Segunda parte

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Una chica se encuentra en medio de el pasillo de un súper mercado, gira lentamente su cabeza observando el sitio donde está.

Intenta avanzar hacia adelante, deteniéndose solo para darse  cuenta de que lleva consigo un pequeño carro de compras de plástico rojo.

El pequeño carrito está vacío, ella avanza hacia un estante frente suyo, mira directamente sobre el estante observando algo que le llama la atención.

Estira sus brazos tomando una bandeja grande de plástico color negra, bandejas más pequeñas y del mismo color se encuentran ensima de esta.

Como lo único que le llamó la atención fue la bandeja de abajo, quito las demás colocándolas en el mismo lugar donde estaban antes, a excepción de la bandeja grande.

En este recipiente se encuentra con varios muffins, todos iguales, sin ningún color o decoración, como si hubieran salido del horno hace nada. Sin embargo estos estaban fríos y al parecer llevaban algo de tiempo allí.

La chica toma uno de los muffins llevándoselo a la boca, saboreandolo.

-"A diferencia de los muffins normales, este tiene un sabor insípido y le falta bastante azúcar, no tiene sabor a nada."-

Eso fue lo que pensó, puso la bandeja en el estante y continuó su camino por el poco iluminado mercado, tomado algunos productos que llamaban su atención, llenando así poco a poco el carrito.

Siguió buscando muffins, ya que quería llevarse algunos, solo encontrando, decepcionada, vainillas, aun así se llenó de apoco el carrito con alguna que otras cosas, de camino se echó al carro unas oreo.

Por el camino, vio a su abuela comprando con un carrito igual al de ella, estaba acompañada por su nieta, la hermana menor de la chica, decidió no entrometerse por que ellas estaban  en camino a la fila para pagar y ya tendrían tiempo para hablar en casa, no era necesario molestarla ahora.

Se detuvo en el estante de protección femenina, junto a los shampoo's, abajo, al final del estante donde la última parte para ocupar tocaba casi directamente con el piso, habían unos zapatos que vendían, estaban guardados con bolsas de plástico, ella lo sabía por qué habitualmente frecuentaba ese comercio.

Para sorpresa suya de habían llevado casi todas las pantuflas y chanclas que habían antes allí, amontonados como ropa sucia en casa de cinco hermanos, solo quedaban unas botas modernas de suela blanda, -"las que están de moda"- pensó, le sorprendió ver aquello ahí, ya que eso no se encontraba casi en ningún lado, viendo el calzado y el talle, supo que le quedaría, sin embargo el pregunta por el precio lo dejo donde estaba.
Pasando de largo de esas botas, vio los demás calzados ya que el shampoo no le interesaba mucho.

-"Este le puede quedar a Maxi... Este también, este capaz que no..."-

Susurraba al comparar los talles de los calzados.

Dejo eso de lago cuando encontró ropa allí, ya que en ese lugar nunca se vendía ni una sola prende de vestir, miro las ropas pero para ser exactos solo dos prendas de y la única que miró detalladamente fue un pantalón para niña de color guinda, con algunos detalles de cinta rosada, aún que solo lo observó, era bonito pero habían mejores cosas, doblandolo como estaba antes, lo dejo en su lugar.

Su atención fue llevada a su lado izquierdo, ya que en medio de todo el silencio, un chico a mitad del lugar donde se encontraban los productos fríos, estaba tocando la guitarra y cantando con niños, estos llevaban dibujos en sus manos, no parecían ser más que pequeños del jardín infantil, no llegaba a entender la letra, pero llegó a oír en algún momento de la canción la palabra "niños", o eso cree.

Dio media vuelta, llendo para el lugar en donde estaba antes, se encontró con que la fila para la fiambrería era muy extensa, además parecían conversar alegremente, pero no se oía absolutamente nada, ni siquiera al chico cantando a sus espaldas, a pesar de solo estar a unos cinco pasos de distancia.

Un hombre que llevaba un niño más pequeño que los anteriores, salía de la fila y se le acercó.

-Disculpe, ¿No sabe dónde están las magdalenas?-

Preguntó ella, refiriéndose a los muffins.

-No, me parece que no hay.-

El niño pequeño dijo algo pero no se le oyó, luego de eso ella continua su camino al igual que ese sujeto y el niño.

Llega hasta el último pasillo, a la derecha de los productos fríos, donde se supondría que tendría que encontrarse con el papel de baño, en su lugar habían latas extremadamente largas, en una alcanzo a leer más o menos, por la falta de iluminación.

-Mermella...-

-"Ese nombre me convenció, me la voy a llevar..."

Tomo la lata y la metió al carro.

-"Por más que lo llené no revalsa de cosas, qué raro..."-

Dijo para sus adentros con extrañeza, continuo llendo más al fondo del pasillo, donde la luz ya casi no llegaba. Allí habían latas de vino y cualquier alcohol, ella no sabía en qué momento habían cambiado de lugar los productos ya que se suponía que el alcohol debía de estár frente a fiambrería.
Miro y tocó las botellas negras de vidrio que contenían la bebida alcohólica, estás no tenían ninguna etiqueta.

¿Pesadilla?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora