Capitulo 8.

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—Hola nenas—Saludo a mis gemelas a través de la vídeo llamada.

—Holaaaa Val—Saludan emocionadas, se les ve feliz.

—¿Que tal la están pasando en el viaje?—pregunto queriendo saber todo.

—Muy bien, mamá nos compro un helado de chocolate, aunque no sabe igual al que tu siempre nos haces—Dice Celeste medio triste.

—Oh, mi niña, no te pongas así, cuando vuelvan les haré más de diez helado, si?—mi lado consentidora no me permite decir otra cosa que no sea está.

—Siiiiii, te amamos mucho Val—Me dicen las dos llenando mi corazón.

—Yo también las amo demasiado, ya quiero que vuelvan.

—Te llevaremos un regalo!!!—Gritan y de la anda se corta la llamada, miro rara el teléfono, vuelvo a llamar y está vez esta la mamá de mis gemelas.

—Hola Val.

—Se corto la llamada—Trato de buscar a las gemelas.

—Si, las gemelas cortaron y se fueron corriendo, porque acaba de llegar una de sus primitas.

—Ahhhh entiendo.

—Como sabrás hay cosas que hacer, más tarde podrás hablar con ellas.—Sin más vuelven a cortar, me hubiese gustado despedirme de ellas.

Pero, supongo que siempre estoy presente para ellas.

Mi celular vibra y es una llamada de Daniel.

—Buenas noches.

—No es necesario tanto formalismo.—Dice riendo Daniel.

—Esta bien, ¿Que pasa?

—Dentro de poco te llegará un vestido para la cena—informa.

—Esta bien.—Corto la llamada no tengo ganas de querer seguir hablando con él.

Me voy quitando la ropa para darme una buena ducha, que la necesito.
El agua empieza a caer por todo mi cuerpo, el agua tan fría y helada como la escena de aquella vez.
Desearía hacer disfrutado más aquel día, sentirme feliz, pero no pude hacerlo, eran ellos o nosotras, y no podía dejar que me separarán, no podría vivir sola.

Sin querer cierro los ojos y mi mente me traiciona mandándome recuerdos de esa vez.

El desespero que estaba sintiendo, estaba entre la espada y la pared, todo quedó a mis manos, me sentí culpaba pero conforme el tiempo avanzo esa culpabilidad desapareció.

Lo hize para salvarnos, lo hize por...

Hasta las personas más alegres pueden guardar un pasado oscuro y yo... Yo no soy la excepción.

Después de estar minutos bajo la ducha salgo para envolver mi cuerpo en una toalla.

Mi cara está roja debido a las lágrimas, hace tiempo que no lloro, y eso porque ya no estaba recordando ese hecho.
Me encargue muy bien de que nadie sepa de mi pasado, no estoy para esas cosas.

La puerta de mi casa empieza a sonar, alguien está tocando.
Aún envuelta en la toalla abro la puerta encontrandome con Daniel y una caja entre sus manos.

—Que buena bienvenida—dice con una sonrisa pícara viendo lo poco que tape con la toalla.

—¿Que haces aqui?

—Te dije que te iba a llegar un vestido.

—Eso si lo se tonto, solo no pensé que vendrías.

—No iba a perder un momento para verte—Dice al instante sonriente.

SAN VALENTÍN    (TERMINADO) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora