a Felix estando en la cocina.

Cuando pasé a la sala me encontré a los señores Lee, dos personas que me conocen prácticamente desde que nací.

—— Hola tía, hola tío. ——Los saludé una vez estuve a su vista, ellos me sonrieron.

De por si ellos no eran verdaderamente mis tíos, pero me gustaba llamarlos así por los años de confianza que les tengo.

—— Hola cielito, Min está arriba esperándote, sube a buscarlo.

Me dijo mi tía y yo le hice caso, comenzando a subir las escaleras para ir a la habitación de la persona que podía hacerme sonreír con solo su existencia. Lee MinHo era mi mejor amigo desde toda la vida, lo conozco mejor que a nadie y puedo apostar a que el también me conoce de la misma manera.

Desde que soy pequeño me ha costado relacionarme con las personas, solo eramos mis padres, mi hermana y MinHo. Nunca necesité a nadie más, mi actual círculo social no lo hubiera tenido de no ser por MinHo.

Ya cuando estuve frente a su puerta, entré sin siquiera haber tocado antes. Hace tiempo habíamos dejado de preocuparnos por la privacidad del otro, claro que nos dabamos nuestro espacio para ciertas cosas, pero su habitación ya era como la mía, al igual que mi habitación era como la de él.

Al haber cerrado la puerta de su cuarto, me encontré con MinHo arreglándose frente a su espejo de cuerpo completo.

Si mi débil corazoncito ya estaba brincando emocionado cuando escuchó su nombre, imaginense en ese momento cómo se encontraba. Sonreí muy concientemente al verlo, sabía que mi felicidad era poder ver a MinHo. Yo era feliz teniendolo frente a mi, cuando me sonríe o cuando simplemente se sienta a mi lado para hacerme compañía. MinHo era la persona a la que amaba fuera de un amor fraternal.

Porque si, hace dos años atrás me di cuenta de que el amor que sentía por MinHo no era el mismo que sentía por mi hermana YeJi, o por Felix. MinHo me sacaba los suspiros de los que siempre nos burlamos cuando los pasan en alguna película o dorama, MinHo no me ponía nervioso, pero si me daba la necesidad de querer ser perfecto a sus ojos.

Pero bueno, ¿Qué más puede esperarse de un pisciano?

Cuando MinHo me vió por el reflejo del espejo, me dedicó una de esas sonrisas que solo me muestra a mi. Esas sonrisas que sabes cuando son especiales, porque MinHo solo me sonreía así a mi y a nadie más.

—— Hola, bebé. ——Me saludó y siguió arreglandose frente al espejo.

—— Hola, cariño. ——Saludé de igual forma, acercándome a él y poniéndome a su lado para estirar mis labios en un piquito.

—— Aléjate Lee, acabo de ponerme balsamo. ——MinHo me empujó y yo me eché hacia atrás, casi tirandome al piso por la exageración. Él me miró y puso los ojos en blanco.

ℳ𝓎 ℬℯ𝓈𝓉 ℱ𝓇𝒾ℯ𝓂𝒹 𝓛𝓮𝓮 𝓜𝓲𝓷𝓗𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora