Pequeñas historias no tan pequeñas.
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• Pequeñas historias sobre personajes de Tokyo revengers.
• Novata en esto así que, posibles errores ortográficos, una disculpa por eso.
• Créditos sobre todas aquellas i...
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- Con un carajo Ran, te dije que cuidarás de ella. - Maldecía el pelirosa empujando la puerta de la habitación mientras cargaba el cuerpo poco consciente de aquella chica.
- No es como que no estuviera cuidándola, además, por primera vez se estaba divirtiendo. - Se intentó justificar el mayor recargándose en el marco de la puerta.
- ¿De verdad crees que hacía eso? - Le reprocho su hermano menor pasando por su lado para colocar la pequeña bolsa de la chica sobre el buro.
12 horas antes
- ¿Entonces si iremos? - pregunto el menor de los hermanos.
- Obvio que iremos Rindou, es viernes y hoy estoy de humor. -contesto el mayor meneando el vaso de whisky sobre la mesa. - Es uno de los mejores antros de la ciudad, eso quiere decir que...
- ¿A dónde irán? -interrumpió una voz suave. Los tres chicos que estaban presentes se giraron a observar a la pequeña chica que acababa de entrar a la cocina interrumpiendo la conversación de los chicos -Olvídenlo, es viernes. Mis audífonos se rompieron, ¿Tendré que comprar otros, Ran? -cuestiono al mayor haciendo que esté riera.
-No, sabes que ya no hago eso, no aquí. No desde la última vez. -respondió levantándose de su lugar para caminar hasta ella, quien se encontraba recargada sobre la lujosa isla de la cocina. La chica asintió avergonzada bajando la cabeza, porque sabía que por ella todos en aquella casa dejaron de hacer cosas que usualmente hacían, nunca entendía por qué le mostraban ese respeto a ella, y no a las demás chicas, pero la respuesta estaba más que clara.
-Lo sé, y lo siento. Lamento que por mí se limiten en cosas que estaban acostumbrados a hacer. De verdad, puedo utilizar la última habitación y así ya no...
-No. Yo lamento que hayas tenido que presenciar como mi hermano se follaba a alguien frente a tu habitación. - la chica se incomodó un poco ante las crudas palabras de Haitani menor, pero intento ignorarlo.
-Lo siento querida, ya estaba un poco acostumbrado a eso, y ese día olvide que ya teníamos a alguien aquí. -Ella solo asintió en modo de respuesta, sin decir más.
Desde el otro lado de la cocina, donde se encontraba una pequeña cantina con una gran cantidad de bebidas alcohólicas, él peligrosa miraba atento la escena. Nunca se imaginó compartir la mansión con una chica, y menos con una como ella, pero se lo debían, o eso pensaba él. Empezar a vivir con ella había dado un giro radical a la vida de todos, tanto como para Sanzu como para los demás era normal escuchar risas traviesas, gemidos o llantos de dolor por las paredes de esa enorme casa, e incluso ver escenarios obscenos y sangrientos, era como si todo lo hubieran normalizado.
Ahora, ahora ya cada quien tenía que encontrar un lugar para sus encuentros de una noche intensa con alguna chica, podían tener sus encuentros en aquella gran casa con la única condición de evitar encuentros como el que anteriormente había mencionado el Haitani menor, algo realmente difícil cuando de ellos se trataba.
