[ cincuenta y uno ]

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Betty, comenzó a reír divertida al igual que
Verónica. Dejamos de hablar y nos giramos a
verlas. Cheryl se puso de pie.

- ¿Qué sucede? - preguntó mientras se
acercaba a ellas. Archie y yo la seguimos.

- Me parece que Toni acaba de
arruinar nuestra cena - dijo Betty sin dejar
de reír. La miré divertido... se estaba
descostillando de la risa.

- ¡No es divertido! - se quejó. Verónica se
restregó los ojos, mientras calmada su risa.

- No les hagas caso a estas brujas, TT - dijo
Cheryl y se acercó a Toni, quien apoyó su
cabeza sobre su hombro cuando ella estiró sus
brazos.

- Aaaay, me dijo bruja - se quejó Betty.
Me acerqué a ella y la abracé por la espalda,
apoyando mi mentón en su hombro. Mi boca
quedó cerca de su oído. Ella colocó sus brazos
sobre los míos que estaban sobre su vientre.

- Y sí, algo de eso debes ser... porque me
tienes hechizado. No puedo dejar de verte, no
puedo dejar de pensar en ti, en tus besos, en
tu cuerpo - le susurré.
Sonrió levemente y mordió su labio. Giró un
poco la cabeza y me miró.

- No puedes con tu genio, ¿verdad?
pregunto.

- Te lo aseguro... apenas se vayan todos, tú no
te salvas de mí - besé su mejilla y volví mi
vista a los demás, pero sin dejar de abrazar a
Betty.- Entonces ¿Qué vamos a comer?

- Pidamos unas pizzas - dijo Archie.

- Perfecto - aseguré y me alejé de Betty para
ir en busca del número del delivery. Pero
detuve mi paso al recordar aquello, me giré a
verlos a todos - No podemos.

-¿Por qué? - dijo confundida Cheryl.

- Betty, no come pizzas - dije.
Ella sonrió y se acercó a mí, para acomodar
un poco mi cabello.

- Eres un dulce de leche - aseguró.

- Y tú eres mi envoltura - murmuré y me
incliné para besarla cortamente.

- Pero no se preocupen por mí... pidan la
pizza, yo no tengo hambre - les dijo a los
chicos.
Ellos volvieron a sus charlas y le lancé a
Cheryl la tarjeta con el número para que
llamara. Volví mi vista a Betty. Me senté en
el sillón y le hice un gesto para que se sentara
sobre mis piernas.

- Es mentira que no tienes hambre. Hace un
rato estabas que matabas por un poco de
comida.

- No te preocupes, comeré un poco de fruta
me dijo.

- No, ¿sabes qué? Vas a comer una porción de
pizza o dejo de llamarme Jughead "el sexy"
Jones.

- ¿El sexy? - dijo divertida - Más bien "el
calentón".

- Muy graciosa - bufé - Pero la única
calentona aquí eres tú.

- Sí, y me encanta serlo - dijo en descarado
coqueteo.

- No me seduzcas aquí... tenemos invitados,
amor mío. No querrás que haga cosas
inapropiadas delante de ellos ¿o sí?

- No te atreverías - dijo entre divertida y
nerviosa.

- ¿Quieres averiguarlo? - pregunté.

- No, Jughead, ni se te ocurra - se estaba por
poner de pie, pero no la dejé. Me miró fijo a
los ojos.

- ¿A dónde crees que vas?

-A... a estar con las chicas.

- Con ellas puedes estar otro día, ahora estas
conmigo - le robé un breve beso.
Ella sonrió y se acurrucó contra mi pecho. Mi
corazón latió rápido bajo su oreja, y la
escuché sonreír. Se alejó de mí y me miró a
los ojos.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora