En un mundo lleno de vida y color en donde la magia es algo cotidiano, Leonard es un chico aislado de la sociedad que lidia con el enorme problema de que una poderosa princesa del infierno está enamorada de él. Por azares del destino, Leonard ha sal...
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A Leonard le costaba procesar el hecho de que realmente se había metido en esto, él aceptó defender un lugar que no le importa tal como sus padres hacían hace mucho tiempo, era una locura. Desde el incidente él se había prometido a sí mismo nunca tener el mismo trabajo que sus padres y alejar a Val de ese mundo pero fue inútil intentarlo... Su hermana ya no es una niña pero no puede evitar preocuparse por ella... Y por Katte.
Desde que bajó a la ciudad su mente ha estado muy confundida, y no podía dejar de tener la sensación diaria de que algo horrible va a pasar, pero lo único que tiene claro es que en medio de toda esta confusión Katte y Val son lo único que realmente le importa, la única luz en medio de la tormenta y que hará lo impensable con tal de protegerlas... Aún si tiene que ir en contra de sus propios ideales para conseguirlo.
Pasaron los días y Katte se mantenía en contacto con él. Hablar con su novia le traía algo de calma en medio del tornado de preocupaciones en su mente. Katte le pidió visitar su casa con Val el fin de semana porque tenía algo importante que hablar con ellos acerca de su nuevo trabajo y aunque él odiaba tocar el tema aceptó ya que sabía que tenía que adaptarse a la idea de defender la ciudad con los demás.
Llegó el Domingo y Leonard fue a casa de Katte junto con su hermana, Val se veía muy animada por su futura labor y le decía a su hermano en el camino todos los nuevos golpes que tenía preparados para los villanos, por otra parte él solo iba serio, tratando de seguirle la corriente y ocultar su preocupación. De lo único que estaba seguro era de que si alguien tocaba a su hermanita el pobre infeliz terminaría con una costilla rota y una pierna quemada.
Al llegar a la casa, Katte los recibió con la amabilidad que le caracteriza. Leonard sabía que solo gracias a ella no se volvería loco de remate en este trabajo y aunque todavía se expresaba de forma distante, en el fondo agradecía demasiado las atenciones de Katte. La pelirosa condujo a los hermanos a la sala, donde Emerson y Sebastián los estaban esperando. Los amigos los saludaron con entusiasmo y ambos hermanos se sentaron junto a ellos mientras Katte se colocaba frente a todos para tomar el mando de la situación.
—Amigos, los traje aquí porque ahora seremos un equipo y sé que no tendremos problemas con eso, todo lo contrario estoy segura de que todos seremos grandes amigos. Pero aún tengo que compartir con ustedes información muy importante —Explicaba la pelirosa con un aire de liderazgo nato
—Interesante ¿De qué se trata? —Preguntó Val con curiosidad y entusiasmo
—Antes de dedicarnos a esto de proteger la ciudad tienen que conocer algo muy importante que en un futuro podría darnos la ventaja en batalla —Entonó Katte de manera enérgica
—¿Una ventaja? —Preguntó Emerson mientras comía unas galletas por debajo de su cubrebocas —¿No será.. —Sin embargo fue interrumpido
—Es justo lo que piensas Emerson. Hoy les diré todo lo que sé sobre el guardián de reliquias —Reveló la pelirosa con calma
