Capitulo 36

1.6K 111 38
                                    

Oh por Dios. ¿Lo dije en voz alta? Y luego no importa porque sus labios están sobre los míos. Son tan suaves como parecen, pero fuertes también. O tal vez el beso es sólo fuerte, ansioso, porque es todo lo que siento, losé. Es como si me estuviera ahogando en él.
Cuando su lengua sale y se burla de la comisura de mis labios, estoy perdida. Hundida como un barco en el fondo del océano. Es extraño cómo sé qué hacer, como si hubiera hecho esto muchas veces antes. Mi boca se abre, nuestras lenguas se encuentran, primero tentativamente y luego con la necesidad ansiosa de vuelta. Saboreo la menta. Huelo el jabón y el océano. Me estremezco cuando la mano en mi cabello me acerca a él.
Dentro y fuera. Dando y recibiendo, nuestras lenguas hacen una danza que es extraña y familiar a la vez. Cuando su otra mano toca mi cadera, mis brazos se envuelven alrededor de su cuello. Lo quiero más cerca. Más cerca de lo que nadie más ha estado de mí. Y él lo está, pero luego de uno, dos besos gentiles y carentes de lengua, se separa de mí.
La frente de Samuel cae y descansa contra la mía.

-¿Por qué nos tomó tanto tiempo hacer eso?

***
Han pasado algunos días desde nuestro primer beso. Digo primero porque... lo hemos hecho mucho después de eso. Siempre estoy incómoda y nerviosa, pero el segundo que sus labios tocan los míos, todo lo demás se derrite. Y tenía razón. Definitivamente hay un cambio de vida antes y después de besar. No hace falta decir que la vida después del beso está hecha de cosas asombrosas, aunque mi cabeza todavía esté un poco confusa por todo lo que está pasando. Que a este maravilloso y sexy chico le gusta besarme. Que le gusta pasar el tiempo conmigo.
Es como ganar la lotería. Una de esas cosas que serían geniales que pasaran, pero nunca crees realmente que lo harán y luego ¡bam! Tu vida entera cambia.
La cosa es que, no es sólo porque él sea una cara bonita, tampoco. Si eso fuera todo, no me importaría. No lo desearía.
Que lo hago.
Mucho.
Pero en la típica moda de los chicos, aparte de besarlo y tomarnos de las manos, no tengo idea de si lo tengo. ¿Estamos saliendo? ¿Es mi novio? ¿Soy la chica secreta con la que le gusta juntar los labios en privado? Todas estas preguntas dan vueltas alrededor de mi cerebro creando un tornado tan fuerte que estoy sorprendida que el Centro Nacional del Tornado no emita un boletín con todos los puntos.
Sí, me estoy volviendo así de loca.
Hoy es día de gimnasio así que no corrimos esta mañana. Oh, y resulta que también es mi día de pesarme. Es raro porque ni siquiera estoy nerviosa. No me malinterpreten, espero haber hecho algún progreso importante, pero comparado con el limbo de Samuel en el que estoy, no tengo la energía de volverme loca, preguntándome qué dirá el número o qué pensará él sobre eso.
Cuando llego, Samuel me está esperando como siempre. No ha habido besos en las instalaciones de "Pongámonos físicos". No estoy segura de si es porque él está avergonzado de mí, o porque besarte con tu cliente probablemente no sea la cosa más profesional del mundo.

-Hola. -Samuel me dirige esa sonrisa tan juguetona que tiene, una que espero sea mi sonrisa.
-Hola. -Él sostiene la puerta abierta para mí. Esta vez camino a su cubículo primero, sin tener que ser arrastrada allí.
-De acuerdo, ¿estás lista para esto? Va a estar bien. Lo sé. Así que no te estreses, ¿está bien? -Está parado en frente de mí con una remera negra con letras verdes que dice "Pongámonos físicos".
-En realidad, no estoy... -La caminata extra que hice esta semana aparece en mi mente. Cuando corrimos. Las oportunidades que tuve de hacer trampa para comer y no lo hice. He trabajado duro. Él me ha hecho trabajar duro y sin importar qué números digan, estoy tratando de enfocarme en eso.
-Bien. Vamos a medirte primero. -Lucho contra un escalofrío cuando sus dedos se deslizan por mi brazo más allá de lo necesario mientras me mide. No pregunto ni miro los números, enfocándome en cómo se siente su piel contra la mía mientras él pasa de un brazo al otro. A mis piernas, a mi cintura... de acuerdo, la cintura se siente más agradable. Justo como cuando nos besamos, todo lo que siento y sé es él.

-Espero que tus ojos no estén cerrados porque estás asustada.

¿Mis ojos están cerrados? Los abro rápidamente.

-No... sólo estoy cansada. -Sí, seguro, más bien hipnotizada por sus manos.
-¿Quieres los números?
-No lo sé, ¿los quiero?
-Creo que sí. Vamos. Dime que los quieres, __(tn) Lee.

Amo la manera en que me habla. Cómo siempre es burlón y juguetón. Además, es algo genial que él tenga su propio nombre para mí y suena tan ardiente cuando lo dice.

-Por favor, como si tuviera la fuerza de voluntad para no saberlo.

Samuel baja la mirada, luego me mira a través de sus espesas pestañas. Sus cejas suben y bajan y luego sonríe.

-Has perdido siete centímetros y medio de tu cintura sola.

¿Siete centímetros? ¿Siete centímetros? Quiero saltar y abrazarlo, pero no puedo. No aquí. Además, todavía no soy lo suficientemente valiente para iniciar el contacto físico, así que en su lugar aplaudo con mis manos, levantándolas a mis labios.

-¿Siete centímetros? Oh por Dios. Eso es bueno, ¿verdad? Parece bueno.
-¡Demonios, sí, es bueno! Ahora pon tu trasero en la báscula. Tengo el presentimiento de que estarás feliz con los resultados allí también.

Brevemente me pregunto si él también quiere abrazarme. O besarme. ¿Quiere celebrar conmigo de la misma manera que yo quiero hacerlo con él? Eso espero.
Tratando de enfocarme en el punto central de todo esto, me paro sobre la bascula , mirando las manos de Samuel mientras deslizan los pesos arriba y abajo en la balanza. ¿Qué? ¿Estoy leyendo bien?

-En total has perdido dos kilos doscientos exactamente. ¿Cómo se...? ¡Uf!

Esta vez, no puedo evitarlo. Me lanzo sobre él. Samuel me atrapa, riendo y abrazándome. No es como si hubiera roto un récord y sé que todavía queda un largo camino por recorrer, pero santa mierda. ¡He perdido dos kilos y más de siete centímetros!

-Um, creo que se siente bien y aunque tú te sientas muy bien, tenemos una audiencia.

Me congelo, el calor fluyendo a mis mejillas.

-Oh, lo siento -Me separo de él-. Sólo estaba emocionada.

Samuel me guiña un ojo.

-Está bien. Vamos, pongámonos físicos.

No somos más que profesionales por el resto del entrenamiento. Samuel hoy me hace hacer nuestra rutina de piernas, contando cada uno de mis tiras y empujes, diciéndome lo bien que lo estoy haciendo. Cada vez él escribe mi progreso en su libreta y luego pasamos al siguiente.
¿Está parado más lejos de mí que de costumbre? ¿Burlándose menos de mí? Estoy exagerando. ¿Lo estoy? ¿Está molesto porque me pegué a él como si yo fuera de la elite de Hillcrest High y él Billy Mason?

-Buen trabajo hoy, y en serio, estoy orgulloso de ti -me dice Samuel mientras caminamos a la puerta. Estoy a punto de decirle gracias y adiós cuando él mira a la Supermodelo que ahora conozco como Molly y dice:

-Voy a tomarme un descanso. Volveré en diez minutos ¿de acuerdo?

Oh no. Está molesto. Lo arruiné todo y ahora lo que sea que teníamos entre nosotros ya está terminado. Molly le dirige una sonrisa y salimos afuera.
Cuando llegamos al aparcamiento, tiro mi bolso en el asiento de acompañante y cierro la puerta, tratando de ignorar el hecho de que sé lo que se viene.
Porque eso es. El dicho "¿demasiado bueno para ser cierto?" Totalmente un hecho. Me apoyo sobre mi auto, cruzándome de brazos como si no me importara. No lo hago. Sabía que esto pasaría de todas formas.
Samuel da un paso hacia mí. Cerca como siempre, pero parece nervioso.

-Estaba pensando y... bueno, tal vez ya no sea la mejor idea que siga siendo tu entrenador...

✖✖
Si quereis saber cuando voy a subir capitulo de esta novela o la otra que tengo, podeis ir a mi muro, ay estaran los dias.

ENTRENADOR PERSONAL; Vegetta777 -ADAPTACIÓN-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora