[39] LA NIEVE

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—¡Judith! —gritó Lara—. ¡Judith! ¡Negan!

—¿Lara? —gritó la voz de Negan—. ¿Qué diablos estás haciendo?

—¡Lo mismo que tú! —gritó Lara, encontrando a Negan en la tormenta—. Buscando a Judith.

Negan parecía convencido y se volvió hacia donde se dirigía. Lara podía ver los escombros volando, pero no vio el trozo de madera que se dirigía directamente hacia ella hasta que Negan gritó—: ¡Cuidado!

Consiguió apartarla de un empujón y la tiró a la nieve mientras la madera chocaba con su pierna y lo derribaba. Lara escuchó el chasquido que siguió al impacto y vio a Negan caer al suelo.

Se puso de pie, corriendo hacia Negan. Se las arregló para ponerlo de pie, tirando de uno de sus brazos sobre sus hombros.

—Gracias.

—No lo menciones —dijo Negan.

—Muy bien —respondió Lara—. ¡Judith! —escuchó ladrar a un perro y se llenó de un atisbo de esperanza—. ¿Dog? ¿Judith?

Ella y Negan tropezaron en la dirección de los ladridos y encontraron a Judith atando una cuerda alrededor del cuello de Dog para sujetarlo.

—Oye —dijo Negan—. Oye, oye. Te tengo, te tengo.

Cargó a Judith sobre su hombro y Lara agarró la correa de Dog, aferrándose a la chaqueta de Negan para no perderlo. Encontraron refugio detrás de un edificio, donde Negan colocó a Judith en el suelo.

—Oye, ¿estás bien? —preguntó Negan.

—Estoy bien —respondió Judith.

Negan se quitó la chaqueta—. Aquí tienes. Sé por qué haces esto. Solo intentas pasar más tiempo con Negan, ¿no es cierto? Te diré algo, será mejor que ese perro cague pepitas de oro. ¿Me entiendes?

—Tu pierna luce como la mierda —dijo Judith.

—Lenguaje, señorita Grimes —respondió Negan—. Te diste cuenta, ¿eh? No se siente muy bien, para serte sincero. Pero estará bien —Negan ató parte de su camisa alrededor de su pierna—. Estoy muy contento de haberte encontrado. Pero tenemos que salir de este clima, ¿sí?

—¿La tienes? —preguntó Lara.

—Sí —respondió Negan, tomando a Judith en sus brazos.

—Dog —dijo Judith en voz baja.

—¿Qué? —preguntó Negan.

—Tenemos que llevarlo —respondió Judith.

—Ah, el perro —dijo Negan—. Muy bien.

—Yo me encargo de Dog —dijo Lara—. Vamos, Dog.

Se las arreglaron para regresar a la casa de Aaron, a pesar de haberse perdido varias veces, y en el momento en que atravesaron las puertas, Negan casi se derrumbó. Lara apenas logró agarrar a Judith de él antes de que golpeara el suelo, y cuando nadie trató de ayudarlo, los ojos de Lara se abrieron con sorpresa.

—¿Es en serio? —preguntó Lara en voz alta—. Arriesgó su maldita vida para salvar a Judith, así que lo mínimo que podemos hacer es curarlo, bastardos desagradecidos.

Aaron corrió hacia adelante con mantas y el resto de la noche fue un borrón de llamas bailando en la chimenea y abrazando a Judith en un intento de calentarla. Dog se reunió con ellas junto al fuego, acurrucándose junto a ellas como para mantenerlas a salvo. RJ apareció no mucho después, se sentó en el regazo de Lara y se unió a ella bajo las mantas.

BLEEDING OUT | Daryl Dixon ²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora