Capítulo 6. Celos

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Este abrazo era muy especial, para él, era algo completamente nuevo. Las pocas veces que su madre lo abrazó fue antes de irse al internado y de su hermana, ni hablar, nunca llevó una buena relación. Se separaron y quedaron frente a frente, mirándose a los ojos. Un momento mágico que significaba algo...

—¡Hola! Buenos días.

Interrumpió Imelda, saludando en voz alta. Se acercó, acompañada de Madyson. Hicieron a Ellie a un lado, quedando enfrente de Andrei, a propósito.

—Oye, ¿A dónde fuiste el sábado en la noche? Pensé en llevarte un regalo por tu cumpleaños —decía Madyson, mostrando el obsequio—, pero no estabas.

—¡Qué lindo de su parte! —añadió Imelda— Se acordó de tu cumpleaños, no seas grosero y acepta el regalo.

El joven tomó el obsequio, lo abrió, viendo que era un cuadernillo.

—Es una bitácora, sé que estás trabajando en investigaciones y esas cosas. Creo que te será útil.

—Gracias, Madyson —se limitó a decir.

—¡Por nada! Si quieres podemos salir, ya que él sábado no salimos.

—Estoy muy ocupado —respondió—. Y tú estás saliendo con alguien más.

—Ay, pero solo es como amigos —apoyaba Imelda—. No tiene nada de malo.

Ellie sintió que ya no podía seguir escuchándolas, así que se fue. Caminó por los pasillos hasta llegar a la puerta del salón. Tenía una expresión de tristeza que no podía ocultar. Cindy lo notó y fue a donde estaba.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—Tuve un terrible fin de semana... y no termina.

—Mmm... es mejor que nos saltemos esta clase. Vamos a otro lugar.

Se fueron, antes de que el resto del grupo se diera cuenta de la situación.

Se sentaron en una de las mesas de la cafetería, vacías a esa hora de la mañana, pero abierta para los que querían comenzar su día con un café

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Se sentaron en una de las mesas de la cafetería, vacías a esa hora de la mañana, pero abierta para los que querían comenzar su día con un café. Maestros y alumnos salían con su bebida caliente, alistándose para las clases. Ellie no pudo evitarlo, las lágrimas se derramaban en sus mejillas.

—Él dijo que no sentía nada por mí.

Lloró más al decir esto. Cindy se acercó para rodearla con sus brazos, en señal de apoyo.

—Lo peor de todo es que ni siquiera le pregunté, solamente lo dijo.

—Ay, Ellie. No sé qué decirte. ¿Sabes qué te hace falta? Una noche de bebidas con las chicas. Hoy en la noche, con Emilly y Joan.

—¿Crees que sea buena idea? —la chica dejó de llorar.

—Claro, que sea en mi casa.

—Está bien —dijo, ya estando tranquila—. Me siento muy mal, Madyson le regaló una bitácora, yo solo le di chocolates. Ni siquiera puedo regalarle algo que le sirva.

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