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Eleanor

Estábamos a punto de salir al campo.

-¿Estás nerviosa?-me preguntó James.

-Sí, un poco. ¿Y tú?-no iba a mentir, me preocupaba James por la jugada que quería hacer y que antes no le salía, pero estaba convencida en que lo iba a hacer genial.

-Tengo miedo de no poder hacer la jugada, eso es lo único que me preocupa. Lo demás es pan comido.-exclamó con una pequeña sonrisa. Le sonreí de vuelta y nos llamaron para salir.

Aparte de lo de James, me preocupa Regulus Black, el buscador de Slytherin y el hermano de Canuto. Digamos que no nos llevamos muy bien. De todas formas, él y Sirius no suelen hablar, son como extraños.

El silbato pitó y todos empezaron a moverse de aquí para allá con sus escobas. Yo me concentré en encontrar la snitch.

Llevábamos una hora y media de juego. Íbamos ganando por 20 puntos, pero no nos podíamos confiar. Yo seguía dando vueltas sin encontrar la snitch. Regulus estaba igual de perdido que yo.

Entonces, James dio la señal para hacer la jugada. Esa que costaba tanto. Y que a James no le salía. Pero lo iba a intentar. Y yo confiaba en él.

Empezó a coger velocidad yendo hacia abajo, cuando estaba a punto de chocar, tiró de la escoba hacia arriba y dio un gran giro. Volvió a bajar y cuando estaba sobrevolando a escasos centímetros de la hierba, dio un giro de 180°. Con lo cual, se quedó boca arriba y Marlene le tiró la quaffel. James la cogió con agilidad y rápidamente levantó el vuelo. Dio un giro en el aire y tiró al aro central. El guardián no pudo parar la quaffel, lo cual hizo que James marcara.

Le miré con orgullo, sabía que lo iba a conseguir. Celebró y giró la cabeza hacia mí. Lo miré con una sonrisa mientras asentía varias veces, dándole a entender que estaba muy orgullosa de él.

De repente, escuché un pequeño zumbido en mi oreja. Uno que reconozco a la perfección. Rápidamente, me giré y empecé a perseguirla. Cuando estaba a milímetros de cogerla, alguien me empujó fuertemente y me caí de la escoba. Lo último que escuché fue que alguien gritó mi nombre. Y ya está. Todo negro.

                        Dos días después

Abrí lentamente los ojos, me intenté incorporar, pero al segundo me volví a tumbar por los pinchazos en la cabeza. Me iba a explotar. Miré hacia los lados desubicada. ¿Qué hacía en la enfermería? Bajé la mirada y vi que mi brazo estaba escayolado. Genial, me había roto el brazo.

Giro la cabeza al escuchar un ruido. Y entran cuatro personas. Eran Canuto, Colagusano, Lunático y Cornamenta. Cuando me vieron despierta, corrieron hacia mí y me abrazaron.

-¿Qué ha pasado?-pregunté extrañada.

-Tranquila Akira. Después de que Regulus te tirará de la escoba, Dumbledore te llevó a la enfermería. Y Madame Pomfrey te vendó el brazo. Llevas durmiendo dos días. Vaya dormilona.-dijo Sirius mientras se reía.

-¡¿Dos días?! ¡¿Llevo aquí dos días y tú lo dices tan tranquilo!?-grité irritada.

Narrador omnisciente

Y así fue toda la tarde, Eleanor enfadada con todo el mundo, Sirius riéndose de ella, Remus intentando calmarla, Peter comiendo y James sonriendo.

...

Al día siguiente, me desperté y Madame Pomfrey me dio una mezcla de color verde. Me la tomé y cerré los ojos con fuerza cuando el mejunje me bajó por la garganta. Estaba malísimo. Pomfrey se rió, y me dijo que ya podía irme.

Salí de la enfermería directa a mí habitación, los chicos estarían durmiendo. Todos menos Remus, claro. Las clases empezaban en dos horas.

Cuando llegue al cuadro de daba a la sala común de Gryffindor, saludé a la Dama Gorda y dije la contraseña: calabaza.

Entré y subí las escaleras hasta la habitación que compartíamos yo y los chicos. Gracias a estar molestando a Dumbledore hasta que nos dio el permiso.

Efectivamente, cuando entré todos estaban en la cama menos Remus. Así que aproveché la oportunidad que pocas veces se me presentaba. Fui hacía la cama de James y me tiré encima suya, con cuidado de no hacerme daño en el brazo. Él soltó un grito y yo rápidamente le tapé la boca.

-Shhh, vas a despertar a los demás. ¿No quieres hacerles alguna broma?-James se frotó los ojos y sonrió asintiendo.

-Bien, coge esa almuada, yo cogeré esta otra. A la de tres empezamos a a golpear a Peter.-susurré mientras hacia la cuenta atrás con los dedos.

Cuando bajé el tercer dedo, los dos empezamos a pegar a Peter con las almohadas. Pero no se despertaba.

-Será bobo. No se despierta.-murmuré dándole más fuerte. Cornamenta se empezó a reír y sonrió siniestramente.-Conozco esa sonrisa, ¿qué se te ha ocurrido?

Cogió el vaso de agua de Peter de su mesita de noche. Y ahí supe lo que iba a hacer.

Empecé a bajar los dedos hasta tres. Cuando bajé el último, James tiró el agua del vaso sobre Peter. Rápidamente, Peter se despertó sobresaltado. James y yo no parábamos de reírnos mientras que Peter nos miraba mal. Aunque al final acabó riéndose.

-Y para mí querido Sirius, tengo una gran idea.-sonreí cínicamente. Justo en ese momento Remus salió del baño recién duchado. Le sonreí y me giré hacia Sirius.-¿Preparados para correr?

Los tres asintieron.

-¡Sirius, tú pelo se está quemando! ¡Te estás quedando calvo!-grité muy alto. Él al segundo se despertó agitadamente y se miró el pelo con los ojos cristalinos. Todos nos empezamos a reír menos él. Cuando se dio cuenta de que era una broma, nos miró a todos con cara de querer matarnos.

Rápidamente cogí mis cosas y empecé a correr aunque antes de salir del dormitorio grité:-¡Te quiero mucho Sirius!

Los demás también empezaron a correr. Todos llevábamos los uniformes menos Sirius. Él también había salido corriendo detrás de nosotros para alcanzarnos.

De repente, McGonagall sale de un aula. Casi nos chocamos.

-¡Hola Minnie! ¡Qué guapa está hoy!-grité para que me escuchara, ella negó con la cabeza y siguió su camino. Ya estaba acostumbrada a todo esto.

Siempre dice que nos odia. Aunque en el fondo, nos ama con todo su alma. Y nosotros a ella. 

Llegamos al Gran Comedor y dejamos de correr. Apoyé mi mano en mi rodilla para poder tomar aire. Era muy difícil correr con un brazo roto.

Sirius llegó a los pocos segundos de sentarnos en la mesa.

-Hola Canuto, ¿qué tal?-pregunté con una sonrisita. Él me dio una sonrisa sarcástica mientras que se cogía una tostada con mermelada de fresa.

-Hay que empezar el día con alegría.-dijo James mientras que se reía de Sirius. Yo le señalé con el dedo dándole la razón.

Sirius nos miró durante unos segundos con cara seria. Así que James y yo nos pusimos serios también. Aunque no duró mucho porque todos nos empezamos a reír a los dos segundos.

Esto era una mañana al estilo Merodeador. Y me encantaba.

Hola!! Espero que os guste este capítulo. La verdad es que me encanta como Eleanor confía tanto en James. Es increíble. Comentar qué os parecen ellos dos.
Adiós!!






We are in love // James PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora