Gonzalo comenzó a caminar hacia mí, su mirada era una llena de deseo mezclada con determinación, sabía que yo lo deseaba desde el día que me beso en el ascensor, y el también, esta vez no habría marcha atrás, por un momento mi mente recordó a Amelia y justo en ese momento que me iba a echar para atrás Gonzalo me agarro por la cintura me pego a su cuerpo, dejo una mano en mi cintura y con la otra agarro mi cuello y me comenzó a besar, me beso como si llevara años esperando besarme, era un beso lleno de deseo, de lujuria, de placer, de necesidad, nuestras lenguas se rozaron, podía sentir su pene rozando mi vientre, le mordí el labio y eso hizo que Gonzalo soltara un gruñido aumentando el ritmo del beso, entonces fue como un beso con desesperación, esa desesperación de querer mas pero de no querer que nunca se acabara.
Seguimos besándonos mientras Gonzalo me pegaba contra la puerta del baño y comenzaba a desnudarme, una vez me había desnudado me movió hacia la ducha sin dejar de besarme, puso el agua caliente y me pego contra la pared, allí comenzó a chupar mis senos con desesperación me alzo una pierna, sentí su erección enorme en mi vientre y supe que lo quería, que lo deseaba y que llevaba negando todo este tiempo que necesitaba sentir su cuerpo junto al mio, mi deseo por él era algo inexplicable, era como una droga que necesitaba probar y sentirla en mi piel.
Sentí su pene entrar dentro de mí, primero con delicadeza y una vez estuvo adentro me embistió una y otra vez, mientras me besaba el cuello y los pechos, cuando nuestras miradas se cruzaban podía ver la satisfacción y el deseo en sus ojos mientras yo pasaba mis manos por sus brazos musculosos y los apretaba pegándolo más a mi cuerpo, tenía la necesidad de sentirlo dentro de mí, porque sabía que esto terminaría pronto y me negaba a dejarlo marchar.
De momento Gonzalo me volteo de espalda a él, me halo por la cintura y me pego su miembro en mis nalgas me ayudo a bajar mi cintura como si estuviera semi sentada en su pene y me penetro de nuevo, jamás había sentido algo así, nunca había hecho esta posición, como se podía sentir tanto placer, mi pelo caía en mi espalda comencé a mover mis caderas a un ritmo que ni yo sabía que podía hacerlo me sentía sexy y poderosa, Gonzalo agarro mi pelo con una mano y con la otra mi cadera, halo mi cabello mientras me penetraba con más fuerza, una y otra vez, sentí que llegaba al orgasmo y no pude aguantarlo me deje llevar y lo disfrute, luego sentí que él se estremecía y gruño cuando el termino después de mí, se recostó de mi espalda en lo que recuperaba su respiración , y se pegó a mi oído y me susurro;
-He esperado tanto por esto que pensé que jamás llegaría a suceder, ha sido mejor de lo que imagine, espero no haberte defraudado.
-Ha sido magnifico. Ahora necesito ducharme.
-No se diga más.
Me dio la vuelta de frente a él y comenzó a enjabonarme con delicadeza mientras yo lo miraba, sus músculos se contraían cada vez que me enjabonaba y yo no podía de dejar de mirarlo de querer más, era como si no estuviera saciada como si eso no hubiera sido suficiente, quería más.
Cuando termino de quitarme el jabón, salí de la ducha nos secamos y sabía que yo tenía que dar el paso si quería más, estaba seguro que Gonzalo pensaba que no quería más, pero yo necesitaba más, así que camine desnuda hasta la puerta voltee mi cabeza y lo mire, lo hice con deseo, con lujuria, como cuando estás hambrienta y llegas a un festín y eso fue suficiente para que el entendiera que quería más, continúe caminando y me acosté en la cama desnuda, Gonzalo me siguió hasta la cama, se paró en el borde de la cama me miro como si pudiera comerme con la vista, y luego se subió arriba de mí y comenzó a besarme luego de un rato fue bajando a mis pechos jugo un rato con ellos y su lengua cuando estuvo satisfecho bajo a mi venus, con su brazos abrió mis piernas una a cada lado dejándome plenamente abierta a él, mientras yo lo observaba, mi corazón palpitaba tan rápido que podía escucharlo en mi oído.
Su cabeza bajo hasta mi venus su lengua se adentró en mi venus como si fuera una experta como si este fuera su territorio, moviéndose por mi clítoris una y otra vez, de vez en cuando succionaba y otras la adentraba dentro de mí, no había pasado mucho cuando ya sentía que mi orgasmo se acercaba, pero decidí que esta vez no iba a terminar, quería tener control,así que agarre su cabeza y la subí el me observo y entendió, se acostó a mi lado.
Comencé a besarle el cuello e hice un camino de besos bajando por su pecho, por su abdomen marcado hasta llegar a su miembro, lo agarre y comencé a lamber, luego lo adentre en mi boca y comencé a succionar la punta, podía sentir como su cuerpo se estremecí por mí, y eso me éxito más, comencé a chupar su miembro arriba y abajo, con mi mano la bajaba y la subía al mismo tiempo que con mi boca, después de un rato decidí que tampoco quería que el terminara así, entonces me subí encima de él, agarre su miembro y lo acomode dentro de mí, entonces comencé a mover mis caderas mientras el me agarraba las caderas y me ayudaba a moverme, volví a tener ese sentimiento de poder, de que era yo quien llevaba el control de que podía controlar su orgasmo y hacer con él lo que yo quería y eso me enloqueció de placer, eche mi cabeza hacia atrás y sentí mi pelo mojado en mi cintura, comencé a moverme más rápido como si estuviera cabalgando, baje mi cabeza y le lambí el cuello, el odio, subí mi cabeza y el aprovecho agarro mis pechos y los comenzó a apretar y a lamber mientras yo me movía fuertemente hasta que ya no pude más y mi orgasmo llego junto con el de él.
Me acosté de lado, el me halo y me pego a él, y me abrazo a él, su mano descansaba en mi cintura y podía sentir su respiración en mi cuello.
-Micaela, eso ha sido magnifico, si hubieras podido verte cuando estabas arriba de mi tomando el control, parecías una diosa (me besa el cuello).
Yo no dije nada solo me reí, pero me gusto tanto que me dijera eso porque me sentí así, poderosa, jamás había sentido algo así en mi vida, poder tener ese control, con Amelia no me había sentido así porque era inexperta, jamás había estado con una mujer pero con Gonzalo era diferente porque ya había estado con hombres, me sentía más segura, más confiada, más preparada para tomar el control, y eso no lo entendí hasta hoy, pues no había estado con otro hombre desde que comencé con Máximo y antes de separarme del llevábamos mucho sin tener intimida, había olvidado como se sentía un hombre en la cama. Adicional, nunca había hecho tanto con Maximo, con el siempre fue todo tradicional y sencillo.
Desperté de madrugada y Gonzalo dormía a mi lado, aún tenía su brazo en mi cintura, así que lo moví para ir al baño, cuando regrese a la cama se despertó me halo hacia él y me susurro;
-Pensé que te me habías escapado.
Comenzó a besarme el cuello, el oído y sentí su erección en mis nalgas, y supe que querías más y yo también, necesitaba más porque muy dentro de mi sabía que en la mañana todo se acabaría que mi realidad era otra, porque no podía defraudar a Amelia. Me voltee y quedamos de frente nos besamos suavemente con calma disfrutando nuestras bocas, pero esta vez hicimos el amor disfrutamos de cada posición, cada caricia, cada rose, nos dijimos tanto con la mirada, con las caricias. Cuando desperté en la mañana supe que dolería verlo y aceptar que no podía estar con él por qué se lo debía Amelia, porque muy en el fondo yo amaba a Amelia y aunque no se lo hubiera dicho la había escogido a ella, mi corazón le pertenecía a ella, no podía abandonarla justo ahora cuando más ella me necesitaba.
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Conociendo a Micaela
RomanceMicaela es una mujer de 45 años con raíces afroamericanas y latinas, que está consumida por la rutina del diario vivir, casada hace 20 años con un marido que la ignora por completo y dos hijos en plena adolescencia. Llegara a su vida Amelia y Gonza...