CABAÑA 001 [+21] [TERCERA PARTE DE CELDA 001] [TERMINADA]

CAPÍTULO 3

EMY

– ¿Por qué tienes sangre en la cabeza? - pregunta mi madre que viene corriendo hacia a mí.

Me toco la parte trasera y efectivamente, tengo una pequeña herida. Debe ser de cuando me ha estampado contra la pared.

– No es nada – la tranquilizo.

– ¿Te ha hecho algo? - me mira preocupada.

– No, pero está también loco – me río.

– ¿Y para que vas? Yo creo que tu tampoco estás bien – habla mi hermano desde el sofá.

– Quería verlo – me encojo de hombros.

– No te acerques a él – añade mi padre.

– Vale – miento.

– Hay alguien que quiere verte – sonríe mi padre.

Lo sigo hasta el jardín y doy saltos de alegría.

– ¡PIOLÍN! - grito y abrazo a mi pato.

Es el tercero que tenemos, pero siempre los llamo igual porque no cambian físicamente.

– ¿Quién lo ha estado cuidando?

– Yo – pone los ojos en blanco.

– Sabes que lo quieres – me río.

– Me saca de quicio – se queja.

– Gracias – le doy un beso.

– Llévatelo de paseo, tiene ganas de salir.

– ¿Me acompañas? - digo mientras le pongo la correa.

– Voy a preparar la cena con mamá. Ve con Alan.

– Está bien.

– Bésame – me sonríe.

Le aprieto las mejillas y le doy un enorme beso.

– ¡Alan! - lo llamo y me mira – Conmigo.

– Estoy viendo la tele – me sonríe inocente.

– Acompañame – ordeno.

– Tía no me gusta pasear patos.

– Te jodes – le sonrío yo.

Lo cojo del brazo y lo arrastro hasta el jardín.

– Soy tu hermana mayor y tienes que obedecerme. Así hablamos de todo.

– Estás loca – se ríe.

Salimos al exterior y me engancho a su brazo.

– Cuéntame – lo miro - ¿Alguna novia?

– Sabes que no – niega.

– ¿Seguro?

– Odio a la gente tanto como tú – se ríe.

– No creo que llegues a mi nivel.

– Bueno alomejor tanto no – se queda pensativo.

– ¿Y follamiga? - le sonrío pícaro.

– Algo hay – se encoje de hombros.

– Ese es mi hermano – le palmeo la espalda.

– Mira – señala el jardín de Nika.

Observo y veo como está arreglando algo de la piscina.

– Piolín, hora de hacer caca – me paro en la puerta.

– Que perra – se ríe mi hermano.

– Venga – animo al pato que quiere seguir andando.