Capítulo 6

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Baek Nakyum

—Debieron imaginar que esto es algo imposible— dice el director desde la comodidad de su silla en la dirección. Heena me mira como diciendo que tengo que hablar y tratar de convencerlo.

La propuesta del club de arte le ha parecido una terrible idea, dice que es innecesario y que el presupuesto que necesitaría se puede usar en otro tipo de clubes que existen como el de literatura o el de análisis financieros (ambos terriblemente aburridos y sin chiste)

—Señor, como puede ver, hay muchos gastos que estarían cubiertos por nosotros. Básicamente lo único que necesitamos por parte de la universidad sería tener acceso a un aula en la que podamos almacenar nuestro material y tener reuniones semanales. También nos apoyarían con la renta de una galería en caso de una exhibición o demostración de habilidades artísticas de los participantes.

—Hay una facultad de artes. Ahí hacen eso.

—La intención es que otros alumnos como los de leyes, psicología, medicina e idiomas puedan tener un club que rompa con la rutina que les agobia diariamente.

—¿Estás insinuando que sería un club para perder el tiempo y pasarla bien?

—Claro que no señor— interviene Heena y me hace mala cara. Yo no tengo la culpa de que este tipo este tan cerrado a nuevas propuestas—. Dicho de otra forma, pensamos que nuestro club puede explotar nuevas habilidades en todo tipo de estudiantes.

—Me niego. Salgan de aquí.

Salimos derrotados. Ni siquiera podemos mirarnos el uno al otro.

Pese a que tuvimos que esperar un día más ya que él nunca apareció ayer, igual salió todo mal.

Yo soy excelente pintando, Heena es muy hábil con el trabajo en arcilla, ella hace esculturas increíbles que nunca nadie podrá conocer.

—Al menos lo intentamos— digo para aligerar el amiente.

—Una parte de mi siempre supo que no lo lograríamos.

—¿Desayunamos juntos? — quiero animarla. Que hayamos fracasado en esto no quiere decir que nunca más podamos expresarnos a través del arte.

Ella acepta mi invitación y pasamos sólo un rato en la fila de la cafetería. Cuando encontramos una mesa libre mi mirada viaja en dirección a la puerta.

Seungho entra acompañado de ese chico del cabello rizado, están sonriendo juntos y no puedo apartar mi mirada de él. Pienso en lo de anoche y en la forma en que volví a actuar como un tonto por tenerlo tan cerca. Él simplemente limpiaba mi cara y yo empecé a tener ideas, otra vez.

Por algunos segundos imaginé que me besaba, soy tan bueno imaginando que incluso tuve una visión de sus manos sosteniendo mi rostro para acercarlo más hasta el suyo. Iba en la mejor parte de mi visión imaginaria cuando volví a la realidad y vi en su mirada que me había descubierto.

Soy terrible, intento no serlo, pero lo soy.

—¿Quién es él? — pregunta Heena que se ha dado cuenta que lo estoy mirando casi de forma obsesiva.

—Yoon Seungho. Es mi compañero de habitación.

—¿Qué rayos? — exagera su reacción y también se le queda mirando—. ¿Ese chico tan perfecto es mi sustituto en el dormitorio?

—Lo es.

—Mierda. Es guapísimo. Es alfa, se le nota.

—Sí— digo y me llevo algo de comida a la boca.

¿Destinados? (Pintor Nocturno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora