Capítulo 13: Quiebres

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"No necesito más ayuda con la escuela, así que no tienes que seguir yendo a mi casa."

Oikawa leía el mensaje de Kageyama en su celular una y otra vez. ¿Por qué le estaba diciendo eso tan de repente? Era cierto que Tobio había mejorado bastante su método de estudio y su promedio general; sin embargo, la última vez que se vieron, antes de que llegara Akiko a la casa y lo echara, quedaron en verse para sus sesiones de estudio la semana siguiente.

"¿Todo bien?" Preguntó Iwaizumi, quien estaba junto a él en ese momento.

"No sé... Mira el mensaje que me mandó Tobio." Y dicho eso le acercó el aparato para que lo leyera él mismo. "Antes de que me fuera de su casa ya nos habíamos puesto de acuerdo para reunirnos esta semana." Ambos se quedaron en silencio mientras pensaban, hasta que Hajime habló.

"Tal vez siente que está abusando de ti. Tú sabes como es Kageyama..."

"Pero- ¿Así tan de la nada? Si habíamos hecho planes y todo." El castaño reclamó confundido.

"Insisto: así es Kageyama. Es un chico algo extraño, impulsivo y orgulloso." Dijo Iwaizumi, para luego notar que Oikawa endurecía las facciones de su rostro. El as lanzó un suspiro agotado. "Ya, deja de hacer pucheros; no es tan grave. En algún momento debían terminar sus 'sesiones de estudio'." La sonrisa burlesca de Hajime frustró un poco al capitán.

"¡Sí sé eso! ¡Pero...! ¿Por qué fue tan de repente? ¡¿Y por mensaje de texto?!" Tooru se preguntó perdiendo un poco el control. "No creo haber hecho algo malo o que ya no considere útil mi ayuda, sino ni siquiera habríamos hecho planes para esta semana en primer lugar. Entonces... ¿por qué?"

"Bueno, anda y pregúntale a él..." Soltó ligeramente hastiado Hajime, haciendo que Oikawa considerara la idea. "Y cuando te explique la cagada que te mandaste, trágate tu maldito orgullo y suplícale que te perdone." Finalizó aburrido, ante lo que su amigo entrecerró los ojos.

"Y de nuevo, ¿por qué tendría que ser mi culpa necesariamente?"

"Intuición."

"¿Por qué? ¿Pasó algo?"

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"¿Por qué? ¿Pasó algo?"

Kageyama negaba con la cabeza mientras leía la respuesta de Oikawa a su mensaje.

'Y tiene el descaro de preguntar...' Pensó con molestia.

Después del enfrentamiento con su madre, no se dirigían la palabra. Había pasado solo un día, pero sabía que Akiko estaba lo suficientemente enojada como para que esa situación se prolongara por varios más... Después de todo, no era la primera vez que pasaba algo así.

Tobio decidió no responder el mensaje, y solo concentrarse en sus deberes en casa. Así, pasaron un par de días más, en los que tal como esperaba, las cosas con su madre no mejoraron. Cuando se encontraba con Akiko en la casa, ella lo miraba molesta para luego ir a paso firme hasta su oficina y cerrar la puerta detrás de ella sin dirigirle la palabra. Esa rutina lo tenía agotado, y en momentos como esos se daba cuenta de cuanto necesitaba tener cerca a su hermana mayor, quien hace varios meses se había mudado a Tokio por sus estudios.

'Tal vez llame a Miwa más tarde...' Pensaba un día mientras caminaba hacia su hogar después de su último día de práctica antes de que el gimnasio sufriera una pequeña remodelación. Eso implicaba que tendrían unos días libres de entrenamiento, algo que les vino bien a la mayoría ya que se acercaban los exámenes finales del periodo y varios estaban ligeramente agotados. Kageyama pensaba en que realmente podría aprovechar sus días libres, pero pensar en pasar más tiempo en casa con la situación actual... Era deprimente y aun más agotador...

¿Cómo todo se jodía tan rápido?

"Tobio..." Esa voz lo sacó de sus pensamientos.

"Oikawa-san." Respondió inexpresivamente. Posiblemente el castaño esperaba que le agregara algo más a su recibimiento, por lo que se quedaron en silencio por un rato, hasta que el mayor se dio cuenta que el otro no tenía intención de seguir hablando.

"Quedé algo preocupado después de tu último mensaje... ¿Pasó algo malo?" Una rabia incontenible comenzó a invadir a Kageyama al oírlo.

"¿Qué malo podría pasar cuando vas delatando gente sobre cosas que no te incumben?" Soltó el pelinegro con veneno. El de Seijoh se sorprendió, sin comprender al inicio a lo que se refería... hasta que pareció recordar algo.

"Te refieres a lo de los medicamentos, ¿cierto?" Kageyama, a pesar del tono serio y ligeramente tímido del otro, rodó los ojos impaciente por entrar a su hogar a solo unos metros. El pelinegro comenzó a caminar hacia la entrada de la casa sin querer responderle. "¡Espera, Tobio! Yo no quería delatarte, sino ayudarte. Pensé que-"

"¿Y cómo ir a acusarme con mi madre podría ayudarme exactamente, ah?" Gritó el menor enfrentándolo.

"¡Creí que tu mamá sabría que hacer!" Oikawa dijo algo desesperado. "Estaba preocupado por ti, pero no sabía como-"

"Sí, claro..." Masculló con sorna Kageyama abriendo la puerta de su hogar. "Aléjate de mí." Terminó declarando para después cerrar la puerta en su cara. Tobio corrió hacia su habitación para encerrarse y luego tirarse sobre la cama.

No quería más. Estaba cansado, aburrido... no quería seguir con todo eso... No quería seguir con la vida que llevaba. Si tan solo pudiese escapar de todo eso, al menos mientras Akiko siguiera enojada.

¿Eso le importaría a su madre? Posiblemente... Pero no tanto si dejaba todo en orden en casa, no faltara a la escuela, no la molestara mientras estuviese trabajando y le avisara donde estuviese. Después de todo, igual tendría que volver y lidiar con ella, por lo que no quería enfurecerla más. Así, comenzó a hacer las preparaciones para salir temporalmente de esa casa.

Punto de Inflexión [Oikage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora