𝑫𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆

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La luz pega contra mi rostro haciéndome abrir los ojos lentamente para acostumbrarme a la claridad matutina, quiero levantarme pero siento un peso en mi cintura que hace que me gire; Eddie aún sigue dormido, tiene su brazo rodeando mi cintura, su boca está ligeramente abierta y algunos mechones de su melena caen por su rostro. Luce tan relajado que no puedo evitar quedarme unos segundos observándole con una media sonrisa, se ve muy tierno mientras duerme.

Espera, ¿que acabas de pensar Alice? No, eso no puede ser.

Cuidadosamente quito su brazo de encima para levantarme e ir al baño pero en lugar de soltarme Eddie afianza más su agarre haciéndome reír levemente.

—Buenos días—murmura sonriendo con la voz ronca aún con sus ojos cerrados acurrucandose en mi cuello haciendo que tiemble un poco bajo su toque—¿Cuánto rato llevas despierta?

Me quedo unos segundos paralizada ante la posición que ha tomado, para nada me disgusta, todo lo contrario, me gusta tanto que no se cómo reaccionar.

—Unos minutos, iba a levantarme al baño pero alguien no me deja—bromeo revolviendo su pelo recibiendo una queja de su parte—Espabilate, tenemos que ir a clase

—Cinco minutos mas—pone un pequeño puchero separándose de mí y ruedo los ojos riéndome. Suelta su agarre y por fin puedo ir al baño.

Hago mis necesidades, lavo un poco mi cara, peino mi cabello con los dedos y me hago una coleta alta para no ir tan despelucada; la noche anterior había dejado mi ropa en el baño para cambiarme directamente.

Una vez que ya estoy lista salgo del baño con la esperanza de que Eddie ya se haya levantado pero al volver a la habitación lo encuentro en la misma posición en la que lo había dejado. Me acerco hasta el y lo zarandeo suavemente sin recibir respuesta, bufo algo frustrada tras varios intentos inútiles así que opto por dejar pequeños besos por su mejilla consiguiendo el mismo resultado.

Ruedo los ojos levemente y paso mis uñas ligeramente por su espalda dejando un par de besos en su frente consiguiendo que se remueva en la cama.

—¿Podrías despertarme así todos los días? Me levanto de mejor humor—habla en voz a centímetros de mi rostro haciendo que me aparte lentamente con una sonrisa nerviosa, que incómodo.

—Solo si consigues que lleguemos a tiempo a clase, así que venga Munson, no quiero llegar tarde—le tiro un cojín a la cara y salgo de la habitación para dejar que se vista.

La sensación que tenía con el es bastante rara, no puede ser que me guste en tan poco tiempo, quizás si me atrae pero solo somos amigos, buenos amigos. Me ayuda a salir de mi agujero sin importar meterse conmigo para sacarme de ahí y eso lo aprecio mucho, nunca me habían tratado con el cariño y el cuidado con el que él lo hace por eso no me cuesta devolverle un poquito de lo que él me da.

Aproximadamente unos diez minutos después Eddie sale de la habitación poniéndose su chaqueta de cuero para después ponerse el chaleco. Cuando estamos listos salimos del tráiler para subirnos a la camioneta en dirección al instituto, por el camino paramos en una tienda para comprar unas donas y unos cafés para desayunar.

Eddie detiene la camioneta en el aparcamiento de la escuela y me ayuda a bajar como siempre, de verdad que podría acostumbrarme a esto.

Yo pensaba que iba a soltar mi mano después de ayudarme a bajar pero no; en lugar de soltarla entrelaza sus dedos con los míos de manera firme y comenzamos a caminar hacia la entrada del instituto. Algunas miradas se posan en nosotros y los murmullos no tardan en aparecer, honestamente me da igual porque no me importa lo que puedan pensar de mi.

—Esta noche tenemos campaña nuevamente ¿Te gustaría venir?—me pregunta Eddie balanceando nuestras manos suavemente llegando hasta mi casillero.

—Claro que si, perfecto, pero no llores esta vez intentare no darte una paliza—sonrio burlonamente abriendo la puerta de la taquilla para comenzar a sacar los libros que usaré en la mañana—Despues de clases tendré que ir a casa, me gustaría hablar con Steve...supongo que estará más calmado—hago una pequeña mueca cerrando el casillero.

𝑯𝒆𝒍𝒍 | 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora