Siguieron pasando los años, y Akiko consideró que había llegado a cierto equilibrio en su vida. La situación en la oficina se mantenía controlada, y Tobio ya no parecía reclamarle atención, por lo que asumió que los pequeños momentos que compartía con él y Miwa era suficiente.
Tobio se comenzó a tomar en serio el deporte, así que practicaba cada vez más, lo que hacía que el orgullo de su madre creciera. Al inicio cuando dijo por primera vez que quería dedicarse profesionalmente al volley, ella temía que su hijo estuviese confundiendo una carrera con una simple afición. Sin embargo, la disciplina y dedicación de Tobio eran impecables, por lo que Kazuyo le afirmó que él podría tener un brillante futuro en el mundo profesional. Para ella era un alivio que su suegro, quien había sido jugador profesional, orientara al niño, porque ella no sabía nada de ese mundo y no podría haberlo hecho.
Sin embargo, como si la vida se empeñara en patearlos en el piso, Kazuyo comenzó a deteriorarse de un día para el otro, hasta que terminó en el hospital. Los médicos hacían pruebas tras pruebas, pero no lograban identificar que ocurría con él, hasta que llegaron al punto en que lo único les quedaba por hacer era lograr que los últimos días de Kazuyo fueran los más cómodos e indoloros posibles. Por esta razón, el hombre le pidió a Akiko si podía quedarse en su hogar por los días que le quedaban.
"Por supuesto, sería un agrado tenerte en nuestra casa, Kazuyo-san. ¿Pero no estarías más cómodo acá en el hospital, o tal vez en tu casa?"
"Quiero aprovechar el tiempo con ustedes lo más posible. Además, no creo que valga la pena seguir pagando el hospital a estas alturas."
"Por favor, no te preocupes por eso." Le dijo la mujer casi suplicante. "Solo me importa que estés cómodo y tranquilo." Al oírla, él lanzó una risa.
"Cuando dices eso me recuerdas un poco a Hiro..." Akiko sonrió con nostalgia ante las palabras de Kazuyo.
"Hiroki siempre se preocupó mucho por el resto... Igual que tú. Siempre doy gracias a la vida que pude conocerlos. No habría podido salir adelante sin ti después de todo lo que pasó."
"Recuerda que esos niños son mis nietos, y tú hiciste enormemente feliz a mi hijo... Te quiero como si fueses mi hija." La mujer tomó su mano, mientras sonreía emocionada. "Además, Hiro contaba con que cuidara de ustedes."
Ella no quiso preguntar más sobre eso, y pronto terminaron su conversación para que comenzaran los trámites para trasladar al hombre hasta su casa.
Esta decisión implicaba explicar lo que ocurría a Tobio y Miwa. La joven intuía que algo pasaba, por lo que cuando le contaron el diagnóstico de los médicos, solo fue a abrazarlo.
"Espero que estés preparado para que te mimemos, abuelo."
"Bueno, eso no me molestaría." Dijo él riendo animosamente. Sin embargo, Tobio era otra historia.
"No... Tiene que haber un error... Hay-hay que llevarlo a otro hospital..." Pronunció temblorosamente mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Akiko se acercó a él para abrazarlo brevemente, y aunque se dejó abrazar, no le correspondió.
"Cariño, le han hecho todas las pruebas que debían. No hay nada más que podamos hacer."
"Pero... Pero... ¿Por qué tú, abuelo?"
"Ay, Tobio..." Esta vez fue Kazuyo quien se acercó al joven. "Estoy viejo." Le dijo como si fuese explicación suficiente. "Y quisiera pasar mis días con las personas más importantes para mí." Cuando el hombre terminó de hablar, Tobio se movió rápidamente para abrazarlo con fuerza mientras lloraba desconsoladamente. "Ya, ya... Que no quiero verlos tristes."
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Punto de Inflexión [Oikage]
FanfictionKageyama lleva una vida normal. No era la mejor que existía, pero podía manejarse con ella. Tenía su rutina y un futuro ya planeado en su mente. Sin embargo, llega un momento en el que nos cuestionamos si podemos seguir con la misma dinámica, e incl...